lunes, 18 de marzo de 2019

GOYA, BENLLIURE Y BARCELÓ en ell Museo de Las Ventas Por Antonio Lorca

Goya, Benlliure, Barceló... viven en Las Ventas junto a figuras del toreo

Gracias a las nuevas tecnologías, los toros se pueden ‘tocar’ en la sala inmersiva del museo

Este sagrario taurino ha adquirido, además, movimiento y vida gracias a las nuevas tecnologías; desde el pasado mes de febrero funciona la llamada ‘sala inmersiva’, un espacio de 22 metros cuadrados, flanqueado por tres pantallas gigantes que trasladan a los visitantes a la vida del toro en el campo, al ecosistema de la dehesa, y los convierte en testigos directos de las faenas más relevantes acaecidas en el ruedo madrileño.
Por el momento, se pueden ‘tocar’ los toros de la ganadería gaditana de Gavira y disfrutar con los triunfos de puerta grande alcanzados el pasado San Isidro por los diestros Alejandro Talavante, Alberto López Simón y Sebastián Castella. Pero este no es más que el comienzo de una inmersión en imágenes palpitantes, que promete nuevas y emocionantes entregas de campo y plaza, para que los asistentes al museo, la mayoría de ellos de nacionalidad francesa, seguidos a poca distancia por los chinos, se sientan aficionados y toreros virtuales a pocos metros donde los de luces se la juegan de verdad.


El Papa Pío V excomulgó a los príncipes cristianos que consintiesen las corridas de toros


Mientras los visitantes se asustan ante los astifinos pitones o se envalentonan junto a los heroicos espadas, reconocidos artistas duermen cada noche junto a figuras inmortales de la torería.
Este museo no es solo un ‘cementerio’ de recuerdos manchados de sangre o sentimientos. Hay objetos, muchos, referentes a toreros inolvidables, como Manolete, que cuenta con un rincón propio, casi un túmulo mortuorio, en el que figuran el traje, las medias, las zapatillas, la camisa, la montera, la castañeta y el corbatín que lució la tarde mortal de Linares; incluso la jeringa con la que se le hizo la primera transfusión de sangre en el hospital pone el detalle tétrico al histórico escaparate. Otra vitrina guarda el vestido de torear de Juanita Cruz, primera mujer que alcanzó la categoría de matadora de toros; capotes de paseo de Juan Belmonte, Bombita, Domingo Ortega, Juan Posada, Gregorio Sánchez…; trajes de Antoñete; Marcial Lalanda, Vicente Pastor…; monteras de El Espartero, Paquiro, Reverte…, cabezas de toros famosos, estoques, y hasta las tijeras con las que cortaron la coleta a Joselito tras su muerte en Talavera.
Y junto a los toreros y su avíos, los artistas…
El más conocido es don Francisco de Goya, cuya personal visión de la fiesta queda reflejada en 40 estampas grabadas al aguafuerte, que constituyen la denominada ‘Tauromaquia de Goya’, fechadas entre 1801 y 1815.


 El escultor Mariano Benlliure muestra su conocida obra ‘El encierro’, y Barceló dejó su impronta artística en el cartel de la gran corrida de Beneficencia de 1990.

Pero no son los únicos. También se pueden admirar obras de los pintores Daniel Vázquez Díaz y su famoso cuadro de Belmonte; Manuel Benedito y el dibujo a carboncillo del rostro de Joselito el Gallo, Roberto Domingo, Manuel Ortega, Francisco Reigón, Manuel Ortega, Antonio Carnicero, Antonio Lucas, Fermín Vázquez, Manuel de Cossío, Jano, Antonio Delgado Raya…, y otros desconocidos a quienes la historia les ha guardado reconocimiento en las imágenes de toreros tan sobresalientes como Manuel Domínguez ‘Desperdicios’, Curro Cúchares, Joaquín Rodríguez Costillares, Pedro Romero, Pepe Hillo, Lagartijo, Frascuelo…

En el siglo XVIII se prohibieron los juegos de pelota en el entorno de la plaza de Madrid

Escultores de la talla de Joaquín Roca Rey, Raimundo Cobo, Pablo Lozano, Sebastián Miranda, Eleuterio Mateos, Luis Sanguino, Raymundo Cobo, Manuel Revelles…
Y cartelistas como Arroyo, Úrculo, Pérez Villalta, Manuel Alcorlo y Alicia Ochoa.

Y el museo se completa con curiosísimos documentos históricos, entre los que destaca un ejemplar de la Bula del Papa Pío V, escrita en el siglo XVI, en la que prohibía la fiesta de los toros del siguiente modo: “Bula por la que se excomulga y anatematiza a los Príncipes cristianos que consintiesen las corridas de toros y a todas aquellas gentes que se solacen con ellas, negando asimismo sepultura eclesiástica a los que muriesen a consecuencia de las mismas”.


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El museo expone, también, “el repartimiento de balcones en la Plaza Mayor de Madrid para fiesta de toros con motivo del casamiento del Príncipe de Asturias, futuro Carlos IV, con María Luisa de Parma, en 1765”, el mismo que en 1805, siendo ya rey promulgó una cédula real “por la que se prohíbe absolutamente en todo el reino, sin excepción de la Corte, las fiestas de toros y novillos de muerte, con lo demás que se expresa”.

Ante la proliferación de los juegos de pelota en la plaza de toros de la Puerta de Alcalá (1749-1874), don Antonio José Galindo, del Consejo de Su Majestad Carlos III, dictó un bando prohibiéndolos “para evitar los considerables perjuicios que se causan a este edificio, desfigurando la fachada y descascarando mucha parte de sus paredes”.

Un cartel de seda anuncia las dos corridas que se organizaron los días 6 y 7 de noviembre de 1892 en Madrid para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América. Se lidiaron ocho toros cada tarde y los festejos tuvieron un carácter benéfico.

Todo esto y mucho más guardan las cuatro paredes del Museo Taurino de la Comunidad de Madrid, que en 2017 recibió 102.534 visitantes, y 106.390 al año siguiente, cifras que espera aumentar a partir de ahora con esa ‘sala inmersiva’ que pretende acercar los toros y los toreros a quienes demuestren curiosidad y valor.

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