miércoles, 4 de abril de 2018

KIKE… HASTA SIEMPRE HERMANO Víctor Ramírez “Vitico”





Las palabras más difíciles de escribir son estas… por inesperadas y dolorosas, despedir a un amigo, compañero y hermano no es nada fácil. La vida nos pegó un giro inesperado que jamás hubiésemos imaginado, y escribo en plural porque ni él ni yo lo pensamos. 
La infausta noticia del fallecimiento de Kike me llegó por vía de otro hermano que de esos que te regala la vida. El matador de toros Gregorio Torres “Maravilla” con una profunda tristeza e incredulidad me daba la mala nueva, la cual a bote pronto me negué a aceptar, preguntándole a mi amigo hasta tres veces si era cierta.
Una vez confirmada mi mente voló a tantos recuerdos, pues fueron 23 años de transmisiones de toros, en diferentes ferias del país, sobre todo San Cristóbal y Mérida, donde nos conocimos en el año 1.995, cuando comenzaba mi andadura como comentarista taurino, de la mano de tres hombres de radio: Guillermo “Guillo” Villamizar, Omar Danilo Erazo y Roger Vivas.  Luego tomaría el timón de esa aventura en Mérida Ramón Rivas Gutiérrez con su excelente equipo, con Jorge Augusto Rodríguez, Leonardo Rodríguez, Carlos Alberto Rivas, entre muchos otros amigos, contando con la incorporación desde hace un par de años de una joven, Gaby Parra, que tiene todo el talento para lograr sus sueños y a la que Kike como no podía ser menos, le abrió las puertas de la radio, de las transmisiones de toros. La emisora con la que trasmitió Kike una corrida de toros fue CNB Merideña 95.3 FM. La última noche se despidió con la alegría del deber cumplido.
Con los años la amistad se tornó en una verdadera hermandad, llena de cariño y respeto, muchas transmisiones, vivencias, anécdotas. Tuve la suerte de vivir con él aspectos de su vida, de la cual fui testigo. En lo bueno, su crecimiento personal y profesional, y en los trances amargos, pues curiosamente me tocó acompañarle en el velorio de su madre, doña Miriam, en la muerte de su padre, don Erasmo (narrando dos corridas junto al doctor Ali Méndez Vázquez ante la ausencia temporal de Kike) y ahora, lo más terrible, en su despedida.
Varias veces a la semana hablábamos por teléfono con su inconfundible saludo “que hubo, que ha habido” y pues a partir de allí a contarnos las cosas, a saber, el uno del otro. Kike fue amigo de los de verdad, de esos que como él mismo decía se aceptan con goteras e hipotecas.
Hoy, cuando el dolor me embarga, solo me resta darle gracias a la vida y a él por haberme permitido ser un hermano, confidente y amigo, alguien con quien llevarles a los aficionados la magia de la fiesta brava era una escuela de vida. Y fue tanto que hasta en el último instante, ya bajando él a la tierra, pudimos estar juntos. Siempre fue admirador de Gallito y Belmonte, de ellos hablábamos, y siempre me pregunté qué habría sentido Juan cuando se fue José… tristemente ya lo sé.
Kike, hermano, siempre te recordaremos, hasta siempre…


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