domingo, 27 de julio de 2014

ROSARIO PÉREZ / LA BATALLA MEXICANA DE JOSELITO ADAME

 ROSARIO PÉREZABC_ES / SANTANDEr

El mexicano sortea un emotivo toro de Alcurrucén y triunfa en Santander

Cuando se desencadena una guerra, lo importante no es tener razón, sino ganarla. Palabra de Hitler. Joselito Adame lucha por salir victorioso en su batalla mexicana en tierra española, y ayer conquistó un pedacito del Norte gracias a su entrega y a un encastado toro de Alcurrucén. Después de recibir con decisión a «Afanosito» yquitar por Chicuelo, arrancó rodilla en tierra una inteligente obra en la que concedió tiempos y distancias al bravo, con mucho que torear y al que había que poder. Pronto, codicioso y humillador, acudía a las puestas y dispuestas telas con emotividad, que diría la afición azteca. ¡Menudo ritmo! Por el izquierdo le costó más hallar el acople con un núñez que todo lo pedía por abajo y que se ponía saltarín y con la cara al alza en los de pecho. Con «Afanosito» más protestón en los finales, aguantó en redondo y en unas manoletinas de alta tensión. Ni el descabello abortó el corte de una merecida oreja.
También se la trabajó en el voluminoso sexto, con esa tendencia mansa de la corrida, de mucha más seriedad que las dos tardes pasadas. El hidrocálido, que prologó desde el estribo, lo metió en vereda con oficio y valentía. En las cercanías, de uno en uno, exprimió todo el sonido de «Clarinete».
Como la canción de Alejandro Fernández, que cautivó La Magdalena la noche anterior, «Golondrino» buscaba su nido en esa querencia hacia el mar, que parece llamar a los toros. Pese a su mansa condición, lució una nobleza extraordinaria.Tras una lidia que no fue precisamente canela fina, El Cid se dobló por bajo con elalcurrucén. El de Salteras ligó derechazos y naturales de buen tono y con su aquel, con pases de pecho de lujo, pero no logró afianzarlo del todo para quitarle su tendencia. Con el más vulgarote y soso cuarto sacóseries estimables y acabó entre los pitones, pero no fue posible encontrar eco.
El segundo sembró cierto desconcierto por su mansedumbre. Paco Ureña, que se ganó la sustitución de Abellán tras su percance en Valencia, lo retiró de chiqueros y se lo llevó a los medios para torearle con clasicismo. La muleta por delante, aguantando miradas geniudas. Por el izquierdo era un malaje con pintas y hubo de centrarse en la mano de la escribanía. Había que llevarlo muy tapado, con lostoques adecuados y, aunque se esmeró valeroso, no siempre lo consiguió. El quinto, que derribó al picador, desarrolló brusquedad y miraba de reojo al Cantábrico. Hasta que se piró entre los deseos de estructurar faena de su matador, que pasó las de Caín para pasaportarlo y no pudo repetir triunfo.
Adame y "Afanosito" se llevaron la tarde.

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