GRAVÍSIMA CORNADA AL BANDERILLERO MAURICIO KINGSTON EN LA PLAZA MÉXICO

PEPE MATA

@periodistataurino

Con una pobre entrada en la Monumental Plaza de Toros México, se ha lidiado un encierro de la ganadería de San Marcos, disparejo en presentación, ha resultado manso en su conjunto, primero y cuarto, dóciles; los demás desarrollaron peligro, merced al genio que es la casta mala. El de mayor violencia ha sido el quinto, Sangre Nueva, que ha herido gravemente en el tórax al subalterno Mauricio Kingston.

Alfonso Hernández ElPali: saludo en el tercio.

Alfredo Gutiérrez: Saludó en el tercio con gran dignidad tras leve petición.

Juan Fernando: Silencio.

Christian Ortega: Saludó en el tercio.

Xavier Ocampo: Silencio.

Salvador López: Saludó en el tercio.

Detalles:

Mauricio Kingston fue sacado materialmente del burladero por el toro y le ha propinado una cornada penetrante de tórax tercera y cuarta línea axilar del lado izquierdo a nivel de región subclavia, politcontundido dejándolo de inmediato convulsionando.

Ha sido trasladado de urgencia al Hospital Mocel, en donde se realizó exploración quirúrgica controlando el sangrado. Su estado es sumamente grave.

Cabe hacer notar, que quienes realizan dicha exploración quirúrgica son cirujanos de cardio-tórax

Han confirmado alternativa: El Pali con Don Nacho; mientras que Juan Fernando, con El Cuatro.

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Todo estaba en medio de una noche anodina, merced a la mansedumbre el encierro de San Marcos, cuando salió el violento quinto, Sangre Nueva, al que no pudo controlar Xavier Ocampo con el capote, de inmediato el toro se adueñó de la escena. Al caballo aventó violentas cornadas de manso para deshacer el encuentro, y luego quedó dormido en el peto. Tras el tercio de banderillas, y cuando Xavier Ocampo se disponía a iniciar, Mauricio llevó el toro al burladero cerca de la puerta de picadores; estando el subalterno dentro del burladero, hasta ahí llegó el toro para sacarlo y propinar la gravísima cornada, han sido segundos que parecieron una eternidad, porque el de San Marcos no quiso hacer caso de los capotes.

 Fotos: Maestro Juan Ángel Sainos

Una vez que lograron retirar al toro, junto con los monosabios apareció el paramédico Felipe Sánchez, con la tabla de traslado de pacientes, para llevarlo de urgencia a la enfermería, en donde se le estabilizó y de ahí fue trasladado al hospital de los toreros, para ser intervenido quirúrgicamente de emergencia.

El ambiente quedó sumamente tenso, y en la realidad Xavier Ocampo no pudo hacer nada para el recuerdo, por lo que acabaría siendo silenciado.

Quien dejó el mejor episodio torero fue Alfredo Gutiérrez, con el segundo de la noche, de nombre 4 Generaciones, que resultó manso y descastado, y ha sido la experiencia, la técnica, la serena inteligencia y la sensibilidad del torero que le arrancó lances suaves en donde llevó consentido al astado, para recortar con una revolear. Vendría un quite por gaonera, caleserina y revolera que volvió a entusiasmar al respetable. La faena por el aguante que impuso el torero, y así extraer pases impensables con ambas manos que tuvieron, calidad y buen gusto. Al final, como dirían los periodistas de hace un siglo, lidió con guapeza. Dejaría un pinchazo hondo, una entera. Hubo exigua petición de oreja. Al final el público exigió su presencia en el tercio, en donde se le tributó una gran ovación de respeto y admiración.

Alfredo Gutiérrez es otro torero que debió haber sido considerado en una tercia dentro de la temporada grande.

Alfonso Hernández El Pali, quien vino desde Guadalajara a confirmar, sólo dejó como muestra sus serias limitaciones que en este momento posee. Una larga fue su inicio, para lancear sin decir nada. Se vio imposibilitado de consumar una faena, ya que en el último tiempo de cada pase se echaba encima materialmente al astado, y remataba prematuramente el intento de serie. Faltó aguante, para poder estructurar una faena. Dejó una estocada trasera, caída y defectuosa. Algunas palmas de sus buenos amigos, que le animaron a salir a saludar al tercio.

Con El Cuatro, un pequeñajo, manso y débil, Juan Fernando, desde Monterrey, se trasladó a la capital de todos los mexicanos, para confirmar alternativa; y lo único que pudo confirmar fue su falta de experiencia. Haciendo estentóreas sus carencias ante un descastado ejemplar. Pinchó, dejando finalmente un espadazo trasero y caído.

Christian Ortega, tuvo la suerte de que le saliera el otro dócil ejemplar de San Marcos, 1965, se vio voluntarioso, pero eso no es suficiente para demostrar un futuro halagüeño. Banderilleó con más voluntad que otra cosa. Y la faena en donde acudía con suma obediencia el bovino, estuvo compuesta de series de dos pases y remate con la mano derecha, al principio; aunque luego se incrementó otro pase más, pero todo toreando con el pico de la muleta, esto es, muy alejado del astado. Intentó con la zurda, pero definitivamente ahí no pudo, por lo que regresó con la derecha, en donde volvió a emplearse el astado, pero el torero nunca quiso ceñirse. Dejando la sensación de que desaprovechó al astado. Dejó media espada casi baja, y al final decidió a saludar en el tercio.

50 Aniversario, fue el que cerró plaza y correspondió a, Salvador López, enfrentarlo; otro manso que aventó cornadas arriba del peto para deshacer el castigo. Fue recibido con una larga, luego una chiquilina y revolera. Al margen de la evidente falta de experiencia, de Salvador, su pasión y entrega se hicieron presentes con el peligroso ejemplar, al que citaba retrasando la muleta, lo que provocaba dejar en momentos luz por donde el toro intentaba huir, y aventaba hachazos. Al final dejó tres cuartos en buen sitio que hicieron sucumbir al peligroso ejemplar, y el público le ovacionó en el tercio.

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