LA GLORIA DEL SAZÓN
Doña Verónica Rizo, a la que el matador Luis Castro ‘El Soldado’
poniéndose la mano en el corazón le decía; ‘Mi hija que nombre tan chingón le puso su
madre, por las verónicas de ensueño de mi menda’, y esto viene porque la dama inauguró un comedor comunitario en el
barrio de Tlacoquemécatl, al que bautizó como ‘La Gloria del Sazón’ y eso me
hizo recordar esta semana a un torero del sazón, que se llevó una de las notas;
Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’, por el
estreno del documental sobre su vida, en la que alcanzó la notoriedad por el
sazón que él imprimía dentro y fuera del albero, con sus romanticismos y sus
larguezas, que pa’ eso, se pintaba solo.
El productor & director Rodrigo Lebrija Bailleres, con
‘El Brujo de Apizaco’ nos lleva a un encuentro con la realidad en donde las
escenas y el lenguaje son respetados como las vomitó el personaje, no como hoy se quieren maquillar los dramas, seguramente
el cineasta egresado de The London Films
Academy, que también abrevó en los estudios de la Warner Bros donde Alfonso
Cuarón entre sus cátedras le debió de haber afinado eso que aprendió muy bien, Lebrija
Bailleres que es el que; El arte en el cine empieza con el drama.
El documental es fiel a la polémica que era la armadura de
‘El Pana’, personaje que adentro tenía un hombre, porque así le convenía que
fuera y como no lo iba hacer así, si él
siempre fue el guionista de su propio
melodrama, retrata bien ante la cámara, porque poso muy poco, el documental se
puede digerir como los tragos de loción que se pasaba por el cogote a falta de
alcohol, no se inmuta ni con los genitales prietos al aire, con las fraudulentas
escenas donde le despuntan a los toros, ni confesando sus bajezas, se describe
como un hijo de puta, que viene de la mierda del alcoholismo, algún
testimonial nos dice que no sabía comer, ni tampoco torear y es ahí
donde hay que reconocer que la mecha de su personaje prendió con tan poco y a
la vez con tan mucho que lo fue la
personalidad, la destreza y el valor pa’ decirle al mundo su verdad, como él
quería que fuera escuchada, aunque un descuartizador dijera displicentemente…es
solo un torero.
La historia de un ‘Toro prieto’ el que Dios le hablo pa’ decirle que torearía en la Plaza México y
luego se obsesionó con ir a Las Ventas y su demonio le puso en sus manos una
guadaña pa’ que él solo fuera a buscar la muerte y la encontró como la tenía
escrita en el guion.
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