viernes, 25 de mayo de 2012

Silveti, lección de torería a Madrid

EL VITO

Un día, día que mi memoria no ubica en el calendario, pero que jamás podré olvidar, fue cuando un grupo de aficionados en Mérida le dio a David Silveti el trofeo “por su torería”. Había David lidiado una corrida de Los Aránguez” y los muy sensibles aficionados sintieron el impacto del rito en el ejercicio de su profesión desplegado por el gran torero.
Ayer, en la plaza de Las Ventas, su hijo Diego dio una lección de torería, de ritos y de rituales, que posiblemente los madrileños creían que un mexicano, un torero que fuera a confirmar su alternativa pudiera darle lecciones. Sobre todo de cómo deben hacerse las cosas.
Me refiero, amables lectores, al asunto de la montera y de los abrazos cuando se cambian los trastos entre padrino y ahijado, y en este San Isidro hemos tenido la oportunidad de ver varios actos de esta índole. El maestro entrega los trastos al toricantano, ambos se descubren de sus monteras y se abrazan. Es el ritual corriente, pero no fue así en la ortodoxia. Debemos recordar que la alternativa, que no es otra cosa que el permiso que otorga el maestro al subalterno para alternar en la lidia de los toros en una corrida lo corriente, pero no es así en la ortodoxia del toreo, la impuesta en los orígenes de las concesiones de la alternativa a los aprendices, banderilleros o novilleros.
Los maestros, época de Francisco Romero, José Cándido, Costillares, Pepe Hillo eran hombres que enseñaban –por eso lo de maestros- y cuando el banderillero o aprendiz estuvo en capacidad de matar un toro, previa la lidia de acuerdo a la tauromaquia del maestro le concedían el permiso – la alternativa – de alternar con el maestro. En esa época no se destocaba, no llevaban montera y sí la malla, pero más tarde los lidiadores al conceder alternativa no se destocaban y mucho menos abrazaban. Era cosa de hombres, yeso de los abrazos no entraba en la cabeza del que se jugaba la vida.
Todo esto es lo que con torería ha revalidado en su confirmación Diego Silveti, pues ni se desmonteró y tampoco abrazó. Un apretón de manos, respetuoso y sincero y sí se quitó la montera ante la autoridad para convalidar la autorización de matar al toro otorgada por su padrino de confirmación, Sebastián Castella.
La confirmación de la alternativa que en Gijón le otorgara el 12 de octubre de 2011 José Tomás, ocurre   25 años cuando su padre David lo hizo en Las Ventas. Diego vistió de alelí y oro con el traje de luces que tomó la alternativa,  en su presentación en Guadalajara y la ya histórica tarde de "Charro Cantor" de Los Encinos en la plaza  

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