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Otra tarde de toreros
por Carolina Baquero
La Mejor, revista de toros
Parece que la tarde del 27 afectó
la entrada del 28, porque algo más de un cuarto de plaza fue el aforo.
Los toros de hoy eran de la
emblemática ganadería de Guachicono, de buena presentación pero poco juego
potable para el lucimiento.
Ramsés Ruiz no logró hacer una
buena pareja con el toro que le correspondió, la lidia se dificultaba por la
mansedumbre del toro, que era bronco, se arrancaba intempestivamente y pese a
que Ramsés puso en el ruedo sus aptitudes de lidiador, no hubo lugar a ver una
faena con orden; más bien una lucha entre el genio del toro y la tenacidad del
torero. Este toro pasaba por la muleta mirando al horizonte y tratando de
llevarse al torero por delante. Estocada completa. División de
opiniones.
Ansias de triunfar las del
bogotano, se pasó al toro a muy poco centímetros de su cuerpo, obligando a
pasar a un toro parado que era bondadoso y le permitía encimarse. Hubo pases de
muy buena factura, más ligada en el inicio pero unos pocos minutos que se pasó
de faena, pensando en el poco motor del toro; pero bueno … quería gustar en
Cali y la gente lo entendió, porque la emoción la puso el torero ante ese
sosito. No ha tenido suerte con la espada, dos pinchazos y media estocada en
mal sitio. Palmas tras aviso.
Emilio de Justo conoce muy bien
Colombia pero debutaba en Cali, y quiso empezar a conectar con el público
mostrándoles cómo se puede confiar en un toro en el que nadie confía, tanda a
tanda ahormaba una embestida que originalmente es bronca. Torear a este toro es
para inteligentes, hacer que el arte salga a flote cuando se cree que todo
puede estar dicho. Esta faena que es de valorar enormemente porque sólo un
torero con sitio logra sin moverse un ápice, aprovechar el áspero y escaso
motor del ejemplar. Estocadon con verdad. Oreja.
Lo de Emilio de Justo es pundonor
y amor por la profesión, qué toro más complejo, parado, pegando gañafonasos,
literalmente un pozo seco. El torero hizo lo que el esfuerzo permite, porfió y
quiso enseñarle a embestir; pero el toro fue muy mal estudiante y reprobó la
materia de la bravura. Fallos con la espada. Saludo desde el tercio.
Ginés Marín es muy joven pero
tiene la seriedad de un torero experimentado, no quiso brindarlo porque veía
los defectos del animal, el poco motor y casta; sin embargo con la mano derecha
muy baja sometió y le enseñó a embestir, tanto que logró incluso redondos a un
toro que en su personalidad tiene el ser un parado y tardo. La lidia fue la
indicada, el tiempo Justo e incluso cuando ha le había enseñado se dio el lujo
de algunos pases al natural por la dos manos. Muy buena estocada. Saludo tras
un aviso.
Lo primero que produjo el sexto de
la tarde fue un tumbo al picador, además de generar incertidumbre entre los
dueños de capotes porque cambiaba el viaje y tomaba alta velocidad en su andar.
Buen inicio de faena por parte de Ginés Marín quien quería aprovechar ese
picante del toro, abriendo muy bien el compás y cada vez obligándolo con mayor
vehemencia a embestir porque este se iba quedando más amarrado a la arena,
quedándose en la mitad de cada pase; sin embargo Ginés no se quitaba de la cuna
de los pitones. Tres cuartos de espada un poco trasera. Silencio.
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