Por Víctor José López
EL VITO
Conocí a Eloy Cavazos en Monterrey, México, en octubre de 1969, la tarde que actuó en compañía de Manuel Benítez "El Cordobés" y Manuel Capetillo con toros de Pastejé, toros de la ganadería que en ese momento era propiedad de un gran aficionado y un gran hombre y de un taurino muy ligado a la histórica ganadería de La Punta: don Paco Madrazo.
Eloy actuaría al día siguiente mano a mano con Currito Rivera, en Torreón logrando un triunfo de apoteosis ya que cortó seis orejas y un rabo.
Monterrey me impresionó como ciudad de desarrollo industrial y su plaza, su ambiente, me emocionó porque esa corrida qué la primera corrida de toros que presenciaba en México. Fue el primer paso de un camino de afecto hacia una nación, respeto y admiración a su Fiesta de toros, cuna y nicho de grandes amistades entre la maravillosa gente del toro de México.
Con el tiempo tendría el privilegio de ser testigo de la transformación urbana de la Sultana del Norte, una gran ciudad que descubrí por la fama de sus toreros: Lorenzo Garza, los hermanos Luis y Félix Briones, Raúl García, Manolo Martínez y Eloy Cavazos. Caso curioso el de Monterrey, sin tener ganaderías ha reunido un grupo de muy buenos toreros: Garza, Briones, Manolo Martínez, Raúl García, Eloy Cavazos...
La vida de Eloy ha sido un ejemplo de constancia, superación y responsabilidad. El torero nació en la Villa de Guadalupe, pueblo que crecería en fama con su preclaro hijo. Era la Villa un caserío aledaño a la gran ciudad. Su padre, don Héctor Cavazos, era conserje de la placita de toros que servía de habitación a la familia. Contaba Eloy que había nacido en una casita de adobe, igual que los ranchitos campesinos de Venezuela el 1950 Sus paredes hechas de pasto seco y de barro que luego sostenían con pedazos de caña.
–Ni nací envuelto en pañales de seda, decía Eloy, ni conocí de escuincle los consentimientos y gustos que le dan los padres a sus hijos. Llegué al mundo en una choza el día de San Luis Rey, 25 de agosto del año de 1950. Pasamos mucho trabajo en la familia. Una familia numerosa. Soy el quinto de los Cavazos-Ramírez, ¡y somos nueve hermanos! Ramiro es el mayor, luego Héctor, que murió, Saúl, José Angel, después de mí, David (Vito, banderillero) Toñita y "El Chiripazo", que es el menor, Juan Antonio. - En la plaza nos aliviábamos porque no teníamos que pagar renta y papá no tenía empleo. Estaba desempleado, "en el paro" como dicen en España.
Allá, en la placita de la Villa de Guadalupe, nació la afición por la más bella de las fiestas en el alma de Eloy Cavazos. Más que afición, era pasión por una profesión que le daría todo en la vida. En especial el reconocimiento del mundo.
–Papá, antes de ser guardaplaza de la Villa de Guadalupe, había sido pintor de cruces en el Cementerio Municipal de Monterrey. Aquella casucha de paredes de barro y techo de lata, que era nuestra casa, estaba al lado de la caballeriza y de los corrales de la plaza de toros. Durante el verano era calurosa y se llenaba de plaga y de ratas.
–Noches había –narra Eloy–, en que mi pobre madre se pasaba horas y horas espantándonos los moscos con una rama de mezquite y embarrándonos de petróleo –cuando había– para que los bichos no nos picaran. Dormíamos sobre petos de caballos y mantas para mulillas. Pero el ambiente de la placita hizo que naciera mi afición. Con los toreritos que iban a entrenar a la plaza de la Villa de Guadalupe aprendí a jugar al toro, a torear de salón, a hacer ejercicios. Un novillero de nombre "El Pony" me regaló para Navidad un capotito, un capote de torear que serviría para que ganara mis primeros pesos como torero.
Eloy toreaba de salón antes de los festejos de la Villa, en la puerta de la plaza, y los aficionados le regalaban dinero cuando terminaba. Era tanta la pobreza de la familia Cavazos Ramírez que esos centavos significaban mucho para el sustento diario de los 11 miembros del clan.
