miércoles, 8 de agosto de 2018

TRIUNFO DE LA TAUROMAQUIA MEXICANA Jaime Oaxaca.

Bregando: Tirar piedras sin esconder la mano

La casta de Piedras Negras. Foto Juan Ángel Sainos.

Triunfo de la tauromaquia mexicana con el éxito de Piedras Negras en Teziutlán.
La gente, prácticamente, llenó la plaza de la población poblana en la primera corrida de feria, gran parte de los asistentes estuvieron ahí por Los Piedras. Nadie salió decepcionado.
La bravura es imprescindible, insustituible en un espectáculo que se llama fiesta brava. La bravura genera riesgo, el peligro genera emoción, para subir a los toreros al pedestal de héroes hay que verlos realizar hazañas que el resto de los mortales no pueden lograr. Esas gestas se obtienen con toros que provocan miedo entre los aficionados.
El domingo pasado hubo bravura en el coso El Pinal, plaza inaugurada en agosto de 1937 precisamente con Piedras Negras. La expectación que generó el hierro tlaxcalteca se justificó en cuanto a presencia y a bravura, con el peligro lógico de la casta y edad. Ninguno del hato desarrolló genio, ni estuvo “bajando músicos del tendido”. Todos fueron toreables.
Que al Jero o al Joselito los premiaran con orejas de más, es arroz de otra paella.
El quinto, “Mezcalero” además de la bella lámina, fue bravo. Peleó en varas, sus primeras embestidas hacia la muleta fueron emotivas, acometía con fuerza, con bravura, se palpaba el peligro, conforme mermaron sus condiciones, bajó la intensidad pero no la bravura, le concedieron el arrastre lento.
El segundo tumbó al picador César Morales, “Siete Mares” metía la cabeza con emotividad, fue ovacionado en el arrastre. El tercero salió sin ímpetu, inclusive hizo cosas inciertas, se emplazó, rascó, no repitió en los lances de recibo, después se empleó y peleó en varas, le dieron fuerte Inclusive bombeando, “Mandamás” rompió pa’bueno, pero las fuerzas se acabaron, lo aplaudieron en el arrastre.
Segundo y sexto salieron por derecho aunque sólo el cierraplaza remató en el burladero, por eso se esperaba mucho de “Fina Estampa”, pero no fue así.
Rara vez una ganadería causa interés entre el público, ese es otro logro del ganadero Marco Antonio González, propietario de la dehesa fundada en 1874. Piedras Negras es las pocas ganaderías, acaso la única, que vende boletos.
No olvidar a la empresa Alma Taurina que decidió jugársela apostando por el toro, de hecho el serial de tres festejos de llama ¡La Feria del Toro! Los empresarios Llarena contrataron Piedras Negras, Tenexac y De Haro, dehesas del campo tlaxcalteca que gozan de cabal bravura.
Tendría que ser redundancia mencionar que habrá toros en una corrida. No lo es. El toro ha sido relegado, así se aprecia en la publicidad de diversos carteles mexicanos.
Se puso de moda que al anunciar un festejo el empresario informe que los toros están “por designar” o de “diversas ganaderías”. Otras ocasiones los nombres de las dehesas se anuncian con un tamaño de letra ilegible. Se palpa desinterés y desprecio a los toros. Para rematar, que embistan como si estuvieran amaestrados. Pomposamente se dice: “es un toro para el torero”.
Por eso es relevante la labor de la empresa Alma Taurina. No esconde los toros, al contrario, los presume. Oxígeno para la autenticidad de la fiesta.
La agrupación de ganaderos tiene registradas 259 ganaderías, forzosamente tiene haber una buena cantidad que conserven bravura. Se ha preguntado usted ¿por qué lidian tan pocas y por qué para los figurines españoles siempre las mismas? En fin.
Quedan dos corridas en Teziutlán, los domingos 12 y 19, serán con Tenexac y De Haro, dehesas que tienen simiente Piedras Negras. La empresa de los Llarena está remando a contra corriente, echando la pata pa’lante, decidieron tirar piedras sin esconder la mano.

Publicado en El Popular 
 

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