El peruano Roca Rey arranca una oreja literalmente
ante un lote de marrajos mansurrones de Hugo Domingo Molina.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Angulo Avendaño /
“Cucú” Rincones
Ponce es Ponce |
SAN CRISTÓBAL (Enviado
Especial).- El último capítulo
de la FISS 2016 ha decepcionado por el escaso juego de los toros del Lic. Hugo
Domingo Molina, quienes en su escasa e irregular presentación han desencantado
por su mansedumbre supina que toma ribetes de preocupación. Ojalá que para
nuestro feria emeritense, la que defendemos a capa y espada, no pase ello, aun
cuando los augurios no son nada alentadores por lo visto por Pueblo Nuevo estos
días.
Abrió plaza el veterano diestro Enrique Ponce, ante el
invalido que cupo en suerte, y hubo de cambiarse, por el que iba ser cuarto de
la tarde, berrendo capirote, botinero, que solo fue eso, fachada pues su nula
bravura y escaso recorrido tras el fortísimo puyazo que recibió fue
condicionante para que el diestro de Chiva se fuera sin pena ni gloria, tras
despacharlo de media fulminante.
El sobrero de El Capiro que completó su lote, mucho
más toro que los astados que habían salido hasta el momento hizo presagiar
buenas opciones en su suave recibo de capa, para en varas emplearse el burel en
buen puyazo, recargando y metiendo los riñones el pupilo de Don Dayro Chica. El
trasteo muleteríl de Ponce sería un tratado de suavidad, templanza, tiempos y
distancia sobre la mano diestra, haciendo ver mucho mejor de lo que era el
negro morlaco colombiano, enroscándose la embestida a su dúctil cintura, componiendo
la figura, cerrado entre las tablas y primera raya de picar, entre el burladero
1 y 2. El trincherazo, los molinetes y los forzados de pecho fueron “agua de
mayo” en tarde árida de emociones. El espadazo al encuentro, entera,
ligeramente desprendida, fulminante. La petición unánime hizo que inmediatamente
se concedieran las dos orejas.
Para César Valencia, representaba volver a la arena
donde el año pasado hizo el grado de matador de toros, frente al anovillado
castaño, que mínimamente fue picado, como para tomarle una muestra hematológica.
Esto serviría para cuidar al máximo las embestidas de un animal que en las
manos del menudo torero valenciano se vio
atropellado, incluso desacoplado a lo que presentaba en su recorrido,
siempre con un molesto cabeceo al final
de cada muletazo. La estocada caída y un descabello, para ser silenciado.
Más enterado de lo planteado por el toro y un poco más
reposado se vio a Valencia ante el quinto, cornalón pupilo de Hugo Domingo, al
que se le dosificaría castigo en el caballo. Con la tela roja, César se
observaría voluntarioso pero no del todo a gusto ante el desagradable punteo y molesto
calamocheo al final de cada muletazo, en especial por el pitón derecho donde
basó en su mayoría trasteo, alargando más de lo debido la faena. La estocada
caída, nos alivió de mayores penas, dándose a su propio albedrío una vuelta al
ruedo.
Un verdadero invalido, tenido en pie por alfileres, el
que pasaportó en primer lugar del lote, al que pasó por ambas manos, intentando
hacer lucir las mortecinas condiciones de fuerza y acometividad, colocando todo
lo que le faltaba el toro en el ruedo. Los dos viajes con el acero, para ser silenciado,
por cierto, de mal gusto que el palco presidencial le colocaran música en las
postrimerías de faena, lo que exasperó a los presentes por tan desatinado
criterio, uno más a lo largo de la feria.
El que cerró feria no desentonó del conjunto,
anovillado castañito cornalón, al que ni siquiera picado –vaya por Dios que
grave situación de descastamiento- para con la pañosa el joven peruano hilvanar
una labor donde la emoción y entrega vino a cargo nuevamente del coleta
peruano, quien se jugó el tipo en una demostración de valor espartano sin
discusión alguna. Qué pena que este torero, que en un principio estuvo
anunciado para la inminente Feria del Sol se cayera de los carteles, ante
cuestiones de personalidad empresarial.
El espadazo caído, fulminante, hizo que la petición de
trofeo fuera un vendaval para que remolonamente se concediera cuando las
mulillas casi llevaban al toro su despojos.
FICHA DEL FESTEJO
Feria de San Sebastián 2016.
Domingo 31 de enero. V corrida de abono.
Con poco más de media plaza
(aproximadamente 8500 personas), en tarde calurosa y nublada, se ha lidiado
toros de RANCHO GRANDE (1º bis y 3º) EL PRADO (2º, 4º y 5º) y LA CONSOLACIÓN (6º)
dispares de presencia y comportamiento, adoleciendo de fuerza y raza en forma
alarmante.
Pesos: 470, 442, 455, 460,
440 y 460 kilos.
ENRIQUE PONCE
(Azul rey y oro)
Silencio y dos orejas
CÉSAR VALENCIA
(Nazareno y oro)
Silencio y vuelta al ruedo
ROCA REY
(Espuma de mar y oro con
cabos blancos)
Silencio y una oreja.
INCIDENCIAS: Poco a destacar entre las
cuadrillas. *** Al final del festejo se anunció por parlantes de la plaza los
triunfadores de la presente edición, destacando el diestro peruano Andrés Roca
Rey como máximo triunfador del serial; Mejor Ganadería, El Capiro; Mejor Faena
El Fandi, Mejor Estocada, Daniel Luque; Mejor Toro, «Limonero» de El Capiro,
indultado por El Fandi la tarde del viernes; Mejor Novilllero, José Antonio
Salas. Por su parte la Cámara Municipal otorgó los premios Antonio Aragón, en
las categorías a Mejor Programa Taurino de Feria, Tertulia Taurina moderado por
Kike Rosales quien así mismo fue reconocido como Mejor Narrador. Mejor Crónica
Taurina para el Diario Frontera, en la persona del Dr. Rubén Darío Villafraz y
Mejor Comentarista, Dr. Alí Méndez Vázquez.
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