EL VITO
Lazos de
afecto me han unido a la ganadería de De Haro desde hace 38 temporadas, cuando
la fecha del primero de febrero de 1976 marcó la presentación de la ganadería
en Venezuela.
Manuel de
Haro y doña Martha González de De Haro visitaron Caracas, se hospedaron en un
hotel demla barriada de San Agustín donde está la plaza, “para estar cerca de los toros” como
justificaría don Manuel el hospedaje.
Raúl Izquierdo, siempre preocupado por el
trato que se le diera a un mexicano en Caracas, nos pidió ir hasta donde
estaban los ganaderos y ponernos a sus órdenes para lo que consideraran. La
víspera del festejo fuimos al
restaurante La Estancia, entonces administrado por Amadeo Costa. En este local,
ahora con fogones distintos y manos diferentes, aún se guarda en la colección
de fotos que destacan en sus paredes, el recuerdo de la visita de tan queridos
personajes.
Aquella
corrida anunciaba a Palomo Linares, Curro Leal que hacía su presentación en
Venezuela y a Rafael Ponzo que venía de una gran temporada en ruedos de España
y del Perú.
El festejo
fue televisado para España, vino como relator para la Televisión Española Matías
Prats, con quien trabajamos junto a
Federico Núñez, realizando la transmisión de la corrida el equipo de producción
de Venezolana de Televisión.
Unas
declaraciones de Manuel de Haro, causaron escozor a los ganaderos españoles.
Fue durate una entrevista del ganadero mexicano, cuando le recomendó a sus
pares ibéricos recurrir a la ganadería mexicana, para con sangre del saltillo
mexicano evitar la caída de los toros españoles, que con escándalo se sucedían
en las ferias más importantes; por aquellos días los toros en España rodaban
por las arenas y no eran capaces de sostenerse en pie.
Aquellas
declaraciones las relatamos en El Ruedo, revista de la que fuimos corresponsales
para Venezuela por más de una década. La recomendación de don Manuel de Haro
provocó un escándalo.
La corrida
fue una gran corrida de toros, por su emotiva bravura y gran movilidad. Palomo,
como siempre, empeñoso y entregado con “Conquianero” que fue el toro del debut.
Le traicionó la espada y perdió las orejas., No así Curro Leal, quien tras
cortarle una oreja al segundo de la tarde abrió un camino muy importante en su
carrera. Rafael Ponzo mantuvo la expectativa, fue ovacionado y se comentaron
favorablemente sus faenas, también malogradas con la espada.
De Haro
sembró su cartel en el surco de la tauromaquia venezolana, y sus frutos serían
cosechados el 15 de octubre de 1978.
Todo
ocurrió en plena temporada de Caracas, a una semana de la presentación en
Venezuela de David Silveti, con una
corrida de Javier Garfias. Fue en la tercera corrida de la Feria de Caracas,
tarde que marcó la reaparición en el Nuevo Circo de Antonio Chenel “Antoñete”
de quien se recordaba su apoteosis en la Corrida de la Prensa con un toro de
Reyes Huerta. Aquella tarde Manzanares y
Pepe Cámara acompañaron al maestro madrileño en el cartel. Sólo se lidiaron
cinco toros, porque a la altura del quinto De Haro de la Tarde, un torrencial
aguacero obligó a suspender el festejo. Manzanares realizó su mejor faena en
Caracas, entre las muchas triunfales realizadas por el alicantino en la capital
venezolana; y “Antoñete” –¡Ay Antoñete! – cuajó una faena para la historia,
cortándole al bravo y noble cárdeno una oreja que pudo haber sido un rabo de no
fallar la tizona. Faena la del madrileño que en el tiempo creció,
convirtiéndose en pasaporte para el reencuentro del gran torero, y así llenar de gloria las páginas que habían
quedado en blanco en la vida profesional de uno de los más grandes de todos los
tiempos.
Aquella
tarde octubrina y caraqueña, nació una relación de afecto y admiración entre la
familia De Haro y el torero de Las Ventas. Relación que abrió en el río de
nuestras vidas un camino de estelas que nos
llevaron a ser testigos de la epopeya de
un grande del toreo, el Maestro de
Maestros Antonio Chenel “Antoñete”
Es por ello
que denuncio en estas líneas, lo que embarga nuestro corazón al ver anunciados
en el cartel del próximo domingo en la Plaza de Toros Monumental México, ocho
toros de De Haro para nuestro admirado Federico Pizarro, torero que podría
reencontrarse el domingo y cruzar el Rubicón que le separa del estrellato que
se merece. Estará también Pepe López junto al buen torero colombiano Ricardo
Rivera.
A Rivera le
recordamos que Chenel fue padrino en Bogotá del maestro César Rincón, y que con
De Haro puede, de proponérselo entregándose en la plaza grande a iniciar un
camino importante para su historia personal y profesional.
Volvería De
Haro a Caracas el 9 de noviembre de 1980
en la 5ª Corrida de la Temporada con Manolo Martínez, Niño de la Capea y Pepe
Cámara. Cámara resultó lesionado, cobrándole un toro de Apizaco su atrevimiento
anterior, cuando en esta misma arena caraqueña el torero de Cagua le faltó el
respeto a la bravura de un encastado toro de Haro para convertirlo en un
triunfo.
Hace ya,
dijimos, 38 años de esta relación de afecto, amistad y admiración. Innumerables
las visitas a La Laguna, donde creció el respeto por esta familia, una
hermandad con Manuelito y Jorge de Haro, con testimonio de Carlos Castañeda
Gómez del Campo, hoy cultor del encaste de De Haro por afición y admiración.
Fueron reuniones y conversaciones alimentadas y enriquecidas con tertulias,
tentaderos y epistolarios atados al hilo del toreo, y rematados con lazos de la
historia verdadera de la Nueva España en tierras de Tlaxcala.
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