VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ "EL VITO"
Este año la sequía taurina reflejará en sus cifras la decadencia a la que las
organizaciones gremiales capitaneadas por el novillero Leonardo Varela y el
banderilleros Gerson Guerrero, apoyados por un grupete de espadas anónimos,
carentes de dignidad en el ejercicio de su profesión que han sumergido al
toreo nacional en la ignominia y la esterilidad.
Este año se reducirá en un 30
por ciento el número de espectáculos con relación a los del año pasado. Y en
casi un 89 por ciento, si lo comparamos cuando la Fiesta de los Toros en
Venezuela era el espectáculo nacional.
Actualmente, las relaciones con España no son las mejores. Sobre todo a raíz de los vetos por parte de miembros de la Unión de Toreros de España contra la Plaza de Toros Monumental de Valencia y de la Asociación de Toreros de
Venezuela contra sus pares españoles, por incumplimiento de supuestos acuerdos. Todo esto porque no hay en Venezuela quien abogue por nuestros espadas ante las autoridades
españolas.
No existe relación con la Unión de Toreros de Colombia por el mismo motivo; y en el Perú, sonó una clarinada, un toque de atención por parte de la Asociación de Artistas del Perú, que reclama con arcada tinta del nacionalismo serrano el "exceso de toreros extranjeros" por aquellos pagos. Sabemos que el Perú se convirtió como lo que fueron España y México, la escuela donde se formaban nuestros toreros.
No existe relación con la Unión de Toreros de Colombia por el mismo motivo; y en el Perú, sonó una clarinada, un toque de atención por parte de la Asociación de Artistas del Perú, que reclama con arcada tinta del nacionalismo serrano el "exceso de toreros extranjeros" por aquellos pagos. Sabemos que el Perú se convirtió como lo que fueron España y México, la escuela donde se formaban nuestros toreros.
Toda esta situación nos atrapa con los gremios taurinos embochinchados, lanzando a las cuatro
esquinas decretos de guerra.
La pregunta que surge es si las empresas de San Cristóbal y de Mérida, a fin de cuentas las temporadas medulares del toreo nacional, le harán caso y desistirán en contratar a quienes actuaron en la pasada Feria de Valencia. Es el caso de Francisco Javier Rodríguez, Otto Rodríguez, José Antonio Valencia y Morenito de Maracay -miembros de la AVMTN-, y los toreros extranjeros Juan José Padilla, David Fandila El Fandi, Juan Bautista y Antonio Ferrera porque "No contarán con el aval de la AVMTN, ni con sus respectivas cuadrillas de picadores y banderilleros de la APBV".
La Asociación de Matadores y el gremio de Toreros
Subalternos sencillamente arrastra "una culebra" desde que el año
pasado el novillero Leonardo Varela, instigado por matadores de toros que nunca
dieron la cara, porque Miguel Eduardo Dao y Paco Dorado no aceptaron sus imposiciones de
carteles y de cuadrillas.
Ahora apuntan sus cañones -en realidad inútiles tira chinas- en vez de buscarle horizontes profesionales a sus agremiados. Este liderazgo de los anónimos, cuya cara visible es la de Leonardo Varela y Guerrero sin que haya existido una asamblea, sin que despachen sus órdenes desde la sede legal registrada en los entes jurídicos de la nación, es uno de los capítulos más tristes, si no el más triste de todos, de nuestra historia. Fue aquella acción violenta, cobarde, antitaurina el que tuvo como hecho fundamental la agresión a Rafael Ortas, rociado de pintura y de gasolina en un baño que pretendía incendiarle como si de un bonzo se tratara. Una violencia que en Venezuela, en nuestros días, se ha convertido en una acción cotidiana de la perversa política nacional.
