México y anexas…
Las Bardianas
Es obvio, que si el mundo fuese de colores, la vida estaría coronada por el Arco Iris de la fantasía, esa que se hace acompañar de la alegría y que aún es más inmensa para los amantes del arte activo cuando cobra vigencia en la arena donde el sol, es oro, presto a recibir a su rey el Toro de lidia, que es majestuoso, no sólo por su naturaleza sino por lo que es capaz de inspirar, que en el caso del artista e ilusionista de los trazos y el color Ricardo Guevara Maciel, es algo que rebasa la realidad en aras del atrevimiento y nos hace soñar, que la fiesta merece vivir en color y como este pintor es fresco y mágico de su chistera que va con los tiempos nuevos, nos entrega hoy una obra simplemente sin igual la ejemplificación del toro bravo en su expresión libre y colorida bautizada como ‘Toro Azul’
-Los toros bravos han sido creados y criados para una fiesta determinada, que es la fiesta de la lidia, para la cual han sido seleccionados a lo largo del tiempo-
Fernando Savater
Premio Nacional Simón Bolívar
El maestro Ricardo Guevara, es la encarnación viva de que la fiesta está viva en sus expresiones artísticas, a pesar de los enemigos externos, pero sobre todo los que pululan en ella, los lucradores que se han convertido en los depredadores que han infectado la fiesta con el virus de la avaricia, la desvergüenza, el monopolio, la voracidad, el contubernio, la ignorancia, el entreguismo, la zalamería, la manipulación, la desinformación, la falta de promoción y publicidad adecuadas, la falta de persuasión (tan indispensable por los momentos de abandono que atraviesa la fiesta), el fatuo exhibicionismo y la deshonra a las que o se les erradica de raíz o el cempasúchil será una plaga mortuoria.
El artista de lo pictórico que tiene mucho de su formación en lo creativo del sentimiento que respiró en las tardes primarias en el París del arte, y que hoy en las formas y el color de las serpentinas alegóricas va en busca, una vez más de su Toro como también lo ha ido de los toreadores con diversas obras, fue éste artista el que acompañó con su arte a Porta Gayola a la edición de lujo que fue realizada para la conmemoración del Centenario del Natalicio del torero de la mexicanidad Silverio Pérez’.
-Las figuras del “Compadre” y de Juan Belmonte han sido muy similares: se agigantaban de tal manera frente al toro que sus toreos adquirían una belleza inusitada y un dramatismo desgarrador…// los dos eran muy desiguales pero cuando estaban de vena, eran capaces de acabar no ya con el cuadro, sino con la pinacoteca de cualquier museo-
*Citas de Renato Leduc a José Ramón Garmabella, en el libro ‘Renato por Leduc’
Ediciones Océano, S.A., 1982
Hoy han pasado los años, las décadas de aquella fecha en que se anunciara en el lejano 1946, un serial pa’ decirle al mundo que también en la arquitectura taurina de gran envergadura México estaba presente con los millone$ que un político libanés metido a empresario o viceversa, sacó de ¿vaya a usted a saber dónde?, el dinero pa’ edificar La Plaza México, que sería la más grande del mundo, el serial inaugural fue simplemente espectacular, constó de cuatro tardes, a las que trajeron como atracción al torero de moda de aquel entonces Manuel Rodríguez “Manolete”, *el que no sorteaba los toros sino que se los escogía el apoderado, quien lo primero que hizo fue averiguar dónde estaba la peluquería para afeitar los toros, del torero cordobés diría otro grande Luis Miguel Dominguín -“Manolete” es un monstruo…pero de la publicidad, su toreo es corto, por la cara, que metía la muleta en la jeta del animal echándolo pa ’fuera y luego se metía en el cuello y además nunca remataba las series-.
Varias sorpresas taurinas se llevó aquí quien dos años después se convertiría en el “mártir de Linares”, una de ellas fue el baño que le propinó su paisano Pepe Luis Vázquez y la otra que le puso los ojos como castañuelas en feria de primavera, fue cuando en aquella segunda corrida la del 16 de febrero del citado ’46 en mano a mano con “Negus” como “Armillita” se refería a Silverio Pérez, salió el quinto de la tarde de Torrecilla de nombre ‘Barba Azul’ y al que “Chechín” como el “Ciclón” Arruza nombraba al texcocano, ese toro fue inmortalizado y a la vez inmortalizó a su matador como la primera y antológica faena en la Plaza México, la que le mereció las orejas y rabo primero de esa larga historia del albero que hasta estas fechas todavía se alarga.
Aquel fue “Barba Azul” hoy el “Toro Azul” recién ha saltado del caballete convertido en una obra de ‘Puerta Grande’ está inmortalizado sobre lienzo en medidas de .90 x .70 cm. de la autoría del maestro Ricardo Guevara al que hay que contactar pa’ admirar y adquirir sus obras, porque la tauromaquia, es arte, bravura y fiesta de colores que hay que tenerla bien presente.
Pintor: Ricardo Guevara, Jardín del Arte en San Ángel (Plaza San Jacinto y/o del Carmen, los sábados) – 04455 3901 9365 – rguevaram@gmail.com– ricardoguevara.com.mx – y la obra del ‘Toro Azul’ la pueda admirar en http://charlasdeltupinamba.blogspot.com/
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