martes, 20 de marzo de 2012

EDUARDO VERBO: ¿Todos contra El Juli?





¿Boicot o una simple cuestión monetaria? Todo el mundo se pregunta por qué Julián López ‘El Juli’ se ha quedado fuera del cartel de San Isidro. No es la primera vez que le ocurre algo parecido. El matador se enfrenta a un comienzo de temporada de extrema aridez, ya que tampoco estará en otras importantes ferias como Castellón, Valencia o Sevilla. Unas ausencias enmarcadas en un contexto de guerra con los empresarios de las plazas más relevantes del país por la creación del G-10, un grupo de presión formado por diez toreros y liderado por ‘El Juli’; un grupo que nació con la intención de forzar una negociación por los derechos de imagen de los mismos en las retransmisiones televisivas de las corridas de toros. Pero las intrigas no quedan ahí.

La lucha ha conseguido manchar de sangre a los propios integrantes de éste lobby torero, donde la unión entre todos ellos ha dado lugar a la desconfianza, ya que figuras como Manzanares, adalid en su día, pero uno de los primeros en descolgarse del denominado movimiento G-10, sí que han encontrado sitio en los carteles, mientras que otros no. ¿Está el mundo del toro en contra de Julián y de otros toreros como Perera y César Jiménez, que aunque torearán en Madrid se encuentran en circunstancias parecidas? ¿Es justa la soledad de estos matadores?
“Aquí no hay boicots que valgan. Todo es mentira. No hemos llegado a buen puerto con Julián López para que esté en la Feria de San Isidro de Madrid, porque no ha habido acuerdo económico. La ley de la oferta y la demanda funciona así. 'El Juli' pide una cantidad que no se adapta a la actual situación del sector y el empresario no tiene por qué pagar lo que el torero quiera”, afirma Simón Casas, empresario de la plaza de Valencia y socio de la de Madrid, en conversación con Vanitatis. “Si hemos contratado a Manzanares es porque fue el mayor triunfador de la temporada”, se excusa.
En cambio, Roberto Domínguez, apoderado de 'El Juli', ha contado: “Imagino que sí tendrá algo que ver el hecho de que forme parte del G-10. Julián ha cometido el pecado de reunirse con sus compañeros para ser dueño de su imagen. Él no se siente víctima de nada. Los empresarios ya habían amenazado en su día. Nos lo esperábamos como parte del guión”, cuenta. “Es paradójico. Ponen como excusa la crisis, que ha resultado beneficiosa para ellos. Julián no ha subido sus honorarios desde los últimos diez años. Ha dicho que no, aunque tampoco le compensa renunciar. Ha optado por la vía de la responsabilidad”.
A su vez, Fernando Cepeda, apoderado de Miguel Ángel Perera, que tampoco toreará en Castellón, Valencia y Sevilla, ha manifestado: “Sabemos todos, porque así nos lo han hecho saber algunos empresarios, que habría toreros que lo iban a pagar. Hay una razón clave en todo este conflicto: hay apoderados que son empresarios y otros que no lo son. Esa es la división que existe”, denuncia. Al parecer, el verdadero problema entre los toreros y empresarios surgió cuando los integrantes del G-10 impusieron el pago de los derechos de imagen a todos ellos, independientemente de que torearan o no.
"Es injusto lo que ocurre en casos como los de El Juli", afirma Enrique Ponce, que ha reducido su ritmo debido a presiones familiares, en conversación con Vanitatis. Unos se posicionan a favor del matador y otros en contra. Unos piensan que está siendo víctima de un boicot por parte de los empresarios y otros que el boicot lo está intentando fraguar él, no toreando para poner a prueba a dichos empresarios, que sin figuras como él tienen más difícil llenar las plazas. El mundo del toro está dividido. La guerra no ha hecho más que empezar.

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