La Plaza México necesita una nueva dirección
Hace exactamente tres años el matador Antonio Barrera director general de Grupo BAL (ETMSA y FIT) fue entrevistado para el diario español La Razón, de aquella entrevista retomó para esta columna las siguientes preguntas:
–¿Qué va a aportar la FIT a la Fiesta?
–Esfuerzo, trabajo, afición, dedicación y respeto hacia la tauromaquia.
–¿Qué me dice con el monopolio que se forma en FIT?
–No es ningún monopolio.
–Suman 22 plazas y más de diez toreros.
–Si creen que es un monopolio sólo les pido que juzguen con el tiempo, que nos den ese margen sin agredir. Se pretende contribuir a dar fuerza y equilibrio a la Fiesta. Si manejamos esto como si fuéramos saqueadores estaríamos debilitando el sector.
Con esas declaraciones la FIT y ETMSA de Grupo Bal se dieron a conocer en España y Francia. Un año después apuntalaron su crecimiento con una asociación con la Casa Chopera y Tauroplaza en la Plaza Mexico.
Y el resto es historia…
Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA.
Ciudad de México.- Durante la presente Temporada Grande hemos visto cómo la fiesta en la capital mexicana a pesar del esfuerzo de sus actuales promotores, sigue perdiendo domingo a domingo fuerza y seriedad.
Algo pasa con esta poderosa fusión taurina que maneja la Plaza México, pero parece que sus actuales directores y gerentes operativos no han sabido acoplarse a la evolución que exige este espectáculo en la actualidad.
Un grave error de estos inversionistas, es haber sustituido al empresario taurino de antaño, por una nueva camada de jóvenes ‘aprendices’ que han perdido el rumbo, tratando de reinventar el hilo negro del toreo.
No es un secreto que en los últimos años la afición ha decrecido (lo cual no es sino manifestación del propio fracaso de los actuales empresarios); y en lugar de optar por una fiesta libre y abierta, el actual monopolio que controla La México, consideró que era buena idea controlar a un buen número de toreros, con los que formaron un club cerrado en donde sólo unos cuantos cubren la mayor parte de los festejos importantes, entre ellos los de La México. Mientras que el resto si es que algún día llegan a torear y triunfar, aunque sea en la mismísima Plaza México, continuarán en donde estaban, y casi en el anonimato, pues aquél no se alinea con los representantes de los actuales empresarios para conseguir contratos, se queda parado, ya que esos puestos son para los del club privado.
Estos nuevos directores y gerentes operativos que son incapaces de aportar ideas inteligentes para mejorar el espectáculo y mantenerlo en los adecuados niveles de popularidad -curiosamente, la fiesta es popular por evolución y estructura, y quienes la manejan actualmente, en su incompetencia, están destruyendo esta característica- han conseguido que el futuro de las corridas de toros en la capital mexicana no pueda ser más problemático.
Ante estos focos rojos sus promotores deberían de entender que si de verdad quieren que esto se salve y recupere su grandeza, tienen que mandar cuanto antes a la congeladora a los ‘aprendices’ y buscar regresar al taurino nato, ese que conoce las técnicas propias de esta actividad, pero que además posee el empuje necesario para formar nuevos aficionados con las mejores armas que tiene la fiesta: El Toro. El verdadero protagonista de la fiesta, hoy relegado a un papel secundario con la presente administración.
Existen algunos taurinos en México que con un poco de libertad sabrían darle a los toros el impulso necesario, para que estos volvieran a tener calidad y que prendan nuevamente en el público.
Porque hay que ver las miras de los actuales representantes de los empresarios. Fuera de los tópicos que últimamente se rigen más por el ‘taurineo‘ que por lo estrictamente taurino, estos dan la impresión -juzgando las últimas tres temporadas y por la calidad del espectáculo- que son incapaces de formular un plan serio sobre lo que se podría hacer para relanzar la fiesta brava en la Ciudad de México.
Otro grave error de los actuales promotores es la censura que están queriendo imponer en prácticamente todos los medios de comunicación, desde la prensa escrita hasta la televisión, con el fin de crear una fiesta en donde prevalezca el triunfalismo sobre la exigencia y lo festivo sobre la emoción. Pero que para su mala suerte, esto les ha dado pésimos resultados, porque siguen sin entender que si las cosas se siguen haciendo como siempre, el resultado será el que ya se conoce.
Es de verdad asombroso que un grupo de empresarios tan exitosos pongan en manos de unos cuantos improvisados, una plaza de toros de tanta envergadura.
Pero resulta aún más asombroso que en menos de tres años los aficionados hallan tenido que pasar de la ilusión, al “perdónanos Herrerías“.
Twitter @Twittaurino
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