MANOLO VANEGAS UN TORERO QUE PRODUCE SENSACIONES DE TIERRA Y DE NACIÓN |
Este film italiano (dirigido
y escrito por Giuseppe Tornatore en 1988) es quizá una de las obras que más nos
influencio en la vida, la historia de un hombre director de cine a quien la
informan en el comienzo, “llamó tu mamá para decir que murió Alfredo” nos
transporta a la infancia del director que recibe la triste noticia.
Todo se desarrolla en
un pueblo de Sicilia después de la segunda guerra mundial, el sitio obligado
para reunirse era un cine que se llamaba “cinema Paraíso” convirtiéndose en el
lugar de reunión entre Alfredo y Toto los personajes principales, el operador
de la maquina (Alfredo) y el niño (Toto) que se va del pueblo siendo muy joven
a Roma donde años después recibe la luctuosa llamada.
Esto que les cuento más allá
del gusto por esa película tiene que ver con una sensación maravillosa que
vivimos en San Cristóbal el día que toreaba Manolo Vanegas antes de la corrida.
En los predios de la oficina
administrativa de la plaza se me acerca un hombre de quijotesca
figura a pedirme un favor, el mismo no era otro de ver si se podía conseguir el
video de la actuación esa tarde de Vanegas.
No es la primera vez que nos
ocurre y ojala no sea la última pero lo más destacable e importante de esto es
el motivo de este escrito.
Me decía que muchos no podían
venir de Seboruco a la plaza, el lio del transporte que vivimos, otros no
tenían el dinero y a la mayoría no le alcanzaba, un hecho que ameritaba una
solución inmediata.
Convirtiendo el quedarse sin
ver el debut del paisano en la feria en una injusticia que se podía convertir
en un sacrilegio con visos de ser considerado un pecado mortal.
El asunto es buscar que todos
vieran la actuación de Manolito del 26 de Enero y poderlo disfrutar.
Decidieron entonces que se
reunirán en la plaza principal y pasarlo en una pantalla
una sabana o “un Videobim” o en lo que fuera para disfrutar de la
actuación del ídolo de Seboruco.
Es de imaginarse y llenarse
de ilusión, todos corriendo con el taburete a sentarse con “michesito” para
agarrar algo de calor, sentir el muy marcial “Shhhhhh” de la gente cuando
alguien habla “tochadas” en el momento cuando torea “el muchacho”, además el de
prohibir las groserías “porque hay damas y niños”.
Es toda la pureza de la gente
que muchos no ven y para algunos no cuentan, esa, la sencilla que estará en la
plaza del pueblo viendo torear a Manolito Vanegas.
Cuando Toto (ya con 18 años)
en el filme Italiano va tomar un tren para irse del pueblo a Roma Alfredo quien
había quedado ciego le pide “que no vuelva” le indica que regresarse seria la
derrota de los sueños y que ellos…nunca pueden perder.
En este caso el retorno de
Vanegas está lleno de la solidaridad que se basa en la amistad de la crianza,
tanto que su corrida será pasada en una especie de versión muy Tachirense de
Cinema Paraíso para aquellos no pudieron irlo a ver.
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