El diestro emeritense, quien se forjó como
novillero en México, incluyendo su doctorado como matador de toros, barruntaba
esta decisión, con miras a establecerse junto a su actual pareja, fuera de nuestras
fronteras.
@rubenvillafraz
Un viraje a su profesión, nuevos aires a un
futuro el cual no se está viendo del todo claro. Esas son las razones que el
matador de toros emeritense, Leonardo Rivera “hipotéticamente” ha tomado –aun
cuando no lo señala- por las cuales cuelga el traje de luces, tras poco más de
cinco lustros ligado al lio del toro.
Este viernes, en horas de la mañana, hacía
conocer su decisión, a través de e-mail que hizo llegar en primeras instancias
a quien fue su representante en arenas venezolanas, el conocido cronista
taurino, Freddy Ramírez “Garapullo”. E inmediatamente, la misma no se hizo
esperar mediante reacciones de toda índole, desde sus propios compañeros de
profesión, subalternos, prensa taurina en general, quienes han disfrutado y
sufrido el transcurrir de una carrera con altibajos no exenta de grandes cotas
de mérito.
En tal sentido, señala el torero “ha sido
fuerte pero ya es una firme decisión. Por encima de todo, seguiré siendo torero
hasta el último día de mi vida”.
Bueno recordar entre los hechos más
destacado de Rivera, el haberse forjado con mucho sacrificio en México como
novillero, a finales de los ´90, para luego el 13 de octubre de 2002, ante el
toro «Buena Suerte» del hierro Golondrinas de la mano de los maestros
“Armillita Chico” y “Zotoluco” en la Plaza de Toros de Nuevo Laredo, dar el
salto al escalafón mayor, presentándose ante su afición en la Feria del Sol del
2004, cita donde alcanzaría importantes éxitos como el hecho de varias salidas
en hombros (2004-2009) y con tardes interesantes como la de este año, donde
ante un bravo ejemplar de La Cruz de Hierro, y tras dos años de inactividad
taurina, dio muestra de la lección aprendida y el poso de madurez, tal vez no
del todo entendida a razón de la inconstancia en los triunfos y oportunidades
en nuestras plazas de provincia.
Éxitos en plazas como San Cristóbal,
Maracaibo, Tovar, Táriba son entre otras las referencias de un torero que
suplía esa dosis de valor que caracteriza los toreros de arte y pellizco, por
la hondura en el temple y variedad en el repertorio, como bien lo dejo
demostrado la tarde de cierre de la edición de este año en la Feria del Sol,
donde muchos apostarían al fracaso, y vaya sorpresa se llevaron, ante una de
las labores destacadas del serial.
Se va en silencio Leonardo Rivera, sin
alharaca, sin despedida anunciada, y en especial con el sentimiento y
agradecimiento a un mundo como es el del toro, donde con sus defectos y
virtudes le cuajó en gran hombre y excelente amigo. ¡¡¡Hasta siempre torero!!!!
El
dato
** Octavo matador de toros –en orden
cronológico- que ha dado Mérida en el toreo y el 119º en la historia taurina
venezolana.
** El segundo espada merideño en tomar la
alternativa en suelo mexicano (Ángel Sulbarán lo hizo en San Miguel de Allende
en 1977) e igualmente el segundo en confirmar alternativa en la Plaza México
(ante lo había realizado César Faraco en 1968) el 13 de mayo del 2007 ante
toros de La Joya (5) y (1) El Vergel, al lado de Jorge de Jesús “El Glison” y
Miguel Ortas “Miguelete”, ante el toro «Metiche», de 470 kilos de El Vergel.
** Se presentó en la Feria del Sol 2004 el
20 de febrero, lidiando toros de Rancho Grande y El Prado, al lado de Manuel
Díaz “El Cordobés” y “El Fandi”, saliendo en hombros.
** En la Feria del Sol 2009 indultó a
«Pajarito» N° 82 de 442 kilos de Rancho Grande.
** Su última tarde sería la del pasado 16
de febrero, ante toros de La Cruz de Hierro y Los Aranguez, al lado de los
diestros españoles Javier Castaño y Esaú Fernández, además del diestro merideño
Jonnatan Guillén. / RDV
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