miércoles, 27 de noviembre de 2019

NI TAN GRANDE NI TAN FRIO Por Víctor José López EL VITO





Publicado en 
REPORTERO TAURINO

En sus detalles no conocía la anécdota a la que hizo referencia Oswaldo Pérez Estévez, en su amena columna "Avisos y Pinchazos"; y es que todo lo referido a Marcial Lalanda ha sido tamizado por algunos colegas que han escrito la historia del toreo, que ha llegado a nuestros días la imagen de Marcial con tanto refinamiento a la que sólo le faltan alas para ser Ángel.
Pérez Estévez se refiere a la tarde que Marcial Lalanda hubo de ponerse de hinojos en el ruedo de Bilbao,  para solicitar clemencia de un público enfurecido y  atizado por unas declaraciones que días antes había dado a los revisteros de entonces  el califa cordobés Rafael  Guerra "Guerrita". 
Marcial Lalanda, que vivió en la profesión una de las carreras más dilatadas (1920-1942),  fue protagonista de muchos hechos importantes en la política de la fiesta; vivió a caballo la transición entre la República y el Franquismo y fue determinante en algunos prolegómenos de la Guerra Civil Española.
Fermín Espinosa "Armillita Chico" fue un torero muy incómodo para Marcial Lalanda. Convertido el "Joselito Mexicano" en el favorito de los públicos españoles y diana de las alabanzas de Juan Belmonte, no era nada cómodo su presencia para el madrileño. El poderío, la largura y  maestría, con la graciosa  facilidad como ejecutaba las suertes Fermín "Armillita", atizó una conspiración de envidias, mediocridades y sin razones que lideró Marcial Lalanda. El movimiento contó con el apoyo de otros maestros de la época, entre ellos Domingo Ortega.
Lo de "Armillita" cobró en un momento tal preponderancia que se vistió de colores políticos, siendo el maestro Fermín persona totalmente ajena a tales circunstancias por su juventud, condición de extranjero y, en especial, por su carácter. Aunque en su trato personal hacia Fermín Espinosa, Marcial siempre se manifestó afectuoso y respetuoso.
Lalanda fue, con demasiada frecuencia, sometido al arrollamiento de "Armillita Chico".
El 24 de junio de 1934 en Barcelona, con toros de Vicente Martínez, "Armillita Chico" estaba anunciado con Juan Belmonte y Marcial Lalanda. Esta fecha, dato curioso para usted paciente y amable lector, desapareció del compendio de datos que el propio Marcial y el escritor Andrés Amorós hacen un apéndice del libro biográfico que editó Espasa-Calpe sobre el torero de Vaciamadrid.
Juan  Belmonte, aquella tarde calurosa del 34, dio una vuelta al ruedo en el primer toro de Vicente Martínez; Lalanda le cortó las orejas, el rabo y una pata al segundo de Martínez, y "Armillita"  al tercero, le cortó una oreja. 



En los dos toros siguientes, Belmonte y Marcial estuvieron bien, pero... ¡Salió Clavelito...!
Clavelito, quinto de la tarde, con el hierro de Veragua en el lado de la garrocha, castaño cornidelantero, cinqueño y bien armado, también de la ganadería de don Vicente Martínez, fue recibido por Fermín Espinosa "Armillita Chico" con lances a la verónica. Sacó a Clavelito del caballo con un quite  por tapatías en el primero de los cuatro puyazos que recibió el bravo toro; hizo otro quite por faroles luego de que tanto Belmonte como Lalanda habían participado en sus respectivos quites. En banderillas el que llamaban "torero frío" calentó a los culés de tal manera que el público presente no volvió a sentarse en sus asientos en lo que quedó de festejo. "Armillita Chico" le cortó a  Clavelito las dos orejas, el rabo, las  cuatro patas y ¡las criadillas! Algo nunca visto en el toreo, y al  lado de dos grandes toreros... ¿Frío "Armillita"?
Lalanda, hombre de despachos, tertulias, buenas relaciones, no soportaba el imperio del indio en la propia España, y conspiró. Conspiró con Ortega, con La Serna, con todos menos con Belmonte. Juan calificó a esta conspiración contra el torero mexicano "El boicot del miedo", y con ese calificativo  pasó a los anales del toreo ese negro capítulo de la fiesta de los toros que puso en medio de los toreros todo el océano Atlántico.
El punto final del penoso incidente fue cuando Lalanda y Ortega torearon con Fermín en Bilbao, la víspera de la presentación  de Fermín Espinosa "Armillita" en Madrid. Viajaron  los tres toreros en el tren  Bilbao a Madrid. Jugaron cartas, cenaron y charlaron toda la noche. Al mediodía los hermanos de Ortega y de Lalanda le participaron a las autoridades en la plaza de Madrid que sus "maestros" vetaban al torero mexicano... Estos detalles en la vida de Marcial han sido tamizados como el del perdón de hinojos en Bilbao,  al que se refiere Pérez Estévez en su columna del lunes. Detalles muchos, los que ocultan, porque ni Marcial fue tan grande como reza el pasodoble, ni "Armillita" tan frío como escribieron los que se asaban con sus triunfos.

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