MORANTE Y EL JULI, DÍGALO USTED... |
“El camino
más corto para encontrarse uno a sí mismo da la vuelta al mundo” Keyserling.
Luis
Cuesta para De SOL y SOMBRA
Algunos
toreros tardan toda una vida en definir su concepto, otros, muy pocos por
cierto, simplemente lo traen en la sangre, lo llevan el corazón y en las muñecas
como es el caso de Morante de la Puebla.
Morante es
un paradigma en el toreo actual, una mezcla de torero clásico con toques
contemporáneos, anti y a la vez comercial, con aires de estrella de rock o de
cine de los que ya quedan pocos.
Después de
la pasada obra monumental de Logroño me da la impresión de que parece haber
encontrado en su carrera la satisfacción y la realización que no había
encontrado en el pasado.
Morante es
un personaje sencillo que camina dentro y fuera de las plazas con una legión de
fieles que lo siguen en cada paso que da, ante el asombro de extraños, que quizás
no se expliquen como un torero en estos agitados tiempos pueda despertar tanta
admiración y respeto, en un ambiente en donde eso pasa cada vez menos.
Torero para
el conocedor, torero para el principiante y torero para toreros, Morante es la
libertad e intensidad que todo profesional exitoso quisiera alcanzar en su
vida.
Tras un
periodo oscuro en la década pasada se ha revitalizado en la presente hasta
alcanzar el estado de icono de la cultura popular, algo imposible para muchas
figuras actuales. Ademas de ser el redentor de aquella generación que pensaba
que el toreo había perdido el alma con sus excesivos tecnicismos, poses y se
había convertido en una expresión barroca y anti natural (consustancial).
“El gran
hogar del alma es el camino abierto” escribió Jack Kerouac y por esa vía
parecen transitar muchos genios, como Morante, que acumula en su tauromaquia
una variedad de épocas y estilos clásicos.
Sin miedo a
las criticas rompe moldes, no se encasilla y de vez en cuando le saca uno que
otro susto a los mas puristas.
La carta a
Laodicea, que aparece en Apocalipsis 3 dice: “¿No es verdad que comienzas la
vida, creyendo en todo, como un dulce niño bajo el techo de tu padre? Luego
viene el día de los laodiceanos, cuando conoces que eres vil, miserable, pobre,
ciego y desnudo” (vv.15, 17). Así
suele ser a veces el camino de los aficionados conforme se adentran en
el mundo taurino, pero afortunadamente existe la magia del toreo verdad que
purifica y calma la sed.
Morante
esta rompiendo los moldes tradicionales de parte de un pseudomovimiento
renovador de algunas figuras actuales y a la vez con su obra logra desterrarnos
de la desolación y el dilema ético que asfixian al actual aficionado taurino.
Es un
rebelde que se resiste a ser el líder de una fiesta aderezada por la farsa política
de sus redentores, que salva su honor sin mancharse y que da señales en su
proceder de que podría perder todo lo que tiene defendiendo su concepto.
“La pureza
es la esencia del toreo” por eso el matador Emilio Muñoz entendía que una plaza
había que ponerla boca abajo con tan sólo 20 ó 25 muletazos, pero muy buenos,
muy profundos, muy de verdad.
Y verdad es
lo que destila Morante en su capote y muleta, pero no por ser un guerrero, si
no por ser un artista que no sabe torear con trampas, engaños o ventajas,
porque su toreo no admite desahogos y ademas de que no sabe torear de otra
manera.
Hoy en día
a partir del primer muletazo los toreros esconden la pierna de salida. Esa
forma de torear les permite alargar los muletazos, pero es menos pura. Y la
pureza es la esencia del toreo. Es ahi donde radica el misterio del toreo
verdad y es precisamente lo que diferencia a pocos de muchos. Dos ejemplos
actuales de esa pureza que uno podría pensar opuestos pero que no lo son tanto
en el fondo son: José Tomás y Morante.
“Dar pases
no es torear”, decía Domingo Ortega y el pasado viernes en Logroño pudimos ver
torear de verdad en el quinto toro de la tarde de la ganadería de Vellosino con
el que José Antonio ilumino a toda la urbe taurina con su arte y naturalidad.
Al terminar
el festejo mientras escribía estas lineas pensaba que es un verdadero lujo
poder coexistir en el mismo tiempo que Morante y poder apreciar mediante su
toreo las mismas fuentes de las que el se alimenta como son; Belmonte, El
Gallo, Pepin Martin Vazquez y De Paula entre algunos otros y con ello se
reivindica aquella frase de Camilo José Cela cuando dijo que “El toreo es un
arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet”.
Larga vida
al arte del toreo y a Morante.
Twitter
@LuisCuesta_
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