sábado, 3 de febrero de 2018

KIKE ROSALES “Crónica de una feria que casi no se da”

Foto Ender Guerrero
Las corridas de la feria de San Sebastián pasaron por los tragos más amargos que pueda sufrir un acto de estos. Casos como el de llamar toreros y escuchar “a Venezuela no, todavía nos deben” como vemos el asunto mostraba prólogos de negatividad.
Además la concesión fue otorgada tarde y está presente el otro factor, el económico, que con esto de la diaria inflación no permitía tener un cálculo exacto, eso anudado a lo del galopante Dólar que de paso tenía un dictamen; “en Enero estará en doscientos”, y se equivocaron, para el día de las corridas sobrepasó la cifra.
Al frente de la C.A Plaza de toros (la concesionaria) está el nombre y la presencia de Hugo Domingo Molina, quien sabe que la concesionaria no tiene dinero y conseguir dólares es imposible, el aval es su credibilidad en el mundo del toro, el documento era su palabra.
A pesar del “no voy” de las figuras  los nombres de Vanegas y Colombo eran la base de los carteles  pero poderlos traer fue una especie de montaña rusa, manolito nos dijo en una entrevista “no voy por el pan y el pescado” es decir…
Quienes manejan a Jesús Enrique prácticamente dejaban San Cristóbal por fuera, razones tenían, no había forma de pagar sus emolumentos en moneda extranjera.
Entonces era común escuchar en los corrillos taurinos sentencias tan drásticas como “se jodió la vaina” es decir que el ambiente era pesado.
 Se hacen reuniones con el matador Jesús Colombo quien decide estudiar la posibilidad que su hijo toree en San Cristóbal, el mano a mano lo descartaron de entrada al igual que una terna y se plantea “la encerrona” y ese es otro capítulo, las reuniones fueron largas y tensas para poder llegar a un acuerdo, el mismo fue ir en sociedad en la corrida, a la final luego de “muchas cosas”… lo hicieron.
Días antes de empezar la feria había que hacer colas de hasta días para poder echar gasolina, entonces aparecía ese runrún tan duro y cierto de “mire, de verdad no estamos para feria” y el mismo tomaba mucha fuerza.
Lo otro es al llegar el día de la primera corrida, aparece un verdadero embrollo con lo de los pases a callejón, siempre se dice que “este año arreglo el callejón” y la cosa es de lo peor, nadie sabía nada, hablaban de una lista que solo apareció una y los técnicos de nuestra trasmisión entraron a un cuarto para las cuatro estando allí desde la una de la tarde, el problema del callejón fue más fuerte este año.
Entre trasnochos y discusiones suena el tararí de la primera, cartel integrado por Manuel Escribano, David Galán y Manolito Vanegas con toros de Rancho Grande y el Prado, Escribano con problemas físicos cumplió, David galán (quien resulto favorecido por el mejor lote) estuvo a las condiciones que tiene su toreo, de habilidad y técnico quien lidio (el primero de su lote de Rancho Grande lo que para nosotros es el mejor toro de la feria) sin dejar recuerdos de su actuación.
Luego la actuación de Vanegas, aquella frase de andar “siempre en torero” la cumplió sobrado, con  suavidad y mando sin duda alguna, la fragancia del “toreo fino” se regó por la plaza permitiendo la protesta del público cuando le fue otorgada una oreja en vez de dos sintiendo que la carta de presentación como matador en Venezuela es de muy alta calificación.
El sábado fue la encerrona de Jesús Enrique con los toros de San Antonio, bien presentados  pero viniéndose abajo después de los caballos (vimos dos varas espectaculares de Goyo Prieto) la falta de raza se volvió característica en la corrida, terminaban los pupilos Edgar Bravo como “agarrándose del piso”.
Colombo estuvo con una corrida muy difícil (a excepción del quinto toro) resolviendo con suficiencia los problemas, no se sintió a gusto pero dejó también el sabor de cosas grandes, la espectacularidad de sus pares de banderillas van firmados por una espada casi perfecta, es decir para los viejos entendidos solo con la espada ya corta las orejas además de hacer ver que “tiene toro en toda la plaza”.
Después de tantas penurias se dio la feria dejando cosas muy importantes y buenas, existen “los colombistas” y “los vaneguistas”, la rivalidad en el ruedo está señalada.
Los puntos de venta colapsaron el día de la primera corrida quedando gente por fuera, el sábado se fue la luz y los puntos otra vez se dañaron, incluso para entrar tumbaron una puerta y muchos  se fueron porque con tantas limitaciones decidieron ir a casa. 
La parte de sombra mostraba media entrada lo cual ante todos los avatares vividos se puede considerar un hecho satisfactorio, el afeitado en muchos casos fue muy burdo (era notable, y eso se debe al menos disimular) el día de “la encerrona” de Colombo hubo una reunión de carros antiguos que limitaba el ingreso a la plaza, el Viernes jugó el Deportivo Táchira copa libertadores y muchos pensaron “no hay plata para ir a los dos espectáculos”, hubo también una  novillada, pero esa merece un artículo aparte porque como ven es muy largo escribir la “crónica de una feria que casi no se da”.



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