En una faceta en mi vida taurina, participaba como sobresaliente del rejoneador mexicano Francisco Barona Mariscal “Paco Barona “ en el tema del rejoneo y para serles honesto, les diré no tenía idea de la lidia que se lleva a cabo en la participación del los toreros a caballo en la lidia de un toro. Fue el matador y gran figura de toreo Raúl García, que me tiene en gran estima, quién me coloco como sobresaliente con Paco Barona. Lo que agradezco.
Empezaron las labores teniendo que presentarme a entrenar para conocer los secretos de la lidia, como colocarse y cómo cortar la embestida del toro, los secretos y las formas de estar pendientes durante la actuación del rejoneador.
Me tenía que levantar muy temprano, para llegar todos los días de lunes a viernes al cortijo a los entrenamientos, porque dentro de lo acordado, había que embestir con el carretón al caballo y al jinete. Ahí era que se desquitaba el salario que recibía generosamente de parte del Administrador del rejoneador.
El Administrador era un gran aficionado, su compadre y su socio, el ingeniero Ladislao González. Fue una bonita etapa de mi vida, pues aparte de que te pones físicamente muy bien, toreas en el campo te vistes de torero, haces quites… Es decir, les estás viendo la cara al toro y eso es muy bonito para el que tenga afición. Además, hay momentos en que tienes que tirarte a matar en lugar del rejoneador. Y eso es muy impórtate en la formación profesional de uno.
Una parte importante fue cuando vi torear a Paco Barona, montando un caballo de pinta rosillo. No muy grande. Lusitano de raza. Un caballo con de aspecto poco impresionante pero de mirada viva y de comportamiento muy tranquilo cuando estaba ante el toro. El Gitano se transforma y se convertía en un caballo muy torero. Gozaba las medias embestidas del toro. Iba de frente. Se cruzaba al pitón contrario rodando, con un valor y alegría, dejándolo llegar tan cerca transmitiedo emoción a la vez que disfrutaba lo que estaba ejecutando y, cuando el toro se disponía a tirar el derrote mortal, el caballo, moviendo su larga cola como si fuera muleta se la ponía en la cara del toro y desviaba el derrote. Clarito veía yo que le daba un muletazo de pecho. ¡Oleee ¡ Le gritaba pa’ mis adentros. Estos momentos, tan toreros que te brindaban jinete y el caballo torero. Aquellos momentos no tienen precio. Fueron muchas las tardes en las que participé; y cada tarde, créanme, aparte de torear y de convivir con el grupo que se formó en torno de del Paco Barona, me deleitaba viendo torear a ese caballo genio llamado, El Gitano. El Gitano era un lusitano con el hierro de Gastón Santos. Había sido adquirido por Paco Barona, a un buen precio por ser hijo de yegua y padrillo del mismo hierro; y porque no se sabía cual de los padrillos había montado la yegua y por no tener certeza de quien es el padre, no se levantó un registro.
Disfruté viéndole torear a ese caballo. Tanto lo goce a El Gitano que sentía por él admiración y un gran cariño. Tanta admiración que cuando me enteré de su muerte, en mi mente volaron los recuerdos tan toreros que me brindó al mirar sus tardes en las que participé como sobresalientes de espada. En homenaje a Gitano le dedique estas letras. Espero que les guste…
Saludos y gracias su amigo
Manuel del Prado “El Triste”
Ciudad de México….
No hay comentarios:
Publicar un comentario