martes, 4 de diciembre de 2012

FREDDY GIRÓN detacó en el Festival de los Veteranos en lMaracay

FREDDY GIRÓN Foto: Luis López


Jesús Ramírez “EL Tato”



Siempre he expresado que el sabor del toreo llena los sentidos del aficionado
y exalta el ánimo con ese componente de emoción y estética que lo hace
perdurable.
Dicen que el toreo tenía más sabor hace tiempo, cuando el
sentido mercantilista aún no había aparecido en una fiesta mas romántica y
mas digna que la que nos han hecho vivir recientemente.
Digo esto, discúlpenme por hablar en primera persona, porque el sábado
01 del ultimo mes del año, la maestranza “César Girón” que este año ha
marcado pauta en el resurgimiento de valores de la fiesta, se vio engalanada
con un festival que en el papel decía poco, pero que en la arena llenó de luz y
emoción, por ese toreo bueno, con gusto renovado por la liturgia, que contrasta
con esas grandes tardes de oropel donde salimos comentando mas de lo
mismo.
Los utreros de Don Juan Campolargo para el entretenido festival hicieron
deparar grandes momentos de emoción. Javier Palacios novillero olvidado
por las empresas se recreó a la verónica y supo torear con gusto y sapiencia
exprimiendo hasta el último muletazo, lanzando otro bocinazo importante para
que lo tomen en cuenta.
El actor y aficionado práctico Sandy Olivares se gustó toreando al bravo
becerro en infinidad de pases, sin acusar cansancio y demostrando afición
desbordante y buen gusto torero.
Norbic Cariel dejó por un día su capote de subalterno para torear como un
novillero deseoso de triunfo, logrando consentir al astado hasta que lo embebió
en la pañosa en inteligente labor.
Curro Choroní, otrora novillero de emoción, no encontró el camino en su
momento, pero el sábado se descubrió como un gran valor de inteligencia
y dominio, toreando con aplomo desde la larga a portagayola hasta los
derechazos marcando el compás, el trincherazo de lujo y los naturales largos y
mandones.
La gratísima sorpresa fue el matador Freddy Girón, ahora maestro ad
honorem de la Escuela Taurina “Don Pedro Pineda”, quien invitado por Sandy
Olivares, tomó la muleta y con estoicismo ligó derechazos de temple y hasta la
girondina, con trazos académicos, que hizo recordar los tiempos de “El amo”
como fue bautizado por la afición en sus años de efervescencia novilleril.
Repetimos, una tarde de sabor añejo, de torería, que se dio por la afición y
empeño de Miguel López que tenía tiempo soñando con un espectáculo de
lujo y lo logró haciéndose participe hasta bregando con la capa y llevando con
garbo y elegancia los novillos al caballo.
Bonita tarde de torerismo la vivida en Maracay, donde los aires toreros de
fragancia y altura siguen vigentes, apartados de rencillas y zancadillas, de
montajes y egoismo. Maracay torera es así…..

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