viernes, 6 de febrero de 2015

JOSÉ MATA: Impresentables Barralvas en el 69 Aniversario de la México

En la Monumental México…
Triunfa Saldívar 
en medio de un océano interminable
de mansedumbrey descastamiento

Oreja protestada y actuación anodina

Castellla desilusionó y El Payo fracasó

Con una entrada que mejora notablemente con relación a la anterior, acaso unos 17 mil asistentes, en la Monumental Plaza de Toros México, en su 69 aniversario se han lidiado, impresentables ejemplares de Barralva, propiedad de los señores Álvarez Bilbao, los cuatro primeros y un quinto bis, dos del encaste Parladé vía Atanasio y los demás del encaste Saltillo, en su conjunto anovillados, y han resultado un océano interminable de mansedumbre y descastamiento, siendo estentóreamente protestados por el respetable; igualmente se han lidiado tres de La Joya, propiedad de Don José González Dorantes e hijo, un melocotón encaste Parladé procedencia Domecq, que se inutilizó del cuarto delantero derecho a su salida, así como dos jaboneros procedencia Duque de Veragua, uno que hizo sexto, y el otro octavo, lo que fue el inadmisible regalo. Igualmente, apareció un mini-pequeñajo de Fernando de la Mora y Ovando, que fue manso, dócil, de aquellos a los que la sabia conseja popular denomina bobalicón, también como el reprobable animalito del perdón.
Sebastián Castella: Saludó en el tercio y silencio; saludó en el tercio en el de regalo.
Octavio García El Payo: Abucheado y pitos; y una oreja con protestas en el de regalo.
Arturo Saldívar: Silencio y una oreja con ciertas protestas.

Detalles:
El festejo dio inicio con 20 minutos de retraso porque llegó tarde Sebastián Castella.
El INEPTO buenazo para nada de Chochito Morales,  entre innumerables pífias que cometió hoy, mañana y siempre, permitió que la faena de Castella se alargara durando 26 minutos, lo que constituye la mejor representación de lo absurdo, el toro se le debió haber ido a los corrales dos veces; igualmente, autorizó para ser lidiados impresentables pequeñajos.
¡Vaya representante que tiene el buenazo del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, como jueces de la Monumental Plaza de Toros México!
Por millonésima ocasión, se reitera que los bovinos de regalo… no cuentan, porque constituyen una inadmisible ventaja y falta de respeto a la grandeza de la Fiesta.
Por dudar en la cara de toro, lamentablemente ha salido cornado el banderillero Williams.
Diego Martínez saludó en el tercio tras parear con habilidad al tercero.

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Arturo Saldívar había estado francamente mal con su primero, un pequeñajo de Barralva, de nombre Gorrión, que si bien resultó un manso, descastado y violento, el joven Saldívar no encontró, o mejor dicho, no quiso encontrar la cuadratura al círculo, porque ni duda cabe que es un torero con amplias posibilidades, con una técnica depurada, y sin lugar a dudas tiene la capacidad para haber conseguido una faena decorosa, si bien corta por las condiciones del pésimo ejemplar, si llena de convicción.
Así que mientras entre azul y buenas noches se encontraba su estatus con el cónclave, salió su segundo, un jabonero claro de nombre Jugador, que impactó a la asistencia por su inusual capa, Saldívar hizo gala de buenos lances, que entusiasmaron al público, y que anunciaron la posibilidad de algo contundente. El burel apenas y recibió un pellizco en varas, por lo que se puede decir que pasó entero al último tercio.
El joven Saldívar se fue a los medios, y se ha pasado al toro sin inmutarse, tan firme cual columna del Empire State, variando entre cambiados y resolviendo con de pecho, lo que de inmediato hizo levantar de sus asientos al público.
Todo iba para más… eso se suponía, cuando el que comenzó a ir para menos fue el astado que de inmediato cambió de lidia, y sólo el esfuerzo de Arturo extrajo meritorias series que fueron reconocidas, hasta llegar a las dosantinas que fueron sencillamente mágicas, por el ritmo y armonía conseguidas, sólo que...
... sí sólo que el entusiasmo del joven Saldívar le hizo engolosinarse y se excedió en dos, rompiendo el sano equilibrio conseguido.
Así que apareció una serie con la derecha poniendo materialmente el cuerpo como carnada, para obligar al burel a acudir, lo que hizo con mucha reticencia. Vendrían escalofriantes manoletinas que volvieron a levantar de sus asientos al público, y una fulminante entera, que hizo sacar los pañuelos, para que apareciera el primer trofeo de la noche, izándolo así, como el triunfador del festejo.
¿Que puede ir a más el señor Saldívar?
¡indudablemente!
Sin embargo, hace falta que deje a un lado de una vez por todas los pequeñajos, el exceso de administración, porque nadie… absolutamente nadie, duda que es un torero de verdad, con sólidos argumentos, y verle con pequeñajos como su primero, hace caer en la desilusión.

