DE HOMBRES QUE VEN
A DONDE HAY QUE VER
Desde
siempre contaban los abuelos que quienes les antecedieron contaban que México
ha sido un país que va con las modas y las adopta con tal fervor que no nada más
las siente propias, sino parte de su identidad.
En lo taurómaco, la cosa
se pone bien sabrosona para algunos,
aunque lo lineal sería decir patética, pues una de las modas que parece no pasan de moda, es
meterse un puro a la caverna
carnosa y muelona y si más o menos resultan duchos, cual chacuacos humanos avientan humo,
se atornillan una cachucha de esas que llaman toreras, luego se atan al
pescuezo un paliacate colorado y tieso,
a todo ello agregan una bota de látex
campechaneada de vino tinto y refresco de uva de esa marca popular que es la
Sangría Señorial, bueno con eso ya queda uno reseñado como adepto a la moda de
ser ‘taurino’.
Otra moda es
la crearle a los niños afición mediante llevarlos vestidos de maletillas a lo
que le llaman clases prácticas que dictan los pedagogos taurinos, bueno, eso no
tiene absolutamente nada que ver con las calas que se están llevando a cabo en
la plaza más grande del mundo, que lo es, la México, donde los sábados
recientes la empresa les está soltando una señoras vacotas con unos pitones que
hace años no todos torean, a ellas les están saliendo toreros noveles que
buscan mostrarse ante quienes tiene el sartén por el mango pa’ programarlos en
una novillada vestidos de focos, con o sin jamelgos.
Sobre de
esto ya informamos, mas ahora hay que decir que entre los cerca de sesenta
toreadores que han aparecidos en dos sábados salió uno llamado Rodrigo Cepeda ‘El Breco’ que se carga una
percha de torero auténtico que inspiraría pa’ un personaje de novela, nada más
que éste chaval es de carne y hueso y más verdadero que una apasionada entrega,
proviene de un abuelo taurinazo Don Oscar Cepeda quien a su vera tuvo sentado
en el comedor de su cantón nada menos que a Manuel Rodríguez ‘Manolete’.
Confieso que
antes de las cualidades toreras que tiene y que son muchas, sostenidas por un
par de agallas de acero templado, éste ‘Breco’ trae ese brebaje que viene en
los genes y que lo es el de la trasmisión, el conecte con el tendido, el ser
receptor de las miradas, esas que no se despegan del torero esté como esté, Rodrigo
está pa’ cualquier escaparate de cualquiera de las plazas monumentales, se
viste con la autenticidad de lo que es un torbellino de tauromaquia dentro y
fuera del ruedo, mira a la casta y la mide en el mismo parpadear de ojos y a
partir de ello va sacando aunque parezca paradójico, el repertorio de la
espontaneidad, pisa fuerte cuando hay que pisar y flota sobre la arena cuando
la suavidad requiera salir a la palestra, ahí está un torero, Rodrigo Cepeda
‘El Breco’.
Como al día
siguiente estuvieron en el mismo albero ya vestidos de seda, otros tres que
cada uno en lo suyo anduvo como chambelán de baile fino, cumpliendo y dejándose
ver con alamares de cualidades, así que sería injusto dedicarle un capitular
completo a uno solo de ellos y sólo adelantarle que cuando vea usted en la
propia capital o en las plazas de provincia los nombres de Manuel Gutiérrez, de
Francisco Martínez y de José Sainz, este usted confiado que por el valor de sus
pesos en taquilla va a ver toreros que valen en torería su peso.
Y como la
fiesta es convergencia pura vayamos con el respetado y reconocido
periodista escritor que lo es el maestro Víctor José López ‘El Vito’ quien
tiene a disposición de quien quiera adquirir de su autoría ‘Memoria de
Arena, medio siglo de pasión taurina’ de Ediciones Anciola México, la obra se
halla en la Librería Tauro la del millón de libros en Justo Sierra # 30 Centro
Histórico a cuyos escasos metros los
españoles hace casi quinientos años celebraron la primera corrida de toros en
la hoy Ciudad de México, pues a eso se suma ahora la presentación en los
escaparates madrileños de otra obra de
Don Víctor José López titulada ‘Infatigables’ que versa sobre las desgracias
que está dejando el populismo venezolano, tomo cita fragmentada sobre la obra y
la familia del autor; .
‘Infatigables’ una obra que sin duda nos puede
abrir los ojos a los mexicanos en estos momentos de incertidumbre… pongamos las
barbas a remojar.
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