sábado, 3 de agosto de 2019

A MI MAESTRO EL CIEGO MUÑOZ. Por Manuel del Prado




El día 2 de agosto se cumplieron 18 años de la ausencia física del maestro Jesús “El Ciego Muñoz”.
Parece una eternidad todo este tiempo, hay presencias físicas que forman un entorno de respeto y admiración y dan gusto cuando se les ve, es el caso del maestro Jesús, y cuando no se les ve se les extraña. Hay momentos cuando la calma impera y mi mente vuela, su imagen se presenta como cuando yo soñaba inspirado en su charla cuando él hablaba. Palabras llenas de magia así eran todas las tardes cuando las estrellas marcaban su presencia en el cielo y parpadeando, iluminaban la noche en su oficina o “la cueva” como él le llamaba. 

El maestro Jesús en momentos inspirados tomando la muleta imaginando tiempo y espacio citaba al toro y a crear se daba, con cuatro muletazo por los lomos, pies juntos y con un forzado de pecho, su tanda remataba su delgado cuerpo torero, cites marcaba y ahí venía una tanda por naturales, que con un molinete abelmontado adornaba, me parecía estar soñando; pues en esos tiempos así ya no se toreaba, y con los pases del kikiriki su lección terminaba. Que gracia, con su cuerpo las recias formas marcaba. – ¿Viste cómo se hace una Faena caminando, pudiéndole a la fiera? 

Se sentaba volteado hacia la ventana, mirando a su lucero que la noche le iluminaba, que momentos tan grandiosos que a mí alma inspiraba soñar con ser torero. Y la muleta me pedía que tomara, y yo bajó su mirada una faena trazaba.
Nada más, de acordarme de esos grandes pero ya lejanos momentos, el sentimiento me embarga. ¡Que bellos recuerdos! como extraño ¡Ya…. No tenerlos!
Y así fueron muchas veces cuando el descanso llegaba después de pasar las noticias a los periodistas que le hablaban, mirando hacia la ventana buscando al lucero que todas las noches lo visitaba, para robarle a la noche, la inspiración que le faltaba y llenaba su vida de bohemio, que con el baile disfrutaba.

Un gran amigo, un gran maestro, que se marchó pues un bohemio de su estilo, parece que faltaba en el cielo.
- ¿Tú también, le extrañas grandioso Lucero?
LA noche se alarga, esperando a Jesús, ¡su bohemio torero!
Con todo cariño al maestro de toreros Jesús Muñoz, de quien le recuerda siempre… 

Manuel del Prado

No hay comentarios:

Publicar un comentario