-->
Los
trepidantes años sesenta orgullosamente lacrados con los nombres de una
generación de líderes mundiales que destacaron en la política universal. Fue el caso de J.F. Kennedy, Nikita Krushev y Fidel Castro. En el campo musical basta con recordar a los Beatles y en el fútbol a
Pelé.
No existe otro como Muhamad Alí, capaz de ensogar el boxeo en la lucha
contra la segregación y a favor de la Justicia.
La fiesta de los toros tuvo su ícono, y este fue Manuel
Benítez “El Cordobés”. Revolucionario auténtico, personaje de marcada
influencia, tan importante que hasta por sus más enconados detractores han reconocido haber propagado la fiesta como nunca antes.
América vivió y sintió el cordobesismo, con pasión; y en América fue Caracas una de las plazas más
contagiadas por la fiebre de Manuel Benítez.
El debut de El Cordobés en Venezuela
fue en el Nuevo Circo , el 17 de noviembre de 1963. Se organizaron dos corridas
de toros para presentar al fenómeno de Palma del Río. Benítez se presentó junto a Pedrés y Miguelín un gran torero murciano afincado en Algeciras, debutante en Venezuela.
Con ellos el aragüeño
Alfredo Sánchez, carta nueva del toreo criollo, y cara fresca que se jugaban las
empresas en los carteles fuertes.
Nada ocurrió,
como tampoco pasaría nada en las nuevas presentaciones de Benítez.
Una de estas
corridas muy sangrienta, con percances graves a Sérbulo Azuaje y el chiclanero
Emilio Oliva, que hasta la extremaunción
recibió en su convalecencia. Fue una corrida nocturna, con presencia del
presidente Raúl Leoni, el papel agotado y la locura por ver a Benítez. Fue aquella noche cuando lEl Cordobés fue abucheado ante complicados y encastados toros de San Mateo.
Manuel
Benítez firmó la revancha y fue por el desquite el 13 de diciembre de 1964. Rodeado por un ambiente pocas veces visto anteriormente, la radio pregonaba el slogan de la
corrida:
- Trece de suerte torera, domingo para Pedrés. Por gracia pinturera,
Faraco y El Cordobés.
César Faraco,
arrumado en el baúl de los recuerdos, fue contratado por ser más antiguo
que Pedro Martínez . Benítez exigió siempre toreros de más antigüedad de alternativa en sus
carteles.
César Faraco
sorprendió ante el primer lagunero de la corrida, “Chimalpopoca” al que le
cortó una oreja. Pedrés escuchó sendas broncas en sus toros y El Cordobés pasó
de puntillas por la arena de San Agustín.
Con el cuarto
toro de la corrida, un toro de Pastejé, bravo y encastado, El cóndor de los
Andes remontó vuelo tan alto con este toro “Moctezuma” que Caracas
no tuvo techo para su triunfo.
Fue la faena
de su vida en Venezuela esta de Faraco a“Moctezuma”. Toro zaino, abanto de salida, distraído en los capote. Emocionante en varas, propinado tumbo y
empujando con bríos las monturas.
César Faraco brindó al palco de reporteros
gráficos. El anterior lo había brindado al público. Matizaba el andino las
circunstancias y sus brindis eran elocuentes mensajes que lo convirtieron en
héroe sentimental.
Inició la faena a “Moctezuma” en los medios, citó de lejos
al bravo toro, y desde los medios a donde llegó garboso y vendiendo su vida
para reunir en el corazón de la arena muletazos templados, latidos de emoción,
se encendieron los tendidos de pasión venezolana y triunfalista.
Una gran
faena, no hay duda, faena cumbre que el andino coronó con la espada. Llave para
abrir de par en par la puerta grande del Nuevo Circo de Caracas.
Los caraqueños
fueron a ver a Benítez y descubrieron una joya olvidada en el cajón de los
recuerdos, César Faraco.
Víctor José López EL VITO
No hay comentarios:
Publicar un comentario