Tarde para la
historia en Mérida
Hay tardes en las que las orejas están de más, cuando el
sublime encanto del toreo eterno, aparece en el ruedo, como en esta corrida en
Mérida, que pasará por derecho propio a los anales del treo. Los toros de Los Ramírez
permitieron ver a tres toreros que salieron a por todas, cada uno con su
estilo, pero dejando sobre el albero faenas para el recuerdo.
Enrique Ponce ha sido sin duda el torero estrella de la
feria, por capacidad, entrega, inteligencia, recursos, oficio y torería. Una
soberbia actuación ha tenido el maestro valenciano. Lanceó con facilidad al
primero, un toro noble y con clase, al que toreó con estética, gusto y temple. Inteligente,
abrió con finos ayudados por alto, para afianzar al toro, al que llevó con mimo
en series con ambas manos, delicadas, perfumadas con torería. Relajado el
diestro, deslizaba la muleta con ese sutil temple que sólo tienen los grandes.
Varios cambios de mano fueron de órdago, por lo que tras una estocada, cortó
dos orejas.
Lo del cuarto, es otra dimensión. Ponce abrió su
enciclopedia y dictó otra clase de lo que es torear. Soberbios doblones del
maestro, que así desengañó al buen “Demorado”, un toro que permitió al diestro
una faena de altos vuelos. Ponce hace todo con cadencia, no hay un mal
movimiento, todo tiene un envoltorio estético y técnico de lujo, su obra es un
acabado perfecto. Estupendos los muletazos con ambas manos, relajado el torero,
sacando el engaño por debajo de la pala del pitón, llevando largo al toro, que
fue a más a medida que Ponce, le toreaba. Naturales y derechazos llenos de buen
gusto, con clase, exquisitos. Una obra de arte, de un excepcional torero, que a
veces es tan perfecto, que incluso pone a cavilar a más de uno. “Demorado” fue
indultado, y al matador le concedieron las dos orejas y el rabo simbólico, éste
un trofeo excepcional.
Alejandro Talavante ha cortado las dos orejas al segundo, un
toro terciado, que se movió con nobleza. Buenos lances a pies juntos y quite
por saltilleras del extremeño, que cuajó una faena con momentos muy buenos,
ligada y templada. Tandas de muletazos largos y hondos por ambos pitones,
caldearon el ambiente. Péndulos intercalados en las series y adornos ceñidos
dieron variedad a la faena, esa variedad que tanto se agradece en este torero.
Una estocada caída pero fulminante fue el colofón de una obra premiada con el
par de orejas. Una más paseó del quinto, y esto porque el puntillero le levantó
dos veces al toro y enfrió al público. La faena, voluntariosa, tuvo momentos
buenos, correctos y aseados, con el diestro entregado y valeroso. Varios
naturales fueron buenos de verdad. Sin ser un trasteo redondo, la gente, ya muy
entusiasmada, lo siguió con emoción.
Aguerrido y entregado, El Califa de Aragua triunfó en buena
lid con el bravo tercero, “Harry’s”, al que lanceó con buen aire a la verónica.
Quite por gaoneras y buenos pares de banderillas del diestro, que toreó por ambos pitones en varias series de
muletazos ligadas y templadas. Emotivo y resolutivo, El Califa cuajó al bravo y
encastado toro con emoción. Una vez indultado el toro, el diestro le toreó
estupendamente en una serie con la mano derecha, abierto el compás, bajando la
mano y llevándolo muy largo. Sin duda fue lo mejor de toda la faena. El sexto
fue el garbanzo negro del encierro, manso y rajado, se aconchó en tablas. El
Califa de Aragua, que fue arrollado en banderillas y golpeado en el suelo,
volvió a la cara del toro, pero no pudo darle un solo pase, pues el astado se
refugió en los maderos, de donde no salió. Se limitó el diestro a cumplir.
Enrique Ponce salió a hombros tras finalizar la lidia del
cuarto, y sus compañeros junto con el ganadero hicieron lo propio al término de
la corrida.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de Mérida
Lunes 8 de febrero.
Cuarta corrida de feria.
Lleno de “no hay billetes” en tarde fresca.
Toros de Los Ramirez, desiguales de presentación, de buen
juego en general. Bravo, encastado y con clase el tercero, “Harry’s”, número
242, castaño ojalado listón, indultado. Bravo y noble el cuarto, “Demorado”,
número 230, negro, indultado. Noble y con clase el primero, encastado el
segundo “Delicado”, número 250, castaño oscuro, premiado con la vuelta al ruedo.
Soso y noble el quinto. Manso y rajado el sexto.
Pesos: 437, 430, 430, 445, 460 y 430 kilos.
Enrique Ponce, de gris perla y oro: Dos orejas y dos orejas
y rabo simbólicos.
Alejandro Talavante, de azul noche y oro: Dos orejas y
oreja.
El Califa de Aragua, de rosa y oro: Dos orejas simbólicas y
silencio.
Destacaron en la brega Eduardo Graterol, y en banderillas
Salvador Moreno. Buen puyazo de Gregorio Prieto.
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