Un encierro escasa de
presencia y descastado en distinto grado lo que se apreció ayer, en la cual el
espada sevillano fue el más destacado de una tarde poco propicia a hechos
resaltantes.
RUBÉN
DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
Hugo Angulo / Aníbal García
Ha sido un “tostón” de corrida.
Primero, el llamado de atención al palco presidencial autorizar un cartel de
este fuste, donde a falta de una semana ya se sabía que el tercero del cartel
se había caído del mismo, como era el salmantino Javier Castaño y poco importó a
la empresa el que se buscara su sustituto. ¡¡¡Hasta cuando señores tanto
engaño!!!. Segundo, el permitir un encierro como el despachado ayer, donde por
lo menos tres de los pupilos de Don Pedro Echenagucia, jamás ni nunca debieron
pisar una arena sagrada y actualmente vilipendiada como la Monumental de Mérida.
Señores, un poquito de respeto, ¡¡¡Hasta cuando señores tanto engaño!!!.
Qué pena tener que escribir
una crónica de esta en estos momentos tan difíciles para el toreo venezolano, a
una ganadería a la que teníamos tanto respeto. Lo de ayer, mancilla aquella
frase del maestro del periodismo taurino, “El Vito”, «los toros de las faenas
emocionantes…» que pena, de verdad…
Una corrida que nacía
gafada por la ineptitud de la empresa de turno en presentarnos un mano a mano
que ni puñetera idea tenía razón de ser, ni sentido. Que atractivo pudiera
tener, si lo más interesante del cartel, por el sevillano Daniel Luque, a quien
ya habíamos visto dos tardes en San Cristóbal y otras más en esta plaza, ya le sopesamos
en tardes anteriores. Lo demás corría a cargo de la buena voluntad de quien a
pesar de lo malo, piensa lo mejor. Pero no siempre es así.
Fue precisamente Luque
quien abrió plaza, ante un diminuto ejemplar, al que le faltaba remate de todo:
pitones, culata, pechos, pitones… conservando su característico cuello
degollado y “hocico de rata” muy en el tipo del Saltillo primigenio de esta
divisa. Con este dije, Daniel, pasó a medio gas las desganadas embestidas de la
res, donde lo mejor vino en una tanda sobre la zurda que algo calentó el
ambiente de la soleada tarde. El pinchazo, antes de dejar una estocada entera y
desprendida, dio pie a que fuera silenciado.
Su segundo del lote… otro
dije desrazado lo que despachó Luque, a quien se le evidenció voluntad, muchas
ganas de triunfo, deseos de justificar, pero cómo bajo qué garantías ante semejante genero
bovino. La estocada trasera y caída, además de dos descabellos fueron factor
para que se le silenciara nuevamente.
Pero salió en quinto lugar
«Caporal», el más seriecito del lote del sevillano, a quien de capa y varas
poco se le había visto detalles a destacar.
Pero su inicio de labor muleteril dio pie a que la los presentes entráramos
en interés a lo hecho, de rodillas, cerrado en tablas. Luego, sobre la derecha prologó
faena en tandas sobre la derecha, de limpio trazo, sacando partido del atisbo
de nobleza en la que los trincherazos y pases de las flores de cierre de
trasteo fueron de notable interés para lo poco que habíamos visto en la tarde.
Las luquecinas finales fueron remate de altos quilates para que tras la
estocada entera y trasera se le premiara con las dos orejas, este último
apéndice con toda la generosidad que procede una tarde tan aburrida como inocua
en el recuerdo de los que asistimos ayer a los escaños del otrora primer ruedo
del toreo merideño.
El que abrió el lote del
espada tachirense Fabio Castañeda fue otro de los anovillados ejemplares que
pisaron ayer el ruedo. Las caleserinas tras el medido castigo en varas fueron prólogo
a una labor en la que compartieron tercio de banderillas ambos matadores, que
hizo calentar labor a posteri. Más lo fue tras el inicio por la espalda con la
que arrancó trasteo, para luego, sobre la derecha arrancar series mandonas, aprovechando
a plenitud la pizca de nobleza que traía el “cruzdehierro” que correspondió.
Por naturales la faena tomó mayores ribetes, sobre todo, en inspiradísimo solo
de trompeta que la banda se arrancó en el pasodoble que acompañó dicha faena, magistralmente
interpretada por la Banda “Antonio Valero” de la Mesa de Ejido, dirigida por Don
Antonio Rangel, de lo poco que en la plaza de Mérida no ha perdido personalidad
ni mucho menos solera. Valga eso. La estocada caída tras pinchazo dejó su
trasteo en palmas tras leve petición.
Poco pudo hacer un Castañeda
más proclive al pose bonito que la lidia en sí, ante el cuarto, mansurrón que
salió suelto de capotes, así como en la puya y banderillas. Pese a insistir
sacar partido, poco pudo hacer, exasperando tal insistencia inocua, que luego tras
dos viajes con el acero defectuosos, ser silenciado tras aviso.
Con el que cerró plaza,
vaya que nos tuvo en vilo el mencionada espada, pues el más seriecito de su
lote tuvo un comportamiento de supina mansedumbre, repuchandose ante los
caballos, propiciando que Castañeda cuando clavaba su segundo par de rehiletes fuera
espectacularmente volteado, de órdago y campeonato la misma, incluso pensando
lo peor, reponiéndose el mencionado coleta tras el trastazo, para volver a la
cara del toro, animal que paulatinamente desarrollaría una mansedumbre y
peligro latente, a tal punto de vivir en vilo la lidia del mismo. Tras varios
intentos con el acero y el verduguillo, el halo de alivio cuando cayó el toro
marcaba el fin de un festejo muy escaso de sentido, pues sin toros y muchos
menos el sentido de un cartel atractivo no se puede intentar engañar a la noble
e ingenua afición emeritense, por personas o supuestos empresarios que piensan
más en su bolsillo que en el interés de la propia feria, ¡¡¡Dígase la verdad
aunque sea motivo de escándalo…!!!
FICHA
DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román
Eduardo Sandia”. III corrida de abono.
Con poco más de dos tercios
de plaza (aproximadamente 9.500 personas) en tarde soleada y fresca, se han lidiado
toros de la ganadería LA CRUZ DE HIERRO (Pedro Echenagucia) mal presentados,
escasos de pitones, mansos y descastados en distinto grado. Entre el lote
enviado destacó el corrido en 5º lugar, el más potable del encierro en cierto
grado.
Pesos: 432, 433, 44, 435,
442 y 440 kilos
DANIEL
LUQUE
(Blanco y oro con cabos
blancos)
Silencio, silencio y dos
orejas
FABIO
CASTAÑEDA
(Sangre de toro y oro con
cabos blancos)
Palmas, silencio tras aviso
y silencio tras aviso
INCIDENCIAS: En las
banderillas destacaron los pares de banderillas de José Antequera y Eduardo
Graterol, y en la brega Abrahán Neira, ante el 6º. *** Para hoy en la mañana a
las 10, está pautada una clase magistral en el ruedo de la plaza de toros a
cargo del periodista malagueño Juan Ramón Romero, el diestro tovareño Rafael
Orellana y el sevillano Esaú Fernández.
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