Alfredo Sadel,
transportado en el recuerdo
Caraqueño, de la parroquia
Santa Rosalía, Alfredo Sadel nació en El Silencio el 20 de febrero de 1930. La
historia de su vida es la del venezolano triunfador, el que se impuso por su
talento, virtud que condujo de la mano de la entrega y del sacrificio, Sadel
como El Diamante Negro, Aldemaro Romero
y César Girón ocupó en su día la cima del éxito y de la popularidad, regalándole
a Venezuela la admiración y el respeto que hoy, en esta hora de mengua, hemos perdido … Pero la nación es eterna,
eternidad que le corresponde en el legado de sus más grandes hijos, y dos de
sus hijos han escrito, entre grandes autores, sobre Alfredo Sadel: el poeta
Rosas Marcano y el gran aficionado Eduardo Soto.
EL ARRULLO:
"Sadel su vida clausura,
Nos deja al pasar su hoja
en la mente congoja
y en el pecho la amargura.
Hoy con la carne marchita
es un ramo de albahaca
en el aire de Caracas
que tanto lo necesita.
que tanto lo necesita.
Cómo pensar que se ha ido
si el país -aliento y mapa-
lo transporta en la solapa
como un clavel encendido.
Con Sadel, sin que me exceda
pasa, sin dejar vacío,
que él es como el río que se
va....
y siempre se queda
Jesús Rosas Marcano
Eduardo Soto, tovarense y
taurino hueso colorado, ha escrito mucho y muy bien de toros. Su semblanza
taurina del recordado Alfredo Sadel no tiene desperdicio y en este día cuando
recordamos al tenor, al amigo, a gran aficionado a la más hermosa de las
fiestas pensamos que debe hacer el paseíllo con el anecdotario infinito que hoy
desempolvaremos para recordar a Sadel.
Relata Soto:
El Tenor Favorito de
Venezuela, inició su despegue artístico, en la última mitad de los 40, con la
interpretación del pasodoble Diamante Negro, dedicado al torero ocumareño ídolo
de la afición del país. Sus estudios de solfeo, piano y armonía, comenzaron en
la Escuela Superior de Música de Caracas y continuaron durante toda su vida, en
México, Nueva York, Buenos Aires, Barcelona, Salzburgo y Milán.
Fue actor de cine, empezó su
carrera en el canto lírico en 1961 y su repertorio incluía, entre otras obras,
a Rigoletto, El Barbero de Sevilla, Carmen, Tosca, La Boheme, La Traviatta y El
Holandés Errante. Sus giras artísticas lo llevaron por casi todo el
mundo.
Como anécdota personal debo
comentar que cuando trabajaba en la otrora URSS, en un viaje a Kazajstán, al
visitar el Teatro de la Ópera en su capital Alma-Ata, me comentaron que allí
había actuado nuestro gran tenor.
Alfredo Sadel, a quien
llamaban el cantante taurino por excelencia, no solo interpretaba pasodobles,
sino que compuso algunos temas como La Feria de La Chinita, Maestranza de
Maracay, Bernardo Valencia y Girón de mi pueblo, todos con letra y música de su
autoría. Hoy existe la Fundación Alfredo Sadel, que trata de recopilar y
digitalizar las 2.000 interpretaciones que grabó en 200 discos de 78rpm y 130
LP, editados en diversos países, los cuales, sin duda, forman parte importante
del acervo cultural venezolano.
Eduardo Soto
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