El paso de Joselito el Gallo por tierras de América, fue cuando El Coloso de Gelves tomó la decisión de abandonar España. La muerte de su madre y el rechazo de su amada pretendida fueron suficientes motivos para tan drástica determinación. Se trataba de las dos mujeres más importantes en la vida del gran Joselito, la muerte de la madre y el rechazo de la novia, motivos que provocaron la determinación de venir a América…
Gallito puso fin a la temporada en Madrid, en un festival de la Asociación de Picadores, sirviéndole de peón de brega a su fiel Blanquet en Sevilla, y matando dos novillos en el Festival de la Esperanza de Triana.
El ocho de noviembre de 1919 Gallito se embarcó en el vapor Infanta Isabel, y antes de desembarcar en el puerto peruano de El Callao, llegó a pisar tierra cubana en La Habana, ciudad taurina para la época donde fue objeto de grandes agasajos por parte de aficionados cubanos y españoles que se sentían deslumbrados ante la presencia del dios del toreo, en tierras del Caribe…
Mes y medio demoró la travesía de los buques que llevaron a Gallito a Lima, donde cumplió su única temporada en América…
Las fotos de la época nos muestran a José ataviado rigurosamente de negro, de luto por su madre Gabriela Ortega. Llegó Gallito a Lima cuando aún retumbaba el eco de los triunfos de Juan Belmonte en Acho dos años antes, en la temporada de 1917.
La empresa que contrató a Gallito fue la de los hermanos Botto, Joselito debutó en Acho el 14 de diciembre de 1919 con Curro Vásquez e Isidro Martí Flores, torero que moriría en Caracas en 1921 como consecuencia de una cornada en el pecho en la plaza de Beziers.
Aquella fecha histórica para los anales del toreo americano se lidiaron toros de La Rinconada de Mala, propiedad del ganadero don Jesús Assín. La corrida fue mala, los toros muy mansos y las protestas del público ante lo que consideraron un fiasco, se tradujeron en los gritos de ¡Viva Belmonte!
Manifestaciones que herían con profundidad el orgullo del coloso de Gelves…Otra mansada de Assín fue la corrida para la segunda actuación de Joselito en Lima; que esta vez alternó con Angelete y Curro Vásquez. Una gran tarde de Gallito, que se impuso a los mansos de señor Assín, cortando una oreja en el primero y las dos del quinto, además de tres vueltas al ruedo.
Gallito abandonó Acho cuando la gente, el público, la apasionada afición limeña le gritaba, a manera de desagravio: Viva Joselito…
Gallito, en su tercera actuación, también con reses de La Rinconada de Mala, fue ovacionado. Le acompañaron Isidro Martí Flores y Angelete…
El cuatro de enero se presentó con toros de Celso Vázquez, ganado de Veragua, que resultó muy bravo. Gallito cortó cuatro orejas en compañía de Flores y Angelete. Su quinta actuación fue un mano a mano con Manolete —el padre de Manuel Rodríguez Sánchez— con toros de Celso Vázquez.
Importante la fecha del 19 de enero, porque aquella tarde Joselito lidió toros mexicanos de Piedras Negras. Ganado de tan ridícula presencia, tan chiquitos y tan mansos, que provocaron un escándalo tan grande, que la corrida tuvo que suspenderse al lidiarse el tercer toro para evitar alteración del orden público. Los aficionados lanzaron al ruedo sillas y butacas, y hasta ellos mismos se lanzaron al redondel limeño para protestar por lo malo del ganado.
El 25 de enero de 1920 los toros de Celso Vázquez fueron mansos y no mejoraron el ambiente de desagrado que existía entre los aficionados de la capital peruana. La octava actuación de Gallito en Lima fue un mano a mano con Curro Vázquez, con toros de Assín.
Asistió el para entonces presidente del Perú, Augusto Leguía, que el año anterior (1919) había ascendido al poder por un golpe militar y se había convertido en un dictador. Fíjese, amable lector, que no hubo toque de queda, o por lo menos no se suspendieron los espectáculos a raíz del golpe, ya que la corrida de Lima se realizó con toda normalidad.
El mandato del dictador Augusto Leguía se prolongó hasta 1930 cuando fue derribado por la revolución.
Gallito le brindó al dictador la muerte del primer toro, astado al que le cortó una oreja.
El ocho de febrero fue su beneficio, por él cobró 110 mil pesetas. Gallito había cobrado 35 mil pesetas por cada una de sus anteriores actuaciones. Joselito actuó en solitario, lidiando toros cruzados con sangre del Olivar. Cortó cinco orejas y un rabo, y el toro de reserva lo cedió al novillero peruano Alberto Fernández Cachucha.
Todavía tuvo otra actuación Joselito en Lima, y fue la del 12 de febrero que toreó un festival y le cortó una oreja a un toro mexicano de Piedras Negras.
Salió de Lima, por el puerto de El Callao y llegó a Valparaíso por vapor; de Chile a Buenos Aires cubrió el trayecto por ferrocarril, y en Montevideo aprovechó la afición del hijo del presidente de la República, Baltasar Brum, que era presidente del Club Guerrita, para organizar un festival en una plaza de toros a las afueras de Montevideo. La fiesta de los toros ya se había prohibido en el Uruguay, de manera que el espectáculo se celebró en forma clandestina. Joselito lidió un novillo criollo y al día siguiente tomó el vapor a España. En Montevideo se armó un lío gordo cuando fue denunciado el hijo del presidente Brum por la Sociedad Protectora de Animales, de haber contravenido las ordenanzas.
El hijo del señor Brum dijo que bien había valido todo, con tal de haber visto a Gallito.
No sabía que había sido el último toro de Gallito en América. Ese año murió El rey de los toreros en Talavera de la Reina.
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