Víctor Ramírez “Vitico”
Enviado Especial
Manolo Vanegas se presentó
por todo lo alto en Venezuela en una tarde en la que por encima de la oreja que
cortó quedó la sensación de un torero grande, que tiene muchas cosas que decir
en el toreo.
Vanegas se mostró toda la tarde
en torero, recio, firme y con sentido de la lidia. Dio la impresión de estar
muy toreado, puesto y enterado. A su primero lo saludó con dos ajustadas largas
cambiadas de rodillas y buenos lances a la verónica rematando con una torera
serpentina y una excelente media que paró
los relojes. Destacó lidiando y dejando perfectamente colocado al toro ante el
caballo. Abrió con vibrantes y emotivos muletazos de rodillas para ligar luego
ya de pie, estupendos muletazos con ambas manos, llenos de temple y buen gusto.
Bien colocado siempre, tocando en el momento justo, embarcando con pureza y
mandando, exprimió al máximo a un toro noblón que terminó rajado. Varios
naturales fueron soberbios porque fueron largos, hondos y ligados. Tras un
pinchazo hondo y una estocada volcándose cortó una oreja. Al serio y fuerte
sexto, un jabonero muy hondo, lo recibió con templados lances flexionando la
rodilla, con torería y sentido lidiador.
Tras un buen quite por chicuelinas, comenzó su trasteo con vibrantes muletazos de rodillas,
que prendieron en un público que siguió con pasión lo realizado por el
tachirense. Vanegas ligó estupendos muletazos por ambos lados, aguantando
parones y tornillazos de un toro complicado que lo puso a prueba. Firme
siempre, el joven espada mostró un valor sereno que le permitió estar muy por
encima de su oponente. Una entera defectuosa que tardó en hacer efecto le dejó
sin la oreja que le abría la puerta grande, pero el público le reconoció con
una sincera ovación. Hizo lo más torero de la tarde.
Manuel Escribano, aquejado de una dolencia estomacal no lució
como otras tardes, a tal punto de tener que pasar a la enfermería tras estoquear su primer toro, astado bronco y difícil que hizo sudar tinta al español que lo intentó sin
lucimiento. Abreviar fue lo más indicado. Ante el cuarto, un toro que comenzó rebozándose
y embistiendo bien por abajo, Escribano anduvo fácil pero sin romper. Con
oficio pero sin alma, ligó muchos pases, algunos buenos, pero sin
trascendencia. Un horrendo metisaca fue el epílogo de una mala tarde con los
aceros.
Hábil, listo y eléctrico, David Galán se llevó el lote de la
corrida. Su primero, bajo y bien hecho, fue el toro de la tarde, por noble y
encastado. Galán, le toreó eléctrico, vibrante y eso sí muy ligado. Con el
engaño por delante, el diestro giraba en un palmo de terreno refugiándose en el
cuello y tocando al ojo contrario para ligar muchos pases, de mano baja pero
con mucha rapidez. Conectó con el público y de no fallar a espadas hubiese
tenido premio. Ante el quinto, otro buen toro, Galán estuvo màs centrado, sin
renunciar a su peculiar estilo, algo embarullado, ligado y habilidoso. Muchos
pases del español, que dejando puesta la muleta por delante liga sin moverse,
casi sin darle sitio al toro. Los desplantes, rodillazos y adornos hicieron el
resto para que tras una estocada baja y trasera paseara una oreja.
El público acudió en buen numero
a la corrida lo cual es indicio que a pesar de tantos problemas la feria de San
Sebastián es uno de los ciclos más importantes de nuestro país.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de San Cristóbal
Viernes 26 de enero de 2018.
Casi media entrada en tarde
agradable.
Cuatro toros de Rancho Grande (primero,
segundo, tercero y sexto) y dos de El Prado (cuarto y quinto) desiguales de
presentación y juego. Bravo y noble el segundo, sin duda el mejor del encierro.
Noble y con movilidad el quinto. Complicado y bronco el primero, noble y rajado
el tercero, noble y a menos el cuarto, difícil el sexto.
Pesos: 445, 455, 455, 460, 445 y
455 kilos.
Manuel Escribano, de
grana y oro: Silencio y silencio tras aviso.
David Galán de azul
rey y oro: Palmas y oreja con petición de la segunda.
Manolo Vanegas, de
azul rey y oro: Oreja y Saludos con petición tras aviso.
En las cuadrillas destacaron en
la brega Gerson Guerrero y Eduardo Graterol. Manuel Escribano pasó
a la enfermería tras lidiar a su primer toro para ser atendido de
deshidratación y dolencia estomacal. Salió de la misma para lidiar al cuarto,
tras cuya lidia se retiro de la plaza por tener que viajar a México.
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