sábado, 23 de septiembre de 2017

EDUARDO SOTO Devoción y afición


Se dice que la recordación de aniversarios tuvo orígenes religiosos, para traer de nuevo al espíritu las fechas del  sacrificio de los mártires. En nuestros días, su uso es más extendido y cuando recordamos  solemnemente algo o a alguien, decimos que  estamos conmemorando.
Pues bien, este año  tenemos la feliz coincidencia de conmemorar no solamente el Cincuentenario de la Plaza de Toros de Mérida, sino  también las Bodas de Oro Sacerdotales de su Primer Aficionado, Su Eminencia Reverendísima Baltazar, Cardenal Porras.
El tiempo de Dios es perfecto, pero no tanto el de los hombres y ha debido hab er una más estrecha relación entre las dos efemérides, pues ambas se  refuerzan mutuamente, pero aún no se ha cerrado esa ventana.
El Pastor, cuya personalidad, pletórica de sencillez, conocimiento y bondad, genera o reaviva querencias religiosas adormecidas y la Monumental Román Eduardo Sandia, templo donde se forja la afición taurina de la Ciudad de los Caballeros.
Siempre han sido loables los esfuerzos de nuestro  Clero en la lucha contra las dictaduras, como son dignos de reconocimiento los empeños de la  afición venezolana por no dejarse arrebatar la Fiesta Brava.
 Devoción y  Afición han ido siempre mano con mano y al combinarse producen una  sinergia, que podría  favorecer mucho ambas causas.
Los Andes son el bastión de la esperanza taurina del país, de la resistencia contra la tiranía y existen señales prometedoras que aconsejan redoblar esfuerzos en las dos jurisdicciones.
Pero tenemos aún que  superar obstáculos muy complicados, para lo cual es indispensable la colaboración de todos, sin olvidar que la parte más oscura de la noche es la que precede al nuevo amanecer. 
Eduardo Soto, A.T.T.  22092017.







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