Ahora apuntan sus cañones -en realidad inútiles tira chinas- en vez de buscarle horizontes profesionales a sus agremiados. Este liderazgo de los anónimos, cuya cara visible es la de Leonardo Varela y Guerrero sin que haya existido una asamblea, sin que despachen sus órdenes desde la sede legal registrada en los entes jurídicos de la nación, es uno de los capítulos más tristes, si no el más triste de todos, de nuestra historia. Fue aquella acción violenta, cobarde, antitaurina el que tuvo como hecho fundamental la agresión a Rafael Ortas, rociado de pintura y de gasolina en un baño que pretendía incendiarle como si de un bonzo se tratara. Una violencia que en Venezuela, en nuestros días, se ha convertido en una acción cotidiana de la perversa política nacional.
Cuando el doctor José Antonio Cabello, (Pepe Cabello), junto
a César y Curro Girón le dieron categoría a la Asociación Venezolana de
Matadores de Toros y de Novillos, los toreros venezolanos, gracias a los
acuerdos y convenios, lograron las mejores relaciones con México y España. Basta
ver cuántos venezolanos toreaban por aquellas plazas, cuando en Venezuela
apenas existían dos plazas de toros y una sola ganadería de reses bravas. Más
adelante en el tiempo el doctor Luis Troconis y el matador de toros Alí Gómez,
siempre respaldados por los hermanos César, Rafael, Curro y Efraín Girón le
dieron la mayor jerarquía que jamás haya tenido la Asociación de Matadores.
Eran aquellos días de enfrentamiento contra los grupos de subalternos que
lideró en su momento Gregorio Quijano Sanmiguel, banderilleros y picadores que
se oponían al empresario Manolo Chopera, que ampliaba su dominio desde Lima
hasta Tijuana, con Bogotá, Caracas y México por medio. Luego, después de Alí
Gómez, vino Eduardo Antich Ramos, que le dió mucha categoría al gremio, apoyado
por Sergio Flores y Rafael Cavalieri en el liderazgo de los subalternos, entre otros.
Después de ellos, la debacle. Quienes vestían de
profesionales se convirtieron en activistas políticos, como fue el caso de Luis
de Aragua y del propio Iván Rodríguez que condujeron a la grey torera por
tortuosas veredas, que la llevaron hasta las manos de quienes ahora mal
conducen su destino.
Fueron días en que Venezuela tenía la primera figura de la
Fiesta en César Girón, imponía a Curro Girón como el campeón de la estadística
y las plazas de Maracay y de Caracas abrieron caminos para la construcción de
las Plazas Monumentales como lo
fueron San Cristóbal, Mérida y Maracaibo. Crecieron las temporadas de ferias en
el Nuevo Circo, La Chata de Patarata en Barquisimeto, Táriba y su Plaza del
Samán, Tovar con sus tradiciones y se sembraron ganaderías de lujo, que por
años han sostenido la formación de los toreros.
El fulgor de la fiesta, con los toreros como estrellas,
animó a los ganaderos a formar filas en una Asociación, la que logró la
importación de reses de España y de Portugal, ganado para la cría de Colombia y
de México. Una Asociación que siguió los pasos en el camino señalado por Juan
Vicente y Florencio Gómez Núñez, encarnados en Marcos Branger, Alberto Ramírez
Avendaño, Sebastián González Regalado y Hugo Domingo Molina, cuatro ases de la
baraja ganadera, póker de lujo en el toreo nacional.
Hoy ni Asociación de Criadores de Toros de Lidia hay.
Hoy la lucha es contra Erick Cortéz,
a quien no le reconocen
estos atraviliarios sus méritos por haber elevado la jerarquía de una
plaza moribunda y vetada, a la de la competencia con Lima y su
bien cimentada temporada de Acho en la Feria del Señor de los Milagros.
Esta
lucha fraticida se une a la guerra que la Defensoría del Pueblo, porque
unidos
con María Gabriela Ramírez, Leonardo y Gerson con "los fantasmas" que
no dan la cara, van contra los toros en Venezuela, la que el obispo de Maracaibo
conspira contra La Chinita, la desaparición de Barquisimeto en el calendario
nacional...
En fin, son tantas, pero tantas las cosas que hemos llegado
al ridículo epílogo de esta historia con nuestros toreros enviado comunicados y
apoyando decretos que los apartan de los redondeles nacionales y del mundo
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