Charlas en torno al torero de dinastía
Amigos dentro y fuera del ruedo
Andares de Humberto Moro, César Pastor y Luis Fernando Sánchez con Miguel Espinosa “Armillita Chico”/Foto: Efrén González
Por MARY PAZ GONZÁLEZ
Infinidad de recuerdos evocados por matadores de toros en retiro, acerca del rival dentro del ruedo pero estupendo amigo fuera de este, Miguel Espinosa “Armillita Chico”, dentro del ciclo de charlas y actividades culturales en torno a su memoria.
Los espadas retirados Humberto Moro, César Pastor y Luis Fernando Sánchez compartieron en la séptima charla del serial, anécdotas y experiencias al lado del maestro “Armillita Chico”, desde su particular sentir, aunque coincidiendo en la bonhomía del ser humano y los dones naturales del torero.
A partir de un video testimonial de una corrida de feria en 1985 en la que el diestro Miguel participara, se inició la tertulia en la que cada uno de sus compañeros toreros comentó:
Un Humberto Moro emotivo dijo que toreó poco con Miguel, pero que los unió una gran amistad desde niños y que como torero fue admirable. “Hablábamos el mismo idioma taurino, pero anduvimos por caminos diferentes, ya retirados nos íbamos de pesca o a jugar golf, hay muchas anécdotas de esos andares, hombre generoso y lamento mucho que no lo hubiéramos apoyado más en la última etapa de su vida”, expresó Moro con un nudo en la garganta, “lo extraño”.
De fácil palabra, César Pastor hizo alusión a la época en que vivió en Chichimeco invitado por el maestro Fermín, cuando era aspirante a novillero y Miguel Espinosa aún iba al Marista, “la amistad comenzó con Fermín, nos íbamos a entrenar, entonces Miguel no quería ser torero, ya después si y se preparaba como novillero”.
Destacó que no se estresaba, “la única vez que lo vi nervioso fue cuando iba a torear en Madrid, mantenía una fortaleza mental, tenía muchos talentos excepcionales. Era muy celoso en lo profesional, no sabía perder, pero también era muy generoso”.
Mientras que Luis Fernando Sánchez recordó la rivalidad que existió entre los toreros de dinastía, los Espinosa y los Sánchez, “a Miguel no le gustaba perder y dentro del ruedo él quería mostrar que era el mejor, me tocó torear con él entre 60 y 65 corridas, siempre tenía un consejo para cuidarte del toro. Fue un hombre con muchas virtudes, una gran figura del toreo”.
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