Pero llegó la tragedia en casa de los Cavazos. El hermano mayor de Eloy, Héctor, murió en un lamentable accidente, cuando cazaba palomas y se le escapó un disparo de la escopeta. Laboraba en una casa de comercio llamada Te de Malabar, y sus patrones, conscientes de que Héctor era el sustento de la familia, le ofrecieron el trabajo a Eloy, amigo de los hijos de los propietarios. Como no había ido a la escuela ni sabía oficio alguno para poder desempeñar un cargo, se convirtió en "maestro taurino" de los muchachos, porque ya para esa época Eloy distraía a los parroquianos con sus faenas de salón. Así, los 145 pesos que Héctor ganaba a la semana continuaron llegando a la conserjería de la plaza de toros de la Villa de Guadalupe. Un día los hijos de los patrones fueron invitados a un tentadero en casa del ganadero Eleazar Gómez, donde los maestros de la faena campera eran Raúl García y Jaime Bravo.
–En la ganadería de Eleazar Gómez conocí a Fernando Elizondo,cuenta Eloy.
Elizondo se entusiasmó con Eloy Cavazos. Tan diminuto, tan gracioso, valiente y enterado. Quiso cerciorarse Fernando de las condiciones de Eloy y le invitó a la ganadería de Cuco Peña, en Laredo, para que matara un semental. Convencido de que Eloy podría ser alguien, Fernando Elizondo le preparó algunos tentaderos a Cavazos y algunas novilladas. Elizondo tenía un socio, el venezolano Rafael Báez, con el que llevaba algunos matadores de toros, como era el caso de Jaime Bravo. La presentación de Eloy Cavazos fue por una sustitución que hizo en la cuadrilla de niños toreros, anunciada como Los Monstruos. Falló un muchachito y Eloy se metió en el cartel. Fue su primera experiencia, y no le fue mal. Al domingo siguiente le anunciaron mano a mano con el Santacruz, dos becerros y dos vacas. El éxito le abrió las plazas de la región y llegó a torear más de sesenta festejos. Calas, llaman en México, a las becerradas con vacas que antes de ir al matadero, o ser sacrificadas por los ganaderos de lidia, son aprovechadas por los aspirantes a novilleros para su formación.
–Papá había sido mi primer apoderado. Como becerrista fui a muchas plazas y gané unos pesitos con lo del "monterazo"; pero llegó el momento en que escasearon los "astados" y había que llevar lana a casa... Así que cambié la muleta por la caja de bolero y "a dar bola" – que es como llaman en México el oficio de lustrar calzado.
–Hasta que conocí a don Fernando en casa de don Eleazar. En México, casa de Elizondo, conocí a Rafa. Había una reunión, una fiesta, casa de Fernando, y como no debía trasnocharme, para estar siempre preparado y hacer bien mis ejercicios, Elizondo decidió que me fuera a casa de Rafa, en la calle de Pilares. Rafael y su esposa Betty vivían en un apartamento muy amplio. Al principio no me gustó la idea. Eso de que un venezolano y una gringa fueran mis cuidadores, no me parecía que iba bien con la idea que tenía de ser torero. Con el tiempo comprendería cuán equivocado estaba. Betty ha sido una de las mejores personas que he conocido en la vida; y de Rafa, ¿qué te puedo decir? Mi amigo, mi compadre, algo más que un apoderado. Nunca hemos firmado un documento. Jamás hemos hecho cuentas, y ya ves... Por fin, a pesar de su diminuta apariencia que le impedía meter la cabeza en las plazas de toros, Elizondo y Báez convencieron a don Nacho García Aceves, empresario de la plaza de toros El Progreso de Guadalajara, para que Eloy Cavazos hiciera su debut como novillero. Nacho García no quería contratar a Eloy porque lo veía demasiado chico.
–¡Es muy escuincle el chavo!
Eloy salió en hombros de Guadalajara y cuando salía por la puerta grande, vio entre los curiosos asombrados a don Nacho; y le gritó: “Don Nacho... ¿Verdad que ahora no soy escuincle?”.
Cuenta Eloy que esa novillada no la vio Báez.
La primera vez que Rafael Báez vio torear a Eloy Cavazos fue en Camino de Guanajuato que pasas por tanto pueblo no pases por Salamanca que allí me hiere el recuerdo. Vete rodeando veredas, no pases porque me muero. Una novillada que tenía mucho ambiente entre los aficionados de León porque anunciaban un encierro de lujo, de la ganadería del Lic. Alberto Bailleres.
Cuenta Eloy que después de la novillada, Rafael "me dijo de plano que no le había gustado nada. Lo que me provocó honda pena". Pero Rafael Báez sabía que estaba frente a un torero importante, a pesar de que en León no le había gustado. Eloy entrenaba muy fuerte todos los días, mientras que Báez le conseguía novilladas.Fueron 47 novilladas antes de presentarse en la Monumental de México.Una de las metas que se habían trazado en esta primera parte de la carrera de Cavazos... Aquella temporada, el as de los novilleros era Manolo Martínez, otro novillero de Monterrey. Se hablaba mucho de Ernesto Sanromán "El Queretano" y de El Sepulturero.