Como la desilusión que ha causado Monsieur Sebastián Castella, cuando se suponía que vendría en fecha tan señalada como lo es el 69 aniversario de la Monumental México, con un corridón de toros...
... sin embargo, simplemente han sido lindos pequeñajos los que han salido por toriles, -que ha exigido, según dijero esas lenguas mal intencionadas Monsieur Castella, convirtiéndole así, en la mejor representación del PEQUEÑAJERO.
Y es una auténtica pena, porque insistir en abusar de la buena fe del público, un torero que puede ser tan luminoso en su expresión, con el toro en su máxima expresión, sólo le conducirá al definitivo alejamiento del gran público.
¡Claro!
Tiene un gran apoderado, Don Manuel Martínez Erice, quien además detenta y con honorabilidad, el honroso cargo de ser el empresario de la Monumental Plaza de Las Ventas; pero un torero no puede vivir del prestigio de tan notable apoderado, y debe necesariamente demostrar a todos los públicos, que es un torero de verdad… no un PEQUEÑAJERO.
Con su primero que fue, Gironero, dejó unas bien realizadas chicuelinas como quite. Después con la muleta una faena que careció de una sólida estructura, de pronto podía aparecer algún buen momento, pero era justamente eso… buen momento, con un pequeñajo que además era violento en su embestir.
Hubo incluso situaciones ilógicas como esos pases sin sentido pegado en tablas. Intentó rubricar, pero citaba fuera de la suerte y muy cerca del astado, por lo que necesariamente tenía que pinchar, dejó como segundo un pinchazo hondo, sucumbiendo el astado más por su descastamiento que por otra cosa.
Su segundo tuvo el nombre de Amigo Don Manuel, lo que resultó una auténtica ofensa, pues si trataron de homenajear al empresario de Las Ventas, les resultó todo lo contrario. El pequeñajo ha sido manso y descastado de solemnidad, huyó de las cabalgaduras como una liebrecilla en la pradera, y durante todo el tiempo que permaneció en el redondel, frente a Monsieur Castella, sencillamente ha sido… ¡pésimo el pequeñajo!
Ante esta situación, Monsieur Castella, decidió regalar a una linda ovejita campirana, que procedió de la ganadería de Fernando de la Mora y Ovando, tan dócil como sumisa, que se dejó hacer todo lo que quiso Monsieur Castella.
Daba en verdad auténtica pena verle, sobre todo, a quienes hemos sido testigos de los inobjetables triunfos en Las Ventas del torero francés con toros… sí con TOROS...
... pero, con un pequeñajito era lastimosa la escena.
El público que para entonces era ya presa de las mágicas bebidas espirituosas, le coreó todo y mucho más, hasta algunos despistados pretendieron indultar a la linda ovejita campirana, que estaba toreando Monseur Castella, pero eso… eso no es la grandeza de la Fiesta.
Volvió a estar mal con el acero, por lo que todo quedó en una tibia salida al tercio.

El señor Payo ha estado francamente mal con los ejemplares de su lote, con Dotore -en italiano, pizarra analfabeta, es con doble "T"-, su primero, un prólogo sin sentido para después pegar pases que no dijeron nada… absolutamente nada. Un pinchazo, un espadazo trasero saliendo desarmado e infinidad de descabellos.
¡Pufff!... verdaderamente asfixiados ante la nada.
No cambiaría mucho la historia con el quinto -segundo de El Payo- salió Apostador de La Joya con mucho brío; lastimosamente se inutilizó, por lo que tuvo que ser sustituido en contra de la voluntad de todo el público, por un astado de Barralva al que le llamaron, Chumber, con el que no pasó nada de nada.
Así regaló a un dócil colaborador procedente de La Joya, de nombre Desafío, eran más de las 11 de la noche, mucha gente ya se había retirado, y quedábamos los cabales y alguno que otro despistado.
El señor Payo inició en los medios en donde sólo pudo aguantar un pase, para después hacer una faena eminentemente derechista, con algunos chispazos por el lado natural.
Habían salido tan pésimos los de Barralva, que al ver a un toro que se movía sin chistar, ya querían indultarlo también.
El Payo decidió oficiar con la espada lo que hizo mal, dejando una trasera casi baja, que no sería suficiente, para agregar un descabello.
El buenazo de Chochito ordenó arrastre lento al dócil ejemplar y dio una oreja para las estadísticas deEl Payo, que por cierto tuvo protestas.
Un aniversario, al que acudimos con gran expectación... con más ilusión, pero del cual, el océano interminable de mansedumbre y descastamiento, fue la gota que derramó el vaso, difícilmente querrá la gente volver a ver lidiar toros de la ganadería de Barralva.


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