lunes, 8 de julio de 2019

PAMPLONA, LETRAS, MÚSICA Y PINTURA , Por Bardo de la Taurina

 

 Sin duda todos los meses tienen lo suyo, más julio, que tiene a su Carmen de Chamberí, aparte es calendario de Las Pamplonadas, las que San Fermín ha escogido pa’ que se le rindan pleitesía en su calidad de mártir, misionero, obispo y co-patrón de Navarra título que en mano a mano lleva con Pancho Javi (Francisco Javier), aunque no hay que olvidarse de San Saturnino, que también por ahí pisa fuerte como algo más íntimo del terruño, bueno pero la neta es que no se podría hablar completo de estas festividades sin hacerlo con estruendo de chupinazo del fanático, impulsor y escritor No 1, Ernest Hemingway con el que volveremos después de un vino o de un gin pa’ agarrar vuelo, ¿o que tal, de un Mojito o un Daiquiri? Que eran de los favoritos del personaje auténticamente de novela*.
Mas refirámonos a Pamplona que es divisa de Navarra que también fue Reino de La Comunidad Foral y que a miles de kilómetros de México aunque nos vaya a parecer extraño está ligada por los cordeles del arte, pa’ adentrarnos en ello hemos sacado del horno, un libro al que apuesto que ni los bibliófilos poseen y que se titula ‘Embrujo y Fantasía… Historias con Leyendas’, obra que saca a la luz el hecho ya referido de una más de las liga de España con México y más puntualmente con la capital del festín que sin duda lo es Pamplona.
A través de la obra literaria la que versa en torno a la música que brotó de la inspiración y la imaginación, tal vez más de esta última que de la primera del genio Azteca y Español que lo fue el maestro Agustín Lara, quien además de las piezas que dedicó a diversas ciudades españolas como algo único se volcó sobre Navarra escribiéndole y musicalizándole estrofas como; “Navarra, hembra cálida y bravía, Navarra, maja estampa tienes tú. – Mujer con el donaire, de la fiesta bella, en ti puso tu noche, su mejor estrella…”
Y ahora a más de ochenta años por esas cosas de los engarces del arte, el cual se ha dicho siempre encuentra con exactitud a sus hijos pródigos un mexicano Fco. Álvarez que es virtuoso en lo sensible, toma como fuente de inspiración a Navarra con su Pamplona la de la calle de la Estafeta, la curva de Mercaderes, el desfogue de la Telefónica, las losetas primorosas, los balcones coquetones, que miran y alientan, a las y los emisarios de lo temerario, en un fandango de vida y muerte, y por segunda ocasión, ya que la noche anterior la manada hizo el recorrido a la inversa, arreados solo por los pastores, a partir de la cuesta de Santo Domingo y una vez que pasaron la hornacina del santito, a tropel los cabestros y los toros bravos hacen bueno aquello que el músico-poeta Agustín escribiera; “Milagro de oro, seda, sangre y sol, en tu alma vibra, el símbolo español” y así el pintor Lariano busca abrir la Puerta Grande, bajo la iluminación de la imaginación, completando el recorrido en un derroche creativo del que ha emanado una pintura fantástica que jala desde los tiempos ancestrales en el recuerdo del camino a Santiago, la cinturilla entallada que provoca los sentidos, hasta los toros castaños hijos de la técnica mixta que también es atrevida con los cuales El jilguero del color nos entrega la más fresca estampa de una Pamplona que hoy también en los pinceles y los acrílicos, nos reafirma la fantasía del trazo ilimitado de un mexicano con sabor a festejo.
Por cierto decir que esa pintura y otras que andan arañando la treintena son las que aparecerán en el libro High Class sobre la Suite Española y los Pasosdobles del maestro Agustín Lara, pinturas firmadas por FcoÁlvarez, que han sido fotografiadas para la impresión y la digitalización por el artista de la cámara Jorge Matchain de quien solo bastaría con subrayar que fue él quien fotografió las obras en su momento pa’ los libros, compendios de los inmensos pintores de talla mundial Ruano Llopis y Pancho Flores que vieron la luz bajo el sello de Noriega Editores, y que al maestro Antonio Navarrete con su lente lo metió en la muleta hasta la portada de sus libros del adiós.
Volvamos pa’ complacer a quienes nos preguntan ¿Por qué y cómo ErnestHemingway se volcó sobre la Fiesta Brava y en específico sobre la de los cachirules colorados en los pescuezos sostenidos por las camisas blancas?, primeramente les diría que el gringo prodigioso que paso a ser universal, era sensible a las manifestaciones populares que se convierten en reflejo de espejo de un pueblo en el que también gustaba de mirarse, pero bueno, yo sugeriría que antes de leer las obras brotadas de la pluma bendita de quien fuera y sigue siendo símbolo de Pamplona, leyera algunos libros sobre la vida del personaje de los cuales ahí les van algunos títulos escritos por biógrafos y estudios y uno muy en especial que el mismo Hemingway escribió sobre algún pasaje de él mismo:
*‘Al romper el alba’ de Ernest Hemingway’ de Anthony Burgess, ‘Ernest Hemingway’ de David Sandison, ‘Hemingway en Cuba’ de Norberto Fuentes, ‘Hemingway, días de vino y muerte’ de Michael Atkinson, ‘Papá Hemingway’ de A.F. Hotchner y bueno aquí le paramos pa’ que se meta usted entre pecho y espalda varios whiskitos como lo hacía el master Ernest, antes de comenzar sus lecturas.

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