martes, 28 de agosto de 2018

BARDO DE LA TAURINA México y anexas… Las Bardianas



‘Novillero’ de Lara presente, mientras haya un novillero.

Los alamares colorados lucían, hasta el antojo fogoso sobre el chorreado que no era ni blancuzco y ni rosado paliducho, era más bien ese tono que sólo consigue dar la nogada preparada con Nuez de Castilla, de esa que se da en San Pedro Yancuitlalpan, pa’ que escurra sobre el verde milicia del incólume poblano, cuya anatomía luce regordeta, como estuche que guarda el picadillo acitronado que si es con biznaga natural, entonces sí podría ostentar la leyenda de Denominación de origen, sin dejar de apreciar su  curveada longitud.
Pienso que el chile tiene mucho de embrujo, por eso siempre que se pueda y que se tenga con que, hay que ir en su búsqueda y gozar de el sabor de la nostalgia, la que por su esencia invita a la remembranza tricolor, y es que entre el deleite de su bouquet como en las faenas correctamente estructuradas, las pausas son, no sólo son bienvenidas sino necesarias, ¿por qué razón lo son?, pues porque ya lo dijo con mucho acierto ‘Juncal’, ‘Las prisas son pa’ los delincuentes y pa’ los malos toreros’ y esto se trata de irse saboreando poquito a poquito, tomar esto nada más a la ligera  sería envidioso, esto por el hecho de que la única filosofía que es excelsa, es la que deja algo aunque sea solo ese aprendizaje, que a veces a algunos les parecería que ‘vale  pa’ puro chile’.
Aquí a unos pasos en la Hostería de Santo Domingo,  por arte de magia  se consiguen chiles de alamares granadinos todo el año, y sí, es que el  chile siempre debe de estar presente en la pandereta; de la loza de Talavera o con su picozón en la de la arena torera, donde la vida puede no morir y hasta por extraño que parezca, la vida misma puede cobrar vida, y el chile puede transformarse en arte, ¿o que acaso  un buen chile no es algo artístico?, dicen que en cuestión de gustos los paladares son variantes y por ende hasta exigentes pa’ que les embone como chile septembrino.
Aunque pensando mejor también se puede decir que en una faena ya sea gastronómica o taurina, la aceptación y la tolerancia bien que pueden caber requete bien, siempre y cuando tenga calidad suprema en su materia prima, en su proceso de elaboración, en el lujo de su presentación, en la etiqueta de su origen y en lo complicado de su desenvolvimiento, además  que tiene que poseer ese no sé qué, que lo hará diferenciarse de sus semejantes, imaginemos si esto es, pa’ hacer un Chile en Nogada, ¿Qué no será pa’ hacer un novillero?, dentro de éste galimatías nacional en el que la esperanza sin fundamentos, la exageración del optimismo, el vivir del cuento y la coba son enemigos permanentes a vencer.
Ante eso y si es que cae el veinte de la conciencia, pues no se podría recomendar o asumir prudencia en el ejercicio de la aventura, que eso es el toreo en su ejecución, que no en sus convergencias que también las hay  entre ellas la de las mafias o la de  las artes, aclarando que la de la ignorancia no sé en donde encasillarla y es que también tiene pros y contras.
Pero en fin, creo que dentro de lo que se puede considerar positivo, es que este fin de semana un cachorro fue bautizado como león y  así se asumió Roberto Román, mucho más allá de técnica, expresión, arte, que  estos atributos los tiene   aún  tiernos por naturaleza, pues se trata de un aspirante a la solidez novilleril, que eso y lo que le sigue, quien sabe si lo logre o no, pues pa' asegurarlo caeríamos en lo incierto del futurismo.
