Taurinos rezagados, cumplan o váyanse: AMLO
Los empresarios no han sabido promover toreros mexicanos que sean negocio.
Por Leonardo Páez.
Transcribo la segunda y última parte de la entrevista al ex candidato del PRD a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, publicada en el semanario Proceso del 25 de junio de 2000, en la que el hoy candidato electo de Morena a la Presidencia de la República vertió conceptos de indiscutible actualidad con relación al espectáculo taurino en México.
A la pregunta ¿A qué atribuir que toros y toreros mexicanos ya no sean de exportación y que la balanza comercial taurina con España sea desfavorable a México?, respondió: “…a un descuido generalizado y recurrente por parte de los particulares y de la autoridad, al aprovechamiento ventajoso y sin previsión de un espectáculo que por sus características se presta a todo tipo de enredos. Los particulares, y me refiero a empresas, ganaderos, toreros, etc., no parecen tener mucho éxito con el espectáculo que supuestamente deberían promover. Y las autoridades hasta ahora no han medido la grave consecuencia de solapar tanta irregularidad: contribuir a que otra tradición de México se pierda”.
Toda balanza comercial es desventajosa –añadía AMLO– si se importa más de lo que se exporta.
¿Por qué los empresarios mexicanos tienen que importar toreros españoles que atraigan gente?
Porque no han sabido promover toreros mexicanos que sean negocio. ¿Por qué los toreros de aquí no interesan en España? Porque no tienen el mismo nivel de competencia y de atractivo.
¿Por qué los ganaderos mexicanos ya no exportan sus reses?
Seguramente porque otros ganaderos dan mejores productos y mejores precios. Entre unos y otros podrán echarse la pelota y eludir responsabilidades, pero a final de cuentas el resultado es el mismo”.
“…Como jefe de Gobierno me interesa sobre todo garantizar el respeto por la ciudadanía, así como apoyar una tradición popular con raíces profundas en la historia. Si la fiesta brava demuestra que vale por sí misma, es decir, si los directamente interesados la hacen valer, el apoyo residirá en hacer cumplir la reglamentación correspondiente, sin complicidades ni intromisiones innecesarias.
“Ahora, si los directamente interesados, como son empresas, ganaderos y toreros, no están dispuestos a cumplir con lo establecido en el reglamento, mientras éste no sea actualizado o ajustado por gente de reconocida solvencia y capacidad, nosotros no permitiremos más abusos e inobservancias del mismo, porque hay otro factor directamente interesado que nunca se toma en cuenta: el público. Y por el interés del público, bajo ningún pretexto vamos a continuar con una discrecionalidad que para nada ha servido al espectador, que paga, y mucho, por ver un espectáculo que dista de ser lo que se ofrece en la propaganda.
“Insisto: Si a los empresarios no les interesa o no les conviene acatar lo establecido por la ley –concluía López Obrador–, pues que cierren sus plazas y cambien de giro porque las leyes no se hacen para justificar la incompetencia de nadie… la fiesta se extinguirá si dejamos que la sigan falseando y deformando quienes tienen la obligación de respetar las leyes que fueron dictadas para protegerla… tenemos un compromiso con el público que sostiene esta tradición… Como servidor público y como mexicano comprometido con una política de principios inalterables, no tengo ningún interés en que la fiesta sea preservada a costa del fraude, el engaño, el abuso y la falsedad.”
Ahora aléguenle, taurinos importadores autorregulados.
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