El toro en México
Julián López ‘El Juli’ y Octavio
Garcia ‘El Payo’
6 Fernando de la Mora 6
por Bardo de la Taurina
Dado que el
serial invernal de La Plaza México arrancó con un cartel fuerte y luego para la segunda le bajaron y
por ello el panorama para esta tercera del 8 de noviembre, el ánimo andaba como
las serpientes, por los suelos, por lo que la empresa tenía que sacar de la
alacena dos condimentos para darle sabor al guiso, el madrileño del barrio de
Velilla de San Antonio, Julián López Escobar, ‘El Juli’, y Octavio García
González ‘El Payo’, joven de ensortijada y aurea cabellera conocido lo mismo en Madrid que en México y
ante esos nombres se esperaba que el público se retratara de frente y a colores
en la taquilla, la cual fue despreciada por la gente que firma las buenas
entradas, no como la de este domingo que apenas fue copeteada por arriba de la
mitad.
La tarde
pa’ decirlo de una vez, fue de esas para el olvido, pues cuando una ganadería
fracasa tan estrepitosamente como la de Fernando de la Mora, se lleva entre las
patas a muchos, aparte de los auto golazos que se metió su propio creador, hay
que reparar en varias preguntas, desde luego la primera ¿Por qué los ridículos,
minúsculos, denigrantes pitoncitos que apenitas asomaban sobre las caras de
vacas de los cuadrúpedos, no correspondían
con las pocas carnes que estos traían?, ¿qué eran toros defectuosos, carentes
de peligros?, ¿Por qué a los remedos, no les colgaban las bolsas de los
testículos lo suficiente?
Otra ¿que
los apoderados no se dieron cuenta que las miniaturas dañarían gigantescamente
a sus toreros?, ¿cómo fue posible que la empresa consintiera que esos ratones
desbigotados aparecieran en público, así se los haya impuesto quien haya sido?...
Así la dignidad que están tratando de recuperar para la plaza nunca la van a
lograr.
¿Cómo la
empresa permite tener entre sus jornaleros a un señor que debe de tener más de
los setenta años, que tiene la plaza? y lo ponga a ejercer como responsable de
puertas de toriles en la cual hoy pudo haber muerto, cuando por la falta de
intuición, pericia a un toro devuelto le cerró la puerta y le dio la espalda
sin percatarse que el toro todavía no había entrado a la manga. Y aquí si cabe
un llamado de atención a la Secretaria del Trabajo y a la Comisión de los
Derechos Humanos, para que por el bien de este adulto, muy mayor y de otros que
por ahí andan pululando, tomen cartas en el asunto, porque si hoy la muerte no
bajo al callejón, fue de milagro.
Coordinación
Taurina de la Delegación a la que está adscrita la plaza más grande del mundo:
Es necesario que llamen a cuentas a quien ejerce la función de Inspector de
Callejón y que rinda un parte del ¿Por qué se le permitió a un regordete usara
el ruedo de la plaza para exigir una chamba de banderillero y cuando terminó de
ofertarse, lo convidaron a que volviera al tendido tan campante?
Igualmente
el gobierno tiene que exigirle al señor que puso de juez a que explique el
criterio desvirtuado que aplico a la hora de aventar o regatear las orejas,
como lo hizo con el madrileño.
¡Ah! y de
lo que sucedió en el ruedo, nada que escribir, a casa.
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