A quien hoy llaman el ‘León de Aguascalientes’ es un chaval de enorme mérito,  apalancado en su enjundia lo que quiere decir mucho, aunque en la realidad es solo un engrane pa’ moverse en esta jungla.  L o tengo en un alto aprecio por sí mismo y por su parentela y es que a mí me ha dado mucho, vamos me revitaliza, me anima el recibir llamadas de él, ¿que se te ofrece torero?, -nada señor, solo saludarlo- esas cosas pa’ un viejo como yo son miel en el tarro del olvido del desinterés, pero muchísimo más importante es lo que me expresa y  lo que es capaz de escuchar, es muy joven, mas también muy educado cosa  rara en su edad,  me agrada mucho que es proclive a la charla, de ella abordamos temas sobre la importancia de leer, del ver películas y videos, que pueden dejarle algo lo cual le gusta al grado de que se ha convertido en investigador ¿o será indagador? De los toreros de antes a los que había mucho que aprenderles,  platicamos de comportamiento en el ruedo, muy agradables minutos y yo agradecido.
El jueves último llamó entre el ajetreo  que le significaba torear el viernes pasado en San Miguel de Allende y el sábado en Tlalpan, la gran preocupación era que no tenía ropa pa ’afrontar las dos tarde consecutivas y otras más que tiene frente a las narices como Monterrey y  pienso que algunas en plazas de esas importantes, y que bueno que las tiene, el problema  es que como no es un junior, pues no le fluye el parné, además de que anda a trompicones,  maromones, revolcadas, patadas y arañazos, con los novillos, donde por cierto en ese terreno va a terminar perdiendo la refriega, y aquí viene algo  paradójico ese torear a la “Paquito” Ortiz,  hace mucho que no se ve, más pienso que a  Roberto Román se le da natural, o igual, si lo está sacando del baúl,  es algo  retro  y con ello anda sorprendiendo a medio mundo,  esto o que haya  existido un torero  que era más volador que los de Papantla, tal vez ni siquiera Roberto lo sabe, “El chaparrito de Apan” como también lo conocían, se convirtió en el D’Artagnan  de los legendarios ‘Tres Mosqueteros’…
Al ver a Roberto con el terno prestado hecho jirones, me pregunto ¿si lo que hizo pa’ que el ganadero se dejase ver y lucirse?, ¿no bien vale que Guadiana le obsequie un terno de estreno? Y a los ‘majaretos’ que puedan creer que el toro se toreó solo ‘cuida’o’, porque una cosa es que el toreo de Román no guste a todos, pero eso no quiere decir,  que no estuvo ahí.
Lo que esta columna  si hará, será darle las gracias al torero por el hecho de que con su actitud torera, le dio cuerda al recuerdo de ese pasodoble enorme del maestro nacido en la Ciudad de México Agustín Lara, ‘Novillero’, del cual por cierto  podemos decir que es el único en su género impersonal, es decir más allá de la polémica de su creación, dedicatoria y uso fílmico, no trae brindis en su letra con nombre,  apellido o seudónimo como todos los demás que adicionales al referido  cronológicamente fueron: “Fermín”, Domingo Ortega, “Gitanillo”, Madrid, (en género de pasodoble compuesto mucho antes que el chotis, que lleva el mismo nombre), Novillero, “Soldado”, Silverio y “El Cordobés”.
Y adelanto que todos estos datos así como las pinturas originales  que exprofeso fueron creadas para un libro de arte que muy pronto abrirá la Puerta Grande, se deben  al sustento histórico y artístico de dos enormes talentos Francisco Álvarez y Eduardo Maya, quienes se unieron a un proyecto de su menda que comenzó hace cincuenta años y al que hoy estos personajes al sumarse a él, lo están rematando en todo lo alto, ¿por cierto sabía usted que el joven Agustín Lara en sus mocedades pretendió abrazar la novillería?, influenciado por su torero favorito Rodolfo Gaona y vámonos dejando la curiosidad por ese pasodoble no grabado y sí dedicado por Lara a “Manolete” del que el artista Fco. Álvarez ha hecho una creación pictórica sensacional en arte y dimensiones para el libro referido, en uno de cuyos capítulos la letra no toreada, parte plaza.


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