Siempre habrá Venezuela
Publicación: 09/10/2012 (12:14)

Quizás
porque las plazas las conceden los políticos, el toreo se ha alejado
del mundo de la política con mayúsculas. Aquí, en esta España que
llora pero que tiene pañuelo para secarse las lágrimas, hemos hecho del
periodismo taurino una parte más de la endogamia, de la familia, de los
nuestros y sólo de “lo nuestro”. Pero, ¿qué es lo nuestro? ¿Acaso no
sentimos como nuestro lo que les sucede a países como Venezuela o Ecuador? ¿La Venezuela castrista de Chaves no
nos duele? ¿No sentimos el más mínimo rubor por un país y unas gentes
que siguen aferradas a lo español, al toro, en situaciones económicas,
sociales y políticas demoníacas? Venezuela llora desde hace muchos años, sin pañuelo para secarse las lágrimas.
Sigo a un grande desde hace mucho tiempo: Víctor José López, El Vito.
Un periodista del tamaño de una montaña y un escritor excepcional de
toros y de lo que no es de toros. Porque el que sólo sabe de toros, no
sabe de toros. No puede saber de toros. El toreo es el resumen de la
actitud de los mundos. Las nuevas generaciones de aficionados están
obligados a saber que sus iguales en Venezuela no
pueden acudir a los toros con libertad, pero más allá, no pueden ir a la
universidad en libertad, no pueden viajar para crecer en libertad
porque su gobierno les secuestra el dólar a libre albedrío. Deben de
saberlo y están, estamos obligados a no enseñarles la espalda.
Antes de aficionados somos seres humanos, hombres y mujeres. Y si no nos
duele ese allá de la misma habla, misma fe, misma piel, mismo corazón,
dudo mucho que acá nos duela algo más allá de nuestro propio, estrecho,
chico y egoísta día a día. Venezuela: un país para escribirlo desde su Caribe hasta
la montaña, para cantarlo, para estar a su lado. Al lado de nuestra
gente del toro. Animo a quienes siguen luchando por el toreo de allí,
que es el toreo de aquí y la libertad de todas partes. Ánimo Vito.
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