La exageración de un cartel
de ocho toros, en tarde donde solo uno valió, otro distrajo y seis aburrieron, los
narradores de la televisión salvaron el festejo del ruidoso fracaso que se
encaminaba la Corrida Guadalupana de la Temporada Internacional en la Plaza
México
Sorpresa y muy grata el
encuentro con Fernando Fernández Román, que viajó de Valladolid hasta Insurgentes para integrar terna junto a
Rafael Cué y a Ramón Rivera. Cué, apreciado admirado profesional y Ramón Ávila
Rivera “Yiyo” entretenido, ameno, oportuno muy buen aficionado y tremendo profesional de la radiodifusión.
El cartel, que no tenía
desperdicio, fue un derroche de ilusiones. Si en la plaza nos salvaron las
faenas de Joselito Adame, hasta que llegara Andrés Roca Rey, fueron Fernández
Román, Cué y Yiyo con el difícil recurso
del relato … Hasta que llegó la faena consagratoria del as peruano, ante un
toro de Jaral de Peñas que se transformó la iracundia provocada por el
desespero de la frustración, en locura total en la conducta de la multitud. La
masa pasó de un tirón de la huida, nada graciosa, a la apasionada entrega.
Morante y Sergio Flores, los
otros dos que completaron el cartel estuvieron entre la indiferencia y la
protesta con situaciones habrían de
olvidarse al traspasar el umbral de la salida de la plaza.
No ocurrió así con la
televisión, el beneficio para nosotros porque ha sido una tarde grande que
convirtieron en sabrosa tertulia entre grandes profesionales que reconciliaron
la transmisión de la corrida.
Una muy grata e instructiva
tertulia, insisto, entre tres profesionales que rompieron el esquema que se
viene arrastrando y al que se recurre cuando no hay imaginación … La que le
sobraba a Paco Malgesto y la que adornaba a ases como Pepe Alameda, Clarinero,
Carlos Albert, Víctor Esquivel, Adiel
Bolio, Julio Victoria, Juan José Guerra en brevísima referencia a algunos de los
compañeros de ayer.
Hoy surgen muchos y muy
buenos profesionales como es el caso de la referida terna que forman Fernando
Fernández, Rafael Cué y Ramón Ávila, quienes en una muy difícil tarde dieron un
paso al frente, gesto muy torero que se agradece, que se debe convertir en
ejemplo para próximos eventos tomando en cuenta muy buenos profesionales como
Juan Antonio de Labra, destacado como figura del periodismo taurino en el
mundo.
Ruego no se entienda como
petulancia esta solicitud. Todo lo contrario.
México, que en la radio y la
televisión ha sido tierra pródiga y generosa
de profesionales de las cámaras y de los micrófonos, no debe rezagarse retrocediendo en estilos hace décadas
superados. Francisco Rubiales el inolvidable “Paco Malgesto” ha sido con Carlos
Fernández Valdemoro “Pepe Alameda”, referente de la magistratura del relato en
un evento taurino. Dos maestros que
superaron la implantación del estilo Zabludovsky, que se metió en los toros a través de la
ranuras que abrió la influencia del poder sin dejar herencia.
Afortunadamente.
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