MARCOS SANCHIDRIÁN MUNDOTORO.COM / YOUTUBE
Madrid aguardaba un 24 de
octubre de 1992
expectante. Julio Robles ya se encontraba postrado en
una maldita silla de ruedas. El toreo y la afición se volcaron por uno de los
mejores toreros de la historia. Dolía Robles como duele Armillita.
Doblaban campanas aquel
sábado por el poeta Luis Rosales. Con él voló la Generación del 36.
Entre Lorca y Miguel Hernández, sonata de una guerra.‘Aromas de
otra época’, como tituló Vicente Zabala en ABC. ‘La faena de la
temporada madrileña’
Se anunció Palomo
Linares, Curro Vázquez, José Mari Manzanares, Ortega Cano, Paco Ojeda -en
su lugar toreó El Soro-, Espartaco, Joselito y Javier Conde pero
al que aún recuerdan los aficionados que lo vieron fue a Miguel Espinosa
‘Armillita’.
Merece la pena recordar la
crónica del genial Zabala:
‘Armillita Chico
vino desde México, donde es la máxima figura, para demostrar,
por fin, los motivos por los que manda en la fiesta del país hermano.
Miguel llevó a cabo la más hermosa faena de la temporada madrileña. Es difícil
torear mejor. Ejecuta las suertes con naturalidad con ejemplar sentido de las
distancias y un temple propio de los elegidos.
Torero de escuela, de muy
buena escuela, torero por tradición y por vocación, artista genial e
inspiradísimo, carente de afectación, con toda la técnica heredada del maestro
Fermín, llamado por la afición española en su tiempo el ‘Joselito mexicano’, y
una cadencia de ‘faraón’ azteca como aquella que hizo enloquecer con su
lentitud a la afición de la nación hermana, que nacía de las muñecas del
maestro de Texcoco, Silverio Pérez.
Los diez minutos que Miguel
estuvo con la muleta delante del toro resultaron un deleite, para los que de
verdad sienten y comprenden el arte de torear. Nada de afectación. Las suertes
surgíande una manera fluída, armoniosa, increíblemente lentas, con unos modos y
unas formas que dábamos por olvidados. ¡Qué pena no poder presenciar esta faena
en San Isidro y con un toro de San Isidro…! Pero torear así es difícil hasta de
salón.
Durante muchos años se
hablará de la maravillosa obra de Armillita. Estoy seguro de que el maestro
Fermín ya le había tocado las palmas a la hora de haber decidido cruzar el
charco para tan altruísta fin. Después de habrá sentido orgulloso de haber
visto como el público español se levantaba de los asientos al remate de cada
serie y los olés brotaban de las gargantas en catarata. Casi medio siglo
después, Dios Mio’.
‘Mi fe sin sueños de amante.
Cuando abril se torne oscuro
será la arena en el muro
de la sonrisa distante.
¡Dadme el milagro constante
de su visión!
Solo voy
del solo sueño que soy
al soñar que hizo la nada
solo presencia mirada:
dial al tránsito aquí estoy’.
Cuando abril se torne oscuro
será la arena en el muro
de la sonrisa distante.
¡Dadme el milagro constante
de su visión!
Solo voy
del solo sueño que soy
al soñar que hizo la nada
solo presencia mirada:
dial al tránsito aquí estoy’.
Luis
Rosales a Federico García Lorca.
Abril. 1935
Abril. 1935
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