viernes, 15 de noviembre de 2019

RECUERDO AL Dr. OSCAR PALACIOS HERRERA, AFICIONADO Y CIUDADANO DE EXCEPCIÓN Por Víctor José López EL VITO

 
OSCAR PALACIOS HERRERA

Oscar Palacios Herrera  fue un destacado profesor universitario y maestro de generaciones de abogados, quien tuvo en sus manos manos  las riendas de la dirección del diario El Nacional y la orientación  como investigador del Derecho en el claustro universitario. Labor extensa, amplia y profunda que ha dado frutos importantes.

El doctor Palacios Herrera fue un muy buen aficionado práctico que llegó a vestir el traje de luces, por el puro gusto de sentirse abrazado por el símbolo más genuino de la torería.
Sin embargo, le recordaré al doctor Oscar Palacios como el columnista taurino «Regaterín», culto y entendido escritor, aficionado taurino como estoy seguro él habrá querido que le recuerden por encima de los justos y brillantes honores académicos que sembró durante su vida ejemplar en las aulas universitarias y en los tribunales
La primera vez que tuve contacto con él fue a raíz de la suspensión de una corrida de toros en el Nuevo Circo de Caracas. Hubo un retraso en la llegada del ganado a la plaza y los miembros de la Comisión Taurina habían acordado suspender el epectáculo. El doctor Palacios llegó minutos más tarde que Perroni, el Secretario de la Comisión Taurina informara a los medios la decisión. Al enterarse el doctor Palacios de lo acordado por la autoridad dijo: “Se ha cumplido con el Reglamento”. 
Oscar Palacios era miembro de la Comisión Taurina de Caracas antes de encargarse de la Dirección del diario El Nacional, en su momento uno de los más importante de América. Recién encargado de la dirección me llamó para ofrecerme el cargo de Cronista Taurino del gran periódico de Puerto Escondido. Cargo que no acepté. También lo harían los doctores Arturo Uslar Pietri y Ramón J. Velásquez. Siempre preferí mantenerme fue a la tribuna de Meridiano.
Palacios Herrera firmó como «Regaterín sus escritos taurinos en El Nacional, artículos que convirtieron en dichoso pozo de estética literaria y de historia  un espacio semanal “calmando sus ansias de novillero” tal y como diría el maestro Agustín Lara. 
Oscar Palacios, con el seudónimo de «Regaterín», nos brindaba semanalmente lecciones taurinas, deliciosamente escritas, con aparente superficialidad literaria aunque con rigurosa profundidad taurina. Intentó mantener el seudónimo en el anonimato, secreto que el doctor Carlos Villalba, para la época cronista del diario, fue su cómplice. Sin embargo Oscar Palacios fue descubierto y con una rabieta puso punto final a la vida del «Regaterín» literario.
Antonio Aparicio, luminoso poeta y taurino brillante, dijo en su introducción al libro «A paso de banderillas»:
— Esta filosofía taurina de “Regaterín”, es de excepcional interés aleccionador, al producirse en una época como la nuestra en la que el estado y la situación de la fiesta son de confusión angustiosa.

La situación sigue siendo igual de angustiosa y no mejora la confusión. Oscar Palacios Herrera  de joven supo manejar con donaire el percal y la muleta, la cátedra del Derecho y el sentido de la amistad. dignificar la fiesta de los toros. Algún día su semilla ha de germinar.

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