EL VITO
Fue un día
intenso, pero lleno de ilusiones y esperanzas cuando llegó el ocaso. Al
amanecer vivimos la prueba a la que fuera sometido el novillero tachirense Jesús
Enrique Colombo en la Casa de Campo, sede de la Escuela Taurina "Marcial
Lalanda" de Madrid.
Dos
becerras, cada una para media
docena de aspirantes.
Desde un
joven con apariencia de experimentado, hasta nuestro representante que luce ser
el de menor edad entre los doce
concurrentes a la prueba dirigida por el catalán Joaquín Bernardó, aquel torero
que dejó escritas bellas páginas de arte en la Plaza México y en la Monumental
de Barcelona y que hoy dedica su tiempo a la enseñanza.
Fue la
actuación del novillero de San Cristóbal la más destacada entre los doce
torerillos que buscan en las aulas de la Casa de Campo el oficio necesario para
el ejercicio de la lidia de reses bravas.
Muy bien vestido Jesús Enrique, de negro
paño su calzona, le salió a una encastada burraca que había superado al primero
de los novilleros con el capote. Colombo toreó por chicuelinas en los medios de
la plaza y con la muleta estuvo muy decidido y efectivo. Sin complejos y mucha
determinación. Vendió todo lo que hizo, con el beneficio de la compenetración
de los asistentes a esta prueba.
Muchos
venezolanos, algunos residentes en Madrid, otros asistentes al II Encuentro
Iberoamericano del Círculo BIenvenida asistieron desde muy temprano a la prueba
del torero andino en Madris, prueba que aprueba y le abre las puertas de la
Escuela "Marcial Lalanda", donde estará este año como antesala al
inicio de su carrera profesional como novillero en España.
Junto a
Manuel García y César Omaña viajamos a Valladolid donde en una de las dos novilladas
que se celebran en la Feria San Pedro Regalado estaba anunciado el caraqueño
César Valencia. César, sobrinno de Bernardo, José Antonio y de Juanito, es el
más destacado entre los miembros de esta generación de los Valencia, entre
quienes están Sánchez Valencia y Christian, hijos de Bernardo y primos hermanos
de César, hijo de César Valencia radicado en Talavera de la Reina.
En la
novillada sin picadores -dos se celebraron en esta feria- se anunciaron alumnos
de las escuelas de Valladolid, Alicante,Granada, Huelva, Jerez y de Madrid. El
venezolano ha sido uno de los alumnos más destacados, supremacía que destacó
entre todos con su triunfo en la plaza de la calle Zorrila de Valladolid con un
triunfo de dos orejas, superando al granadino José Ángel Fuentes que nos dejó
una impresión sumamente grata por la finura de su expresión artística en el
ejercicio del toreo.
César
vistió de añil y azabache y antes de su novillo ya había dicho
"presente" con un gran quite por chicuelinas al astado
correspondiente al alumno de la Escuela de Trigueros de Huelva. Recibió el
venezolano al eral cerrado en tablas con una larga afarolada de rodillas,
suerte que le diera temprano acaloramiento a su faena. En banderillas el
venezolano estuvo, y así le vimos, muy deficiente. No porque no acertara con
los palos, sino por equivocar los terrenos para la ejecución de las suertes.
Muchi mejnor con la muleta, faena derechista de pases largos y templados al
novillo menos propicio de los seis que se lidiaron y que pertenecían la hierro
salmantino de Olga Jiménez Fernández. Valencia cortó dos orejas, fue el
triunfador de la tarde y nos anuncia que será en junio cuando comiencde el
rodaje de su profesión ya como novillero con picadores.
Como les
decía, fue un día largo, con un amanecer de ilusiones y un ocaso lleno de
esperanzas para el toreo venezolano.
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