–No teníamos dinero para comprar un traje decente para presentarnos en la Plaza México. Betty, la mujer de Rafa, fue al Monte de Piedad, en El Zócalo, y empeñó todas sus prendas. Lo hizo sin que nos enteráramos. Cuando Rafael lo supo, cogió un berrinche que ni te imaginas. La pagó conmigo. No me hablaba, y cuando me dirigía la palabra era para recriminarme algo.
Eloy Cavazos, con gran expectativa, se presentó en la Monumental, el 12 de junio de 1966. Toros de la ganadería michoacana de Santa Martha. El novillo del debut se llamó "Trovador". Completaron el cartel aquella memorable tarde en la carrera de Eloy Cavazos, Leonardo Manza y Gonzalo Iturbe... Cortó dos orejas, salió a hombros y su cartel, que estaba muy alto, llegó a las nubes. Cavazos se cotizó mucho y muy pronto. Era un gran atractivo para las empresas, pero no volvió a la México, sino para confirmar laalternativa de matador de toros que recibió el 28 de agosto de 1966 en Monterrey de manos del leonés Antonio Velásquez y con Manolo Martínez de testigo y el toro Generoso, número 69 de San Miguel de Mimiahuapan.
La confirmación fue en el 20 de mayo de 1968 siendo el padrino Alfredo Leal y testigo Jaime Rangel, con el toro Talismán de Chucho Cabrera.Eloy cortó tres orejas y se ganó "El Azteca de Oro", como triunfador de la temporada. En aquella temporada, la México presentó 14 festejos; y fueron contratados al Derecho de Apartado y en corridas sueltas, los matadores Manuel Capetillo, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Raúl García, Mauro Liceaga, Jaime Rangel, Chucho Solórzano, Alfonso Ramírez "Calesero Chico", el maracayero Adolfo Rojas, uno de los buenos torerosvenezolanos, que actuó en dos tardes y llegó precedido de gran fama tras su destacada campaña como novillero en la plaza Monumental de Las Ventas de Madrid, de la que salió varias veces en hombros. También estaban en el derecho de Apartado Raúl Contreras "Finito", Ricardo Castro, Antonio Lomelín, El Ranchero Aguilar, Antonio del Olivar, Fernando de los Reyes "El Callao", los venezolanos Curro Girón y César Faraco,Gabino Aguilar, Rafael Muñoz "Chito", Manolo Espinosa "Armillita", Leonardo Manzano y Joel Téllez "El Silverio".
Eloy ya con nombre propio entre los históricos de México, confirmó en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas el 20 de mayo de 1971 con el toro Retoño de José Luis Osborne, siendo el padrino Miguel Mateo “Miguelín” y testigo Gabriel de la Casa.Convertiría España en escenario de grandes triunfos, en especial Madrid y sus plazas de Vista Alegre y de Las Ventas donde fue el último mexicano que abriera la Puerta Grande. La tarde de su alternativa, como él mismo lo contaba “…el 20 de mayo del 71 – hace ya 48 años - toreando con Miguel Mateo Miguelín y Gabriel de la casa y corté dos orejas y abrí por primera vez la valiosa puerta para los toreros” .
Apenas tres días más tarde, con el sabor de la gloria en la boca, el 23 Cavazos se llevó la cornada más grave de las 20 que sufrió en su carrera... fue en el pecho, de 25 centímetros de profundidad, propinada por el toro 'Farolero' que le atravesó el pulmón: "es un milagro que haya salvado la vida", declaró entonces el célebre doctor Máximo García de la Torre, que contribuyó al prodigio. Con 70 años de edad este gigante de la 'Fiesta Brava' es recordado por su valentía... por su toreo con arte y alegría. Como aquel 23 de mayo de 1971, en que Eloy Cavazos creció... como sólo un torero se crece al castigo. Y helo acá, 48 años después... iluminado por el sol. Y con los pies en la arena.
FICHA PROFESIONAL
Su récord de por vida como matador de toros es envidiable. Corridas de Toros: 1907; Orejas cortadas: 3974; Rabos cortados: 708; Patas cortadas: 9; Toros Indultados: 38; Alternativas concedidas: 62. Asimismo, durante su carrera sufrió 20 cornadas y 14 fracturas.

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