Así viví la inolvidable tarde de Algeciras con José Tomás: "Lanzamos un mensaje de libertad e independencia"
El torero cuenta la presión por estar a la altura del fenómeno de Galapagar y el sueño cumplido del triunfo en su compromiso "más importante del año"
Os confieso que la del viernes en Algeciras fue una de las tardes más especiales de mi vida, que comenzó para mí cuando Fernando Cepeda, mi apoderado, me confirmó que José Tomás y yo torearíamos juntos y solos el día de su reaparición en España. Por eso desde los días previos, sobre todo la última semana, ya fueron emocionantes para mí. Nada fue diferente en la preparación, pero sí llegué con mucha confianza a Algeciras, muy seguro y, de algún modo, sabía que iba a pasar algo grande. A ello ayudó también el ambiente de acontecimiento que se respiró.
Y así fue desde el principio. Todo fluyó y fue surgiendo según lo había deseado. Llegué a la plaza unos minutos después que José Tomás y ya el saludo me transmitió, incluso, un cúmulo de sensaciones inesperadas. Superior a mis propias expectativas. No fueron necesarios ni grandes gestos ni palabras grandilocuentes. Sólo sinceridad y sencillez entre toreros. Incluso la presión era diferente. Le vi desde el callejón parar a su primer toro con ese tacto, con esa lentitud, con esa precisión, con esa belleza y valoraba en mi interior lo tremendamente difícil que es estar así con un toro, en una plaza llena, con todos los ojos puestos en ti y después de casi dos años sin pisar un ruedo en España. Le vi hacer lo que hizo y lo disfrutaba enormemente, pero, a la vez, iba sintiendo en mí el peso de la presión por estar a su altura. Os confieso que, dado cómo había empezado mi temporada, era la tarde más importante del año. En la que lo que pasara para mal sería muy malo, pero también en la que lo que pasara para bien sería muy bueno. Me jugaba mucho. Otra vez, como tantas veces y a pesar de tanto ya, me lo jugaba todo. Por tanto, más presión aún.
Pero todo fluyó y fue hermoso de verdad. Un sueño cumplido. Porque mi admiración por José Tomás tiene que ver con su dimensión como torero, pero también con su compromiso con la profesión, con su forma de entenderla y esa plena libertad que siempre ha marcado la manera de gestionar su carrera. Por eso me quedo con el regusto íntimo de que lo que hicimos, lo que vivimos y el mensaje que le enviamos a los aficionados fue el de la plena reivindicación de la libertad y de la independencia.
Tenía decidido que le iba a brindar un toro. Quería demostrarle mi admiración y mi respeto. Fue un gesto de sinceridad. Lo que le dije es sólo nuestro, pero creo que lo que nos hace grandes de verdad es la humildad de reconocer lo grandes que son otros. Como José Tomás. No sé qué hará en el futuro. Si volverá a torear ni cuánto más lo hará. Pero si sé que, si siempre he respetado su decisión y su forma de hacer las cosas, más aún desde esta tarde. Haga lo que haga, José Tomás me ayudó en Algeciras a cumplir un sueño: torear juntos y solos los dos. Y así, como hablamos los toreros, mostrarle públicamente mi respeto y mi consideración por lo que es y por cómo lo hace.
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