Diego Ventura
fulmina su propio récord
El jinete luso-sevillano conquista la decimoquinta Puerta Grande de su carrera en una tarde que no terminó de romper en ningún momento.
Diego Ventura afrontaba en Madrid su primer compromiso de la temporada tras quedarse fuera de Castellón, Valencia y Sevilla como castigo empresarial a sus declaraciones en 2017 sobre la ganadería de Fermín Bohórquez. Su respuesta en solitario en Espartinas el mismo día de la corrida de rejones de La Maestranza fue un éxito. 20 años de alternativa conmemora Ventura este 2018. De sus tres tardes firmadas en Madrid la primera se culminó con la decimoquinta Puerta Grandede su carrera en Las Ventas. Fulminando records como reza el eslogan de su página web.
La gran faena de la tarde llegó con el quinto murube de San Pelayo. El toro era precioso, muy en el tipo de su procedencia, aunque pesador como toda la corrida. Fue abanto de salida pero cuando se calentó adquirió un ritmo de una calidad importante. Diego Ventura refrescó una suerte campera como es la de la garrocha para recibir a porta gayola a este toro. La emoción llegó con los cites de punta a punta tras los que puso banderillas al quiebro con Nazarí. Hubo batidas imposibles a lomos de Bombón y piruetas muy ajustadas. El colofón llegó con las banderillas cortas al violín y una rosa con la que homenajeó al inolvidado Ángel Peralta. El rejón tuvo efecto fulminante. Los tendidos se llenaron de pañuelos hasta que se concedió el trofeo.
Aquel premio se sumó al conseguido en el toro que abrió la tarde. Otro toro friote que cuando se calentó galopó con intensidad. Hasta tres rejones de castigo le propinó el luso-sevillano. En banderillas logró momentos de belleza galopando a dos pistas sobre Nazarí. El toro se aplomó pero Ventura logró de nuevo la espectacularidad con Lío. Un carrusel de cortas al violín caldearon el ambiente antes de un contundente rejonazo. La oreja se antojó algo excesiva.
En el que completó su lote, Diego Ventura hizo un esfuerzo sin recompensa por haber pinchado en repetidas ocasiones. Fue un toro cambiante que midió y dificultó la labor del jinete.
El contrincante de Ventura fue Leonardo Hernández, que cortó una oreja. Un mano a mano interesante pero no crucial. Ese llegará el día que se enfrenten en esta plaza Hermoso de Mendoza y Diego Ventura.
Gran calado también encontró la faena que cerró la tarde. Leonardo Hernández dio respuesta a Ventura con una entonada labor ante un colaborador toro del maestro Pedro Gutiérrez Mora 'El Niño de la Capea' que pesó 689 kilos. Hubo emoción, continuidad y calidad en lo realizado por Leonardo que aprovechó las embestidas del murube con inteligencia. El final con las banderillas cortas al violín fue muy cantado por los asistentes.
Otra oreja podía haber cortado en su primer turno donde dejó para el recuerdo un espectacular galope a dos pistas dando el pecho a lomos de Sol.
El manso que completó su lote llegó a saltar al callejón y no le dio opción de lucimiento.
Diego Ventura atravesó el arco de la Puerta de Madrid por decimoquinta vez en su carrera pero sin la contundencia de otras ocasiones.
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