Mazzantini y su famosa cuadrilla en México,
en una foto de Valleto de 1902. En la
foto los picadores Chanito y el Largo y los banderilleros Tomás Mazzantini,
Simón Leal, Recatero y Álvarez
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Víctor José López
EL VITO
Dicen
que detrás de cada gran hombre, hay una mujer. Hay quien lo duda. Lo que no
dudamos es que detrás de toda figura del toreo, hay un gran banderillero. Una
reflexión que surge al anunciar José María Manzanares la disolución de su
cuadrilla ya que el joven maestro permanecerá más de tres semanas de baja como consecuencia
de la rotura del pulgar izquierdo que le obligó a cortar la temporada el pasado
10 de julio.
Manzanares, responsable y preocupado ante el hecho de que sus
hombres queden sin actividad profesional, les ha transmitido su autorización
para que toreen con quien consideren oportuno. Su cuadrilla, considerada un
espectáculo agregado a las virtudes de su maestro, llena un espacio pocas veces
ocupado en el toreo por la reunión extraordinaria de maestro y subalternos está
integrada por los banderilleros Juan José Trujillo, Curro Javier y Luis
Blázquez, los picadores Pedro Morales "Chocolate" y José Antonio
Barroso, Francisco Javier Castro "Javi", mozo de
espadas, Francisco Javier Recio "Repiso", ayuda,
y Antonio Pérez, chófer de cuadrilla- podrán colocarse en otras cuadrillas
durante el tiempo que permanezca de baja el torero de la Santa Faz.
Nos referíamos a la simbiosis que ha de existir entre el maestro
de su peón de confianza, remitiéndonos a hechos que constan en la historia,
como a algunas situaciones de las que hemos sido testigos. Nuestro primer
testimonio, lo manifestamos la pasada semana en estas páginas de la Revista
ZETA cuando nos referimos a la unión que llegó a existir entre Curro Girón y
Andrés Luque Gago. Más tarde conocimos de primera fila la relación de Almensilla, soberbio en
banderillas con “los tres mosqueteros” Diego Puerta, Paco Camino y El Viti; y
la relación directa de nuestro querido Chávez Flores con su maestro, don
Santiago Martín.
La cuadrilla taurina formó su carácter institucional cuando llegan
los borbones al reino de España, Felipe V, primer rey Borbón, no era nada
entusiasta de la Fiesta de los Toros. LO contrario a la Casa de Austria,
defensora a ultranza de los toros. Los Austria, al contrario de los Borbón,
enfrentaron al Vaticano y a las Bulas Papales, mientras que Felipe V, por el
contrario, al ordenar cambios fundamentales en la monta y doma, acabó con el
toreo a caballo. Se toreaba montando “a la jineta”; es decir, sillas y estribos
cortos. Con el rey Felipe V “a la brida”, sillas y estribos largos y con mando
sólo en la boca, no en las rodillas.
Este cambio, de “la jineta” a “la brida” es fundamental en la
Historia del Toreo. Provocó se desmontara la oligarquía y tomara la capa la
plebe, y así nació el toreo. Una revolución, no cabe duda. Había, entonces, que
aprender a torear y se fundaron las cuadrillas. Cada cuadrilla llevaba un
maestro. Era aquello como una escuela, iniciado este movimiento en el Siglo
XIX, para formar lidiadores, aspirantes que ingresaban a las cuadrillas como
hoy los estudiantes ingresan a las universidades o a las escuelas taurinas.
CUADRILLAS COMO
ESCUELAS
Las cuadrillas de José Cándido, Curro Guillén, Pedro Romero, entre
muchas fueron al inicio las más destacadas, como destacó aquella de Francisco
Montes “Paquiro”, quien expresó sus conocimientos en un tratado dictado a
Santos López Pelegrín “Abenamar”, que se conoce como la Tauromaquia de Paquiro,
primer libro de reglas y consejos de cómo lidiar los toros bravos.
En la cuadrilla de Juan León aprendió Francisco Arjona Guillén
“Cúchares”, uno de los primeros revolucionarios de la técnica taurina, quien
convirtió en arte su destreza con la muleta. Allí lo de “el arte de Cúchares”.
En estas escuelas había un orden entre sus aspirantes: sobresaliente,
picadores, banderilleros, medias espadas y espadas. Este orden provocó se
organizara la participación de los integrantes de la cuadrilla, creándose la
ceremonia de “La Alternativa” como conclusión de su preparación. Era el
reconocimiento de su capacidad para lidiar un toro, es la alternativa la
autorización para ejercer la profesión y tener a sus órdenes una cuadrilla.
