
Guillermo Rodríguez, Tendido 7.No son tiempos de bonanza para los toros y aunque nos invade el optimismo no podemos cejar en el empeño de promover los altos valores e la tauromaquia, divulgarla y plantear con franqueza , con respeto, eso por delante, nuestros argumentos frente a hipótesis, argucias, y actos picarescos de los animalistas. En fin, que Carranza prohibió las corridas en todo el país, y una turba de aficionados se manifestaba todos los domingos en su casa de la esquina de Río Lerma con Río Sena -hoy su museo-, pero el Varón de Cuatro Ciénagas ni los pelaba. Mantuvo el veto todo el tiempo que estuvo en el poder: tres años como Primer Jefe, dos como Presidente Constitucional. En 1920, debido a la Revolución de Agua Prieta -encabezada por Obregón y Calles- abandonó la capital con la intención de irse a Veracruz y gobernar desde allá, como lo había hecho durante la guerra con Villa. En el trayecto lo asesinaron, dando origen a la famosa cuarteta:
Si vas a Tlaxcalaltongo,
procura ponerte chango,
pues allá al Barbastenango,
le sacaron el Mondongo.
Ni que decir hay que el sucesor de Carranza, Adolfo de la Huerta, inmediatamente levantó el embargo taurino. Por sí las moscas.
Así que si a los niños verdes no les importa que otra vez se arme la bola y, Dios no lo quiera, algún taurófilo -como se dice lo era el teniente coronel Herminio Márquez, que fue quien le dio el tiro de gracia al Presidente, cometa una locura .
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