SAUDADES
Junio 16 del 2012
Tengo que reconocer que
escribo ésta nota desde la “saudade” de
torero de finales de los años 60, momento
que parecería ser la mejor época del toreo moderno. He recorrido en éste
tiempo todos los países taurinos, y en cada uno de ellos conocí personajes de todas los “pelambres” e ilustres
aficionados a la Fiesta de los Toros. Desde reyes, pintores, curas, cantaores, putas, escultores, periodistas, locos, poetas, políticos, notarios, maricones, militares, comerciantes, médicos, abogados,
mafiosos y hasta uno que otro “chorizo” camuflado.
Todos éstos personajes, presumo
por sus acciones, sentían el mismo romanticismo o pasión que desde niño sentí por el mundo del toro. Era
espléndido y reconfortante compartir los mismos gustos, Era un honor estar en casa
de Hernando Santos, o en casa de Fernando Botero, departir con Chopera o Balañá una copa de vino
mientras cantaba y bailaba la incombustible Lola Flores, disfrutar un tentadero en “Navalcaide” casa
del maestro Domingo Ortega con sus consejos propios de la experiencia, tomar asiento y tertuliar en “La Alemana” con el pintor Pepe Puente , escuchar las trapisondas de los Ochoa para importar ganado bravo, o comer una “arepaeguevo”, un jamón y un vino,
en la casa más humilde de cualquier pueblo o finca de cualquiera de
éstos admiradores del traje de luces y sus
hazañas. Era un honor ser amigo del
torero de moda.
Durante toda ésta época los
toreros ocupaban las primeras páginas de los diarios más importantes del mundo.
La sociedad en general les invitaba a sus fiestas y algunas veces éramos los “arlequines” o
monigotes dignos de mostrar en sus eventos, donde la foto era imprescindible para colgarla de
por vida en lugar privilegiado mientras
envejecía para terminar en el cuarto de los “chécheres”; otros aprovechaban dichas tertulias “los listillos” que nunca faltan, para hacer
sus limpios o sucios negocios o bien
fortalecer sus alianzas políticas donde lo que menos
favorecían era al pueblo que los había votado.
Durante estos cuarenta
años largos, los toreros fueron asiduos invitados de los medios de comunicación ya fuesen hablados o escritos, se percibía cierto
respeto y admiración a la profesión, por lo tanto la sociedad en buena medida era afecta a la figura del torero. Algunos como
“El Cordobés” fueron ídolo y emblema de todo un pueblo. Visitar amigos o vestirte de torero
en hoteles de la fama del Ritz de
Madrid, el Wellington, el Victoria, Alfonso XIII de Sevilla, el Colón, daban un halo de cosmopolismo, ser
padrino de bautismo del niño de turno en cualquier ciudad o pueblo era lógico, también
tocaba ser el amante de alguna mujer de cualquiera de los
mencionados, bien para disfrute de ambos
o para ponerle los cuernos al marido infiel, tarea consustancial al momento.
Los esfuerzos de la mayor
parte de los toreros que han triunfado
no están condensados en ninguna enciclopedia, mucho menos de los que se han
quedado en el camino; la profesión bien
entendida conlleva verdaderas privaciones y desvelos así como la escuela de
distintos valores éticos y morales a cambio en muchos casos de perder la familia desde niños pues nos metemos en
nuestro mundo y nos apartamos de los juegos que todo imberbe vive normalmente a esa edad. Entran los toreros a ser desde temprana
edad, hombres viejos, su relación diaria
pasa a ser con personas mayores
como el apoderado, el mozo de espadas o el banderillero; cualquiera de estos
personajes hace las veces de padre y hasta de madre si hace falta. Son los encargados de apartar al torerillo del mundanal ruido hasta que no llegue a ser figura, comenzará a vivir el mundo irreal de la Fiesta de los
Toros.
Digo irreal, puesto que
la realidad que percibo hoy día, a punto
de llevar el pelo blanco, es que la profesión de torero ha pasado a mejor vida,
los medios de comunicación solo comentan del tema para hacer ver que pasamos de
un espectáculo artístico- cultural a un
acto de “barbarie” donde poco mas o menos la descomposición social actual es culpa de la Fiesta de los Toros. No es broma,
ya solo es portada de los diarios, la cornada en el cuello o en la
boca de un torero, el accidente
automovilístico o la venta de la finca por falta de pago a los impuestos
de este o aquel hombre que se esforzó por
conseguir vivir una vejez tranquila y digna. El que menos con alguna cornada
grave bien en el cuerpo o de las otras, las del corazón o las más duras, las
del olvido.
¿Que ha fallado en todo
este cambio de actitud en la sociedad del siglo XXI para con la más bella de
las Fiestas? Los políticos, los maricas,
los comerciantes, etc. prefieren
hoy día otros espectáculos, algunos realmente violentos , en donde antes y después de cada
encuentro resultan afectadas las vidas de seres humanos, y el mobiliario de las
ciudades.
Algo ha fallado en todo
éste cambio de actitud de la sociedad
del siglo XXI para con la Fiesta y contra el rito mas puro y bello. Toda
actividad para que perdure y se mantenga viva,
debe tener una organización, un norte y un sur, parece que la Fiesta se
quedó en el sur, el norte fue buscando
la comodidad para las figuras, en el sur predominaron las políticas para el aficionado, los precios
altos , el toro cómodo y con poca casta , no se midió el gusto de los públicos, ¿quien dijo que
había que mantener por ejemplo la muerte
del toro hasta que le tocaran los tres avisos al torero?, si los espectadores
veían con horror el alargue de este acto, ha cambiar tocaba, ni que decir de la forma de picar. No se hizo.
Otra de las políticas
obsoletas, fue la poca inversión en mercadeo
y marketing, los taurinos fuimos alineados solo para
sacarle los “cuartos “a la profesión no para invertir en ella. Poquísimo
dinero se invirtió en fiestas taurinas y coloquios en los colegios y universidades, para fomentar y hacer nuevos aficionados, dándoles a conocer su rica historia, su basta cultura y sus valores.
Politiqueros catalanes, ecuatorianos y bogotanos, con olfato de esta falencias
encontraron en esta coyuntura un filón
importante para conseguir votos de esa
población que nunca se le explicó de que trataba el rito de la muerte del Toro en la Plaza, a los cuales no se les dijo o se les hizo ver de que la violencia estaba en el sistema bancario, en las guerras
por las riquezas del subsuelo, en la miseria que agobia o los inmigrantes, o si
hablamos de animales, no se les mostró
la violencia en la forma de producción masiva
que ejerce el hombre hacia las especies
de animales que comemos a diario. Muy distinto a la realidad y cría del Toro Bravo, que es tratado desde que
nace, con el más profundo respeto a su especie.
Solo queda esperar a que
la Ley que debe de estar por encima de los gustos personales, a favor de las
minorías y el respeto a la cultura de
ejemplo de que la Democracia es para
todos, lejos de las “alcaldadas”.
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