La concesión de la alternativa surge de una querella entre Pedro Romero y Joaquín
Rodríguez “Costillares” en 1775. Cada uno quería abrir plaza, encabezar el
cartel. Eso daba la categoría, no como ahora que los maestros buscan siempre
alguien que vaya por delante, para aliviarse de los embates que pudieran surgir
de un público espectador no metido en la corrida.
Como la de Manzanares, antes hubo en el toreo cuadrillas muy
famosas, entre las que destaca la de Rafael Molina “Lagartijo”, torero de época
quien junto a Frascuelo protagonizó una de las primeras grandes confrontaciones
en el toreo. En la cuadrilla del califa cordobés “Agujetas”, que iría luego con
Mazzantini, y José Rodríguez “El de los
gallos” fueron los dos picadores de “Lagartijo”, y sus banderilleros -o peones
de brega- su hermano Juan Molina, y quien luego sería primera figura del toreo, Rafael
Guerra “Guerrita”. Célebres en esta famosa cuadrilla Rafael Martínez “Manene” y
Rafael Rodríguez “Monino”. No se queda corta la cuadrilla de José Gómez Ortega
“Joselito”, o “Gallito”, de quien en este 28 de septiembre ha de cumplirse el
centenario de su alternativa en Sevilla. Manuel Aguilar “Carriles” y Enrique
Berenguer “Blanquet”; y los Ortega, Enrique “el Almendro”, Enrique “Cuco” y Enrique Ortega, además Luis Suárez “Magritas” y Manuel García “Maera”
junto a su cuñado, de Joselito, Ignacio Sánchez Mejías
Juan Belmonte tuvo dos grandes picadores, Felipe Salsoso y Manuel
Cárdenas “Céntimo”; y de banderilleros Manolo Durán, y sobre todo a “Maera”, trianero como Juan.
Manolete tuvo una gran cuadrilla, con un trío de banderilleros
fenomenal: Cantimplas, David y Pinturas.
LOS
VENEZOLANOS
Un amigo, Freddy Flores nos llamó la semana pasada porque quería conocer
nuestra opinión sobre “la mejor cuadrilla” de toreros venezolanos. No dudamos
en recordar nombres importantes, aunque seguros estamos que no fueron los
únicos.
En la época de “Rubito”, quien viajó a Madrid con su Mozo de Espadas, y el
banderillero Felipe Reina “Niño de Rubio”, están en el recuerdo de las crónicas
los nombres de Luis Laviana “Manene”, Leonardo Mirabal “Rubio Chico”, Pacorro”,
el `primer picador de toros Luis Rivero “Orinoco, Eduardo Rodríguez “Chaqueta”
y el primero de los “Pedruchos”, Juan, hermano de Pedro delgado “Pedrucho de
Caracas”.
Recordamos por haberlos visto en la plaza a los grandes de nuestra
historia, Antonio Klié, Rafael Girón, Carlos Saldaña, Rafael Cavalieri, Pedro
Delgado “Pedrucho de Caracas” con los palos y el percal fueron muy buenos, como
sobre el caballos debemos recordar a Mario González, Vicente Aray “Camachito”,
Rigoberto Bolívar y muy recientemente a Nahir Zambrano que en el pasado San
Isidro triunfó en Las Ventas, cuando hubo el reconocimiento general de
aficionados y crítica por su destacada actuación a las órdenes del matador
Eduardo Gallo.
Curro Girón, que siendo figura del toreo bajó del caballo a un
picador, para colocarlo frente a las
empresas como su representante, tuvo siempre grandes figuras en su cuadrilla.
Fue Francisco Chávez “Chavito”, que como picador estuvo también con César, y
con Curro Girón logró encabezar dos estadísticas en el escalafón español, una
de ellas con más de ochenta corridas de toros. Ochenta y tres, para ser más
exactos.
Curro Girón, entre los cuatro o cinco toreros americanos más importantes de
la historia, logró un día anunciar en su cuadrilla a los picadores Vicente Aray
“Camachito” y Mario González, los banderilleros Ángel Luque Gago, Rafael Girón,
Carlos Saldaña y como Mozo de Estoques (en mayúsculas, por favor) Ángel Escobar
“Bola de Nieve”.
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