Facilidad y estética de Ginés Marín en la corrrida de Beneficencia
Corta la única oreja en el tradicional festejo, presidido por Don Juan Carlos
Preside desde el palco real la corrida de la Beneficencia Don Juan Carlos,acompañado por Doña Pilar y la Infanta Elena, junto al Presidente de la Comunidad madrileña (en un burladero, la presencia el de Extremadura).
Se anuncian por segunda vez reses de Alcurrucén, que ya ha lidiado, esta feria, un muy buen “Segoviano” y un excelente “Licenciado”. Esta tarde, varios salen abantos, como suele pasar en su encaste; luego, algunos sacan buena casta. Destacan primero y último pero ninguno llega al nivel sobresaliente.
La terna es totalmente extremeña, con tres diestros de primera fila. (También son paisanos suyos Talavante y Garrido: Extremadura está, ahora mismo, a la cabeza). Recuerdo el titulo del magnífico escritor don Pedro Muñoz Seca: “Los extremeños se tocan”. Sólo Ginés Marín corta un trofeo en el tercero, después de una bonita faena.
Antonio Ferrera no ha ido “degenerando”, como el banderillero de Juan Belmonte que llegó a Gobernador Civil y Jefe provincial del Movimiento, sino todo lo contrario. Ya no es el diestro atlético de antes sino un lidiador clásico, al que vemos con gran interés. El primero huye a chiqueros, donde derriba de modo espectacular, yendo de uno al otro caballo. Antonio lo deja en el terreno que el toro ha elegido, como propugnaba Marcial Lalanda: entre las rayas, cerca de chiqueros. Allí se desarrollará toda la faena. Sin preparativos, el diestro se echa la mano a la izquierda, el toro repite y los naturales transmiten emoción. En uno de pecho, el toro lo empuja y lo persigue. Una faena de mérito, de lidiador, más que estética. Logra una buena estocada pero el toro se resiste a caer y suenan dos avisos. El cuarto sale muy suelto, lo pican poco; se viene fuerte, en banderillas. En la muleta, derrota por alto, queda corto y embiste rebrincado. Es, sin duda, el peor de la tarde. Cuando ve que no hay nada que hacer, Ferrera machetea: lo que corresponde. No mata bien. Anoto en su haber un estupendo quite, sacando al toro del caballo toreando, como hacía Gallito y ahora ha recuperado este diestro.
Miguel Ángel Perera no tuvo fortuna con los toros de Victoriano del Río, el día 23. Tampoco la tiene esta tarde. En el segundo, manso y soso, se luce Ambel, en banderillas. Perera es fiel a su estilo de firmeza pero alarga un trasteo que no remonta. Es diestro poderoso pero le falta ductilidad para cambiar, según las condiciones del toro. Resume mi vecino toledano: “Es de piñón fijo”. El quinto es un “Gaitero”, pero no como los grandes de la música celta o nuestro Hevia, sino que alarga la “gaita” (en términos taurinos, el cuello). Se frena, mansea, huye. Con este toro, sorprende el brindis de Miguel Ángel al público. Perera se clava como un poste y aguanta, impávido: tira bien del toro, que no saca mal fondo. Me comenta Santiago: “ Tiene un estilo muy seco, sin adornos”. LLeva razón. Algún enganchón desluce la faena, que se prolonga inútilmente.
Ginés Marín mostró serenidad y disposición en la corrida de la Cultura, el 24 de mayo. Desde el comienzo de su carrera, he visto en él cualidades notables. Une la facilidad, como lidiador, con una estética que entra por los ojos. En el tercero, recibe una gran ovación el picador Guillermo Marín, su padre: todo queda en casa. Ginés ha dibujado un par de verónicas con gusto. Encadena bonitos muletazo por los dos lados, luce su variedad en los remates: un farol, trincherillas; en un momento de apuro, sale del trance con un molinete. Está claro que piensa delante del toro, algo nada fácil, y que torea con gran soltura. Mata a la segunda y se concede la oreja, pedida por la mayoría (entre ellos, la Infanta Elena), aunque otros protestan. El último toro da pobre juego en varas y crea problemas a los banderilleros. Llamándolo de lejos, acude con fuerza: el diestro aguanta, en muletazos emocionantes. Por desgracia, el toro se apaga pronto. Ginés sólo puede lograr suaves naturales; al final, de frente, de uno en uno, al estilo sevillano. Pincha antes de la estocada. No ha repetido el triunfo del año pasado pero ha confirmado que tiene un futuro indudable.
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