viernes, 17 de junio de 2016

RECUERDO Y HOMENAJE A UN AMIGO MUY APRECIADO: EL GANADERO ANTONIO GARCÍA


HOMANAJE A ANTONIO GARCÍA
El recuerdo a un apreciado y admirado amigo

ANTONIO  GARCÍA, UNO DE LOS GRANDES DE AMÉRICA 


EL VITO

Para ser lidiada en Valencia el 07 de diciembre de 1969, Manolo
Chopera adquirió una corrida de Bella Vista. Antonio García, joven
ganadero bogotano tenía contacto con Venezuela desde hacía ya
bastante tiempo. El nombre de Vistahermosa de Colombia no era
extraño para la afición criolla, porque varias de las fechas
memorables en el toreo nacional, tenían como bastión la ganadería
de Antonio, la de Vistahermosa de Mosquera, Cundinamarca.

La situación económica en Colombia no era muy promisoria, yVenezuela iniciaba el desarrollo de una serie de plazas en la frontera. 
Se celebraron corridas de toros en Táriba, San Cristóbal,
llegaron a Valencia los hermanos Joselillo de Colombia y Manolo
Zúñiga con sus plazas portátiles. Echaban mano a corridas de toros
de México y de Colombia. 

De Colombia Joselillo de Colombia trajo un par de corridas de Francisco García, siendo el representante de la ganadería para estas incursiones venezolanas su hijo Antonio.

Los orígenes de la ganadería de Vistahermosa colombiana son
interesantes, y están ligados al desarrollo de la fiesta de los toros
en el territorio neogranadino y con el tiempo ejercería una decidida
influencia en Venezuela.

Francisco García fue de muy joven vaquero de la casa de Santa Coloma, en Sevilla. Llegó a Colombia en 1925, en compañía de su pariente Julio de la Olla, primer mayoral de Mondoñedo, contratado por Ignacio Santamaria cuando don Ignacio, el gran prócer de la fiesta de los toros en Colombia,
negoció con el Conde de Santa Coloma la compra de los primeros
sementales que formaron la ganadería cundinamarqueña.

Mondoñedo fue fundada con vacas criollas colombianas. Vacas de
las sierras andinas y los sementales de Santa Coloma, importados
por Santamaría y registrados en los libros y en la historia del toreo
con los nombres de: "Ligero", "Civilero", "Canastillo" y "Malavista" y
dos del duque de Veragua, con los nombre de "Cigüeño" y
"Granadino", cuyas cabezas, o lo que de ellas quedan, adornan
unos pasillos de la casa de habitación de la finca de La Holanda, en
Mosquera. Tuve oportunidad de conocer este bello rincón de la
Sabana de Bogotá invitado por Fermín Sanz de Santamaría, en una
de mis primeras visitas a la hermosa y grata ciudad de Santafé. Más
tarde el mayoral Julio de la Olla llevó otros machos de Santa
Coloma a los predios de las fincas Holanda y El Rubí, en Mosquera,
que tenían por nombre "Cordón", "Aventurero", "Greñudo" y
"Estornino". De los cuatro padrearon los tres primeros, porque
"Estornino" murió apenas pisó suelo bogotano. La bancarrota comercial hizo que el señor Santamaría se viera obligado a entregar parte de su fortuna a la Corporación Colombiana de Crédito. Entre las propiedades estaba la ganadería
de Mondoñedo, que para la época contaba con más de mil cabezas
de ganado de cruce criollo con Santa Coloma. Durante dos años la
Corporación de Crédito manejó la ganadería de Mondoñedo, y al
frente de la vacada quedó Francisco García. En vista de que los
herederos de don Ignacio, poco o nada hicieron por recuperar los
bienes incautados, el organismo gubernamental, en vandálica
actitud, acremente criticada por la opinión colombiana, en especial
por el diario El Tiempo, de Bogotá, en histórica campaña, envió
partidas de reses al matadero.

Muchos aficionados compraron a precio de gallina flaca parte de
ganadería. Se fundaron ganaderías como la de don Benjamín
Rocha Gómez (El Aceituno), con más de cien vacas y los toros
"Taponero", "Llorón", "Alemán" y "Ligero". César Marulanda fundó la
ganadería de Nápoles en Armenia. Doña Clara Sierra, que compró
vacas de Mondoñedo y gran parte del rebaño de Rocha Gómez,
que moría asfixiado por el calor en las ardientes tierras de El
Tolima, fundó la célebre finca de Venecia, vecina con La Holanda y
colindante a El Cairo, tierras que luego serían de Francisco García.
Se beneficiaron de la demencia burocrática los señores Arturo
Hernández y Eduardo Laverde, como también el matador de toros
español Félix Rodríguez Antón, santanderino que vivió en Colombia
hasta el final de sus días y fue un pionero en la construcción del
gran edificio de la ganadería brava neogranadina. Pepe Estela
fundó en Cali la divisa de Ambaló, y también se benefició con vacas
de la familia Santamaría compradas a la Corporación de Crédito.
Los sucesos de la quiebra financiera de don Ignacio Santamaría
ocurrieron en el año de 1931, que aún retumban en el eco del
desastre taurino en la Sabana de Bogotá y que provocaron la
deserción y regreso a España del mayoral Julio de la Olla.
Francisco García, en cambio, prefirió esperar. Sin cobrar un peso,
vestido de franciscana paciencia, se mantuvo vigilante de cada una
de las reses. Este hecho de encontrarse encargado de la
ganadería, propiedad de la Corporación, sus dotes de buen
aficionado, trato directo con Julio de la Olla, fueron elementos
fundamentales para que supiera la auténtica constitución del
rebaño. García, que estuvo a la orden de la Corporación de Crédito
en calidad de funcionario, ganó grandes beneficios económicos por
razones de cesantía y de antigüedad, que cobró con tierras y reses.
Así fue que se hizo ganadero de reses bravas y señor de tierras en
la Sabana de Bogotá aquel joven andaluz que había llegado a
tierras americanas como vaquero en compañía de su primo Julio de
la Olla.

En 1936, Francisco García fundó la ganadería de Vista Hermosa
con los sementales españoles y cien vientres que el avispadísimo
sevillano supo escoger entre las mil reses que habían formado
Mondoñedo. El hierro de la ganadería de García es similar a la de
Joaquín Buendía, y por divisa los colores oro y encarnado, de la
bandera española, la divisa de su amada tierra a la que fue a vivir
los últimos días de su tránsito terrestre. Con un sentido muy claro
de la selección, creó en el tiempo una gran ganadería. Un toro ideal
para Colombia, de finas y pequeñas hechuras, bravo y encastado,
que ganó fama con el tiempo. A Venezuela envió en 1949 una
corrida memorable, en la que triunfó el leonés Antonio Velázquez,
quien toreó junto a Luis Sánchez "El Diamante Negro" y Luis Miguel
Dominguín. De ese triunfo en Caracas nació la ganadería
venezolana de Vistahermosa, de Cayetano Pastor, que fundó con
dos toros de Francisco García.

Antoñito tenía fija idea de salir de Colombia. Las guerrillas, la
situación política, el espejismo de la Venezuela petrolera eran muchas tentaciones como para quedarse en la Sabana de Bogotá.
Además, el cerco que le tendían sus colegas ganaderos, no
diferentes a los del resto del mundo en cuanto a sus bajas
pasiones, le ahogaban en su propia tierra.

Por todo esto Antonio García visitó la frontera. Se relacionó con
aficionados tachirenses y llegó a entusiasmarlos para que trajeran a
Venezuela ganado bravo de su ganadería. Así lo hizo, con Joel
Casique y otros socios que tuvieron, para esa época, la unción del
Ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, que abrevió
con su influencia estadios burocráticos.

Antonio García fundó un hierro a su nombre; y con ese hierro y
denominación trajo a Venezuela vacas y toros. Toros para ser
lidiados en corridas a su nombre, y así se hizo la tarde del siete de
diciembre de 1969 en Valencia, y así se hizo luego en San
Cristóbal, cuando Joselito López, Miguel Márquez y el maestro
salmantino Santiago Martín "El Viti", redondearon una tarde
memorable de la que aún recordamos la brava actuación del toro
"Vanidoso"; y así en Puerto Cabello y en Caracas y en otras plazas
donde siempre se lidiaban toros que llegaron a Venezuela de
novillos y de becerros, pero que habían nacido en Colombia y
estuvieron herrados con señales diferentes a las de Bella Vista. No
fueron estos célebres toros de Bellavista, así se empeñen en
considerarlo algunos de los que fueran propietarios de la divisa
tachirense. 

Esta circunstancia acarrearía confusiones, más tarde,
en lo referente a la antigüedad de la ganadería; porque habiéndose
lidiado sus toros antes que otras ganaderías –según los carteles,
como el de Valencia la tarde del 07 de diciembre de 1969–, adquirió
reconocimiento de antigüedad más tarde, cuando en Caracas lidió
reses que sí habían nacido en el país y que sí tenían el hierro de
Bellavista: porque las que se lidiaron en Valencia, y las otras plazas,
que mencionamos llevaron el hierro de Antonio García, el criador
bogotano.

Los toros anunciados como de Bellavista, pero que aclaramos eran
de Antonio García, se lidiaron en la Monumental de Valencia y el
cartel de esta corrida, última de la temporada, lo integraron César
Girón, que cortó una oreja, José Fuentes y Curro Vázquez, ambos
poderdantes de Rafael Sánchez El Pipo, famoso por sus
excentricidades y porque fue el descubridor de Manuel Benítez "El
Cordobés". Los toros dieron buen juego. Manolo Chopera
aprovechó para limpiar los corrales de la Monumental y regaló toros
mexicanos de Valparaíso y de Javier Garfias.

Muy poca gente fue a la corrida. Hecho que no le preocupó a
Manolo Chopera, que en uno de esos gestos, muy suyos,
incomprensibles para el que ignore la dimensión que el vasco tuvo
como profesional del toreo, abrió en el restaurante El Toro Rojo, de
Valencia, unas botellas de escogidos caldos franceses, para brindar
en tarde de fracaso económico por todos los éxitos que la vida le
había dado, por la amistad. En compañía de Sebastián González
Regalado y Miguel Laguna, dos personas muy especiales para
Martínez Flamerique, aprovechó para despedir el año de 1969 en
suelo americano.

El año taurino se cerraba con el anuncio hecho por Sergio Flores,
secretario General de la Unión de Subalternos, de un conflicto
contra la empresa de Rodríguez y Pimentel, que organizarían las
corridas de San Cristóbal. Flores representaba un grupo de
subalternos que actuaba en las corridas que organizaba Manolo
Chopera y que adversaba a otro que lideraba Gregorio Quijano, un
sindicalista avezado que había organizado la Asociación de Toreros

Subalternos, adversario de Chopera.

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