domingo, 18 de noviembre de 2018

¿LA FIESTA EN PAZ? Por Leonardo Páez

Más de emprezafios, ganaduros, publicronistas, villamilenials y autoridá

Ponce que ha dejado de convocar publico en la Plaza México se acarteló en esta ocasión con Ventura para disimular el cemento.
Por Leonardo Páez

Advirtió un especialista: “Si tienes Afores acumulándose para tu esperanzado retiro, te deseo buena suerte. La Mafia del Poder en colusión con el PRIAN se van a robar 131 mil millones de pesos antes de que entre el nuevo gobierno. El problema es que donde haya dinero acumulado, los políticos ladrones coludidos con la Mafia del Poder se lo van a robar. Un saludo a los masoquistas que entre más los roba el PRIAN más detestan a AMLO”, concluyó irónico. Vaya, ¿pues no que los del poder no podían engañar a todos todo el tiempo?
Pero, como observó un viejo maestro: Usted está mal, Páez, exigiendo una fiesta de toros auténtica. ¿Por qué?, inquirí. Pues porque en nuestro país, no sé en los demás, todo, absolutamente todo, lo permea la corrupción; es un rasgo de nuestra idiosincrasia que propiciaron el Estado y las instituciones al sustituir la ley con el dinero, respondió.
Entre los fenómenos más interesantes del espectáculo taurino actual, ese que confunde repetitividad con bravura y bobería con nobleza, está la creciente debilidad del empresariado ante los impositivos y comodinos ases de importación, con dos consecuencias graves: una, reducir al mínimo la producción planificada de figuras nacionales, con el consiguiente debilitamiento de la competencia y de oportunos relevos generacionales, y dos, la reducción de la bravura en unas ganaderías, el rechazo sistemático de otras, más una limitada oferta de carteles, hasta identificar el público masivo la tradición taurina de México con tres o cuatro toreros-marca. Este remate de la tradición taurina de México sólo beneficia a unos cuantos figurines, algunos ganaduros, al multimillonario duopolio y ahora al monopolio que hace más de 25 años invierte en esta pobre oferta, con la anuencia de gremios, crítica y autoridá.
Ante este pudridero, en los toros y en lo demás, ¿cómo no reconocerle a sus beneficiarios su deshonestidad, habilidad y cinismo para hacer como que hacen en favor del bien común, de la ecología o de la fiesta, sin que a la postre hagan otra cosa que el ridículo a cambio de llenarse los bolsillos? El verdadero dios de este planeta –despectivo de plano– es el dinero, y a sus adoradores más piadosos los colma de bendiciones económicas, sin importar qué o cuántos resultan perjudicados. Se morirán como cualquiera, pero con la satisfacción de haber triunfado a costa del engaño y el fraude.
El emprezafio, a diferencia del empresario socialmente responsable, carece de sensibilidad y de empatía hacia lo que pretende promover, y procura satisfacer su baja autoestima relacionándose con aquellos que se la refuercen y pagando a quienes le repitan y difundan que todo lo sabe hacer muy bien. Estos últimos son los publicronistas –neologismo de Horacio Reiba–, que con el pretexto de hacer periodismo y crónica taurina hacen relaciones públicas y alcahuetean abusos.
Finalmente, los villamilenials –neologismo de Luis Eduardo Maya– son el segmento de villamelones o público neófito y mitotero con un barniz de datos taurinos, perteneciente a los milenials, esa acosada generación surgida en los 80 que confunde tecnología con conocimientos y que, a falta de conciencia, optó por la trivialización y el exitismo emergentes.
Con esta asamblea y algunos más, hoy comienza la temporada 2018-19 en la Plaza México, con reses de Barralva para el imprescindible Enrique Hamponce, El Payo y Luis David y dos de Enrique Fraga para el rejoneador Diego Ventura, triunfador de Las Ventas.
Publicado en LA JORNADA (Periodismo serio y con verdad. No periodismo vendido y servil por coberos como los del REFORMA (tu sabes quien